Cecilia Paredes es la rectora de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) y, aunque parece una frase hecha, marcó un hito en la universidad pública número uno en Ecuador al convertirse en la primera mujer en el cargo. Estudió Ingeniería Mecánica y logró el doble de títulos, como le pidió su padre, para ser reconocida en una carrera que era para hombres. Tiene una maestría y doctorado en Ciencias e Ingeniería de Materiales en Rutgers University y fundó el Centro de Investigación y Desarrollo en Nanotecnología. Lidera la formación de una generación global, agentes de cambio, con habilidades y competencias en una era de la inteligencia artificial.
Este 2024, en la lista de metas de año nuevo, en lugar de escribir 'quiero bajar 20 libras', escribió 'quiero sentirme saludable'. En lugar de decir voy a hacer tales cosas, decidió escoger lo que la hace feliz. Como le encanta la música, quiere bailar cada semana con su esposo; como le gusta el canto, tomará sus primeras clases; como le gusta el básquetbol, jugará cada semana. Así armó su lista de promesas y también se preguntó ¿por qué he tardado tres años en tomar la decisión de inscribirme en un curso de canto? Se miró al espejo y dijo: Porque ya no me interesa lo que la gente piense de mí.
Cecilia Paredes (51 años) compartió una de sus entrevistas más personales. La rectora de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) habla de lo que la inspira, su filosofía, su lucha por la equidad, los esfuerzos por formar a una generación global y a jóvenes agentes de cambio, los errores, el liderazgo, y también de su etapa menopáusica. Sin ninguna vergüenza, como dice, para destacar las diferencias básicas entre un líder hombre y una líder mujer, que va desde la vestimenta hasta la capacidad de expresarse sobre cómo se siente. Hoy en el Consejo Politécnico digo: 'Tengo calor ¿o es mi menopausia o es el aire acondicionado?'. Muchos se sonríen, no la entienden, pero esas son algunas de las consecuencias del partido intenso que juegan las hormonas en las mujeres.
Estudió Ingeniería Mecánica en la Espol, pese a los deseos de su padre, que quería verla en Computación, ya que en esa época era una carrera de hombres. Pero la inspiración fue él, quien tenía esa profesión y una pequeña empresa de servicios navieros. Le tuvo que demostrar que estaba decidida. Así que le tocó soldar y meterse en grandes tubos de barcos, junto a otros obreros, luego la terminó contratando. Pero le hizo la advertencia: Necesitas el doble de las cosas para que te reconozcan igual, el doble del esfuerzo, el doble de los títulos, porque vives en un mundo de hombres. Una de sus primeras mentoras en la Espol fue Margarita Tchistyakova, una ingeniera mecánica de origen ruso. Ella impulsó su carrera y la convirtió en su ayudante de cátedra.
Está convencida de que la presencia y la participación de la mujer en los ámbitos científicos y tecnológicos es vital para vivir mejor, así de simple, parafraseando al filósofo español Fernando Savater, uno de sus autores preferidos, cuando define la filosofía. Para vivir mejor tú debes tener esta equidad de la decisión; cuando encuentras a la mayoría de hombres tomando las decisiones, diciendo qué hacer, cómo hacerlo, no estás viviendo mejor, porque definitivamente estás dejando de lado la visión de la mujer. Tampoco es que se va a vivir mejor si tengo el 90 % de las decisiones tomadas por mujeres, ese no es mi espacio, es cómo construimos, hombres y mujeres al unísono, en discusiones, con mis visiones, con mis bagajes, a partir de mis diferencias, tengo un problema y cómo construyo con el hombre la solución, señala.
Graduada de Ingeniería Mecánica, hizo una maestría y doctorado en Ciencias e Ingeniería de Materiales en Rutgers University, en Estados Unidos, a través de una beca de la Usaid. Retornó al país en 2001 para comenzar como profesora-investigadora en la Espol. También se había casado con un gringuito, pero no resultó la relación. Años después, durante un vuelo, conoció a su actual esposo, un boricua, con quien tiene dos hijos, Juan Francisco (14) y Mía (12).
Este es su segundo periodo como rectora de la Espol, la universidad pública número uno de Ecuador, que se ubica en el puesto 60 en América Latina y el Caribe, en el ranking de la compañía británica Quacquarelli Symonds, publicado en septiembre de 2023. Fue reelegida para el periodo 2022-2027, luego de convertirse en la primera mujer en el cargo.
Antes de ser rectora fue subdecana de la Facultad de Ingeniería en Mecánica y Ciencias de la Producción; directora y fundadora del Centro de Investigación y Desarrollo en Nanotecnología; directora del Laboratorio de Ensayos de Materiales, y vicerrectora académica. Cuenta con un diplomado de Innovación de Tecnología y Negocios, de la Escuela de Negocios, Innovación y Liderazgo (Espae) y la Universidad de Texas, y, en diciembre de 2023, obtuvo un diplomado internacional de Desarrollo de Habilidades para Mujeres Directivas, de la Espae.
Uno de sus objetivos es transformar vidas. Por eso creó Dona Futuro, un programa de filantropía social, que atiende a estudiantes en situación de vulnerabilidad, recibe fondos y se administra a través de un fideicomiso independiente. En 2019 de los 8.227 alumnos, el 10 % estaba en condiciones vulnerables, pero en 2022 aumentó a 35 %, tras la pandemia. El programa arrancó en septiembre de 2021 y las primeras becas se entregaron en 2022. Hasta ahora se han beneficiado 49 alumnos.
¿Cuáles son las principales diferencias entre el maestro que la formó en la Espol y el actual?
Es tal vez la forma en que desarrollamos el conocimiento y las habilidades que nos preocupamos para desarrollar. Para mí, enseñar a un chico o chica Ciencias de Materiales es fácil, porque enseño conocimiento, pero si quiero que sean agentes de cambio, debo entender que deben tener habilidades y competencias, para que sean la primera opción de empleadores y crear valor. Supone también otras habilidades: liderazgo, trabajo en equipo y empatía, para generar los cambios que la sociedad necesita. El profesor no solo tiene que enseñar conocimientos, sino enseñar a desarrollar habilidades y sin ellas no va a poder ser exitoso, y aspiramos a que sean felices haciendo lo que les gusta y comunicándose en español o en inglés.
¿Cuál es la generación que está formando?
La generación global, que va a poder hacer cambios en el mundo, que debe tener habilidades digitales, que está viviendo en la era de la inteligencia artificial. Entonces, ¿cómo los preparamos para ese trabajo del presente y del futuro que todavía no está muy claro? Tenemos un 60 % de estudian[1]tes que viene de los quintiles más bajos, con una desventaja muy grande, que nunca ni siquiera han salido de Guayaquil o vienen de otras provincias, y es la primera oportunidad por[1]que llegan a la Espol. Hay el caso de un chico, Alexander Palma, de Jujan para el mundo. Encontró un profesor que fue su mentor y guía, ganó una beca y está estudiando un posgrado en Paris-Saclay University, la mejor universidad de Europa en Matemática.
¿Ejerció la Ingeniería Mecánica?
Estudié Ingeniería Mecánica y ejercí con mi papá, pero luego me fui a estudiar Ingeniería de Materiales y trabajé un año en la universidad con mi advisor, teníamos un proyecto con una empresa, un joint venture con Mitsubishi y otra empresa japonesa, de unos catalizadores en los carros nuevos. Como me fui becada, tenía que regresar al país y le escribí a la Es[1]pol para ver si tenía oportunidad de regresar, me iba a quedar en Estados Unidos, ya que estaba casada con un gringuito en esa época.
¿Qué edad tenía?
Tenía 29 años, me casé a los 28. Le dije al rector: Voy a regresar al país y me interesa regresar a la universidad. Me dieron una oportunidad y comencé a trabajar el 2 de mayo de 2001, como profesora contratada con factura.
¿Así comenzó su camino en la Espol?
A finales de 2001 me invitaron a presentar unas propuestas para unos fondos de investigación con las universidades flamencas en Bélgica…
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