Jueves por la tarde. Feriado de Carnaval. Febrero 2022. “Ting, ting, ting… Ting, ting, ting, ting, ting…” Juan Chereminiano estaba en viaje a la costa, en plan de escapada familiar, cuando las notificaciones en su celular empezaron a sonar una detrás de otra. Sin parar. Cientos de mensajes en apenas segundos. Algo inquieto, Chereminiano redujo la velocidad de su auto, frenó y se hizo a un costado en la ruta para ver qué pasaba. El susto inicial se disipó de inmediato. Algunos medios habían publicado la noticia de que Bosque Alta Montaña había ganado el premio al mejor gin del mundo en los World Gin Awards, el certamen internacional más importante en el rubro que se realiza todos los años en Inglaterra.
“Todo fue una locura. Cuando llegué a la costa revisé la casilla de mails y tenía 1600 correos en la bandeja de entrada. En nuestro e-commerce, que recibía unas 15 0 20 visitas por mes, de repente había casi 1000 órdenes de compra. Estuve recibiendo pedidos todo el fin de semana largo, y después estuvimos más de 40 días armando cajas. No descansé nada y en la familia casi me matan”, recuerda entre risas Chereminiano, uno de los fundadores de la destilería Bosque Craft Gin, una firma que nació en 2019 y ahora tiene chances, por segunda vez consecutiva, de alzar la copa y ganar el bicampeonato con su nuevo ejemplar, Bosque Nativo.
Hace pocos días, en la última edición de los World Gin Award, el jurado le otorgó el mayor puntaje en la Argentina a Bosque Nativo, que al igual que todos sus destilados se produce a partir de enebro salvaje de la Patagonia, un producto que es cosechado por micro productores de El Bolsón, en Río Negro, y Lago Puelo, en Chubut.
Con notas de cata que lo describen como un gin cítrico en nariz, suave en boca y con un 42% de graduación alcohólica, Nativo se adjudicó la medalla “Best of Country”; el mismo camino que realizó su antecesor Alta Montaña el año pasado, y que luego del galardón nacional finalmente se llevó el oro como el “Mejor Gin Contemporáneo 2022”. A secas, el mejor gin del mundo.
Ahora van por la defensa del título. Una vez más, la marca local va a competir con destilados de otros 40 países por el máximo r econocimiento. Chereminiano y sus socios están ansiosos: “Sería loco un bicampeonato”, se entusiasma el emprendedor, de 38 años, y precisa que el resultado se conocerá el próximo 23 de febrero.
Amigos y socios
Con una experiencia exitosa en sus legajos desde que se aventuraron a comprar un bar irlandés que estaba por cerrar, en 2010, que luego se transformó en la cadena de cervecerías Temple -hoy con 40 locales y otras 15 nuevas aperturas proyectadas para este primer semestre del año- Juan Chereminiano, Facundo Imas Anania, Bruno Anania y Juan Nielsen apostaron ahora por el gin. Arrancaron en 2019 con unas mil botellas. Hoy producen unas 60.000 botellas mensuales, y exportan a más de una docena de países. Como una coincidencia auspiciosa del destino (de la que Chereminiano se ríe al darse cuenta y confirmar el dato) las dos firmas arrancaron con una inversión inicial de 30.000 dólares.
Actualmente, Temple factura 10,5 millones de dólares al año, mientras que Bosque Craft Gin, entre ventas directas, distribución y exportaciones, cerró 2022 en 2,5 millones de dólares.
Además de apostar por un producto premium de alcance internacional, Chereminiano refuerza el trabajo que la marca hace en conjunto con la ONG ReforestArg. Desde hace casi dos años, los cuatro socios decidieron colaborar con la reforestación del bosque nativo patagónico, y en función de ese propósito destinan un porcentaje de cada botella que se vende.
- ¿Cómo nació la idea de tener una marca de Gin?
-Siempre nos gustó el gintonic, es una bebida que consumíamos regularmente. Pero decidimos analizarlo comercialmente a partir de lo que fuimos percibiendo del mercado. En 2018, ya con más de 10 locales de Temple en marcha, empezamos a ver que el consumo de gin venía en aumento, relegando al Fernet y posicionándose en el top 10 de bebidas elegidas por el consumidor. Sumado a esto, veíamos las tendencias globales sobre el aumento de consumo de Spirits Craft, principalmente en Estados Unidos y Europa. En un momento dado, nos dimos cuenta que comprábamos a una marca importada unas mil botellas mensuales de gin. Ahí creo que hicimos el click. Nos gusta crear marcas, sobre todo marcas premium, que el consumidor valore. Entonces decidimos ir por esta nueva categoría. La pensamos desde el momento cero como una marca para el mundo.
-De origen patagónico. ¿Cómo es trabajar con enebros salvajes y con microproductores?
-Nos anclamos en la Patagonia porque además de estar vinculados emocionalmente con el lugar, sentíamos que es una marca país que genera un aspiracional increíble en todo público extranjero. Es muy potente. Investigando y profundizando sobre nuestra receta, encontramos que en el Sur, en la zona cordillerana, crece un enebro salvaje de altísima calidad pero poco explotado hasta el momento.
La producción de enebro en Argentina no estaba considerada una industria en sí. No estaba planificada ni tecnificada. Entonces decidimos comenzar a trabajar con pequeños productores de las zonas de El Bolsón y Lago Puelo para poder llegar a las cantidades que necesitábamos.
En estos tres años fuimos trabajando codo a codo con muchos de ellos. Nos motiva el hecho de generar impacto social y económico con algo tan básico como decidir a quién comprar un insumo. Hasta hicimos un mini documental con un director de cine del Sur. Muchos de ellos cosechaban el enebro y se lo vendían a intermediarios que hacían el procesado y vendían al consumidor final. Nosotros, en cambio, comenzamos a capacitarlos en el seleccionado, desapalillado, secado y empaquetado, para poder pagarles a ellos un precio más justo y así, de esta forma, puedan vender un producto de valor agregado.
-¿Qué impacto tuvo esa capacitación en los productores locales?
-Para que dimensionen la diferencia entre una forma y otra, con la compra que les hicimos de la segunda cosecha, planificando juntos y procesando ellos mismos el producto, se compraron su primera lancha que les permitió independizarse y transportarse desde su poblado hasta la ciudad más cercana. Algo que era impensado para ellos. Esas historias de impacto son las que nos motivan a hacer lo que hacemos con Bosque.
-¿Se puede tener un producto 100% artesanal y exportar a una decena de países?
-Sin dudas. La clave es no perder el eje de la calidad y los procesos. Estar en los detalles como el primer día. La artesanalidad va más allá de automatizar o no un proceso, o aumentar los volúmenes de producción. Tiene más que ver con ser sincero con el origen de los insumos, de respetar los tiempos que un producto de calidad requiere, con estar en los detalles, con generar impacto real desde la marca, con tener un propósito. Eso es ser Bosque Craft Gin. Ser tangible, perceptible, ser real.
-¿Qué diferencias hay entre Bosque Nativo y Bosque Alta Montaña?
-A nivel organoléptico, Nativo es cítrico en nariz y más suave en boca. Alta Montaña tiene aromas más florales, está más presente el enebro y en boca es más sedoso, cremoso. Además, difieren en la graduación: Nativo tiene 42% y Alta Montaña, 53%. La mayor presencia de alcohol genera otra volatilidad de aromas, abre otros perfiles de los aceites que desprenden los botánicos en la maceración.
-¿Contra quiénes compiten por la medalla "Mejor Gin Contemporáneo del Mundo"?
-Los World Gin Awards son como el mundial del gin. Allí participan destilados de más de 100 países en distintas categorías. Primero, evalúan a cada producto en sí mismo, si pasan un puntaje obtienen una medalla determinada. Luego, el mejor gin de cada país compite para ser el mejor del mundo. Alta Montaña obtuvo el mejor puntaje de todos y fue elegido el mejor del mundo el año pasado. Ahora, Nativo ya obtuvo el mejor puntaje de Argentina y compite por el mejor del mundo de 2023.
Sería increíble un bicampeonato. Creo que es inédito incluso.
-¿Cuál fue la inversión inicial de Bosque y cómo creció el negocio?
-Fue algo así como 30.000 dólares. Procesos, receta, branding, compras iniciales. Comenzamos muy de a poco, con pocas botellas por mes.
Comenzamos en julio de 2019, vendiendo solo en cadenas de on premise, unas 1000/1500 botellas al mes. Nos agarró la pandemia y nos obligó a salir a colocar nuestro producto a través de distribuidores regionales y el e-commerce. Allí, sorprendentemente, pasamos a 4000 botellas mensuales. Para fin de 2020 ya estábamos en 7000 unidades. En 2021, comenzamos a exportar y, además, cerramos una alianza de distribución para Argentina con ABInbev. Obtuvimos unas 26 medallas en diferentes competencias, en 2022, y eso nos abrió muchos mercados. Hoy estamos produciendo y vendiendo entre 50.000 y 60.000 botellas mensuales.
Exportando a Suiza, Italia, Dinamarca, Chile, Uruguay, Paraguay, Canadá, Japón, Bélgica con acuerdos allí para distribución. En negociaciones con Perú, Colombia, Ecuador, España, Inglaterra, Brasil, Costa Rica, México, entre otras. En 2023, nuestro foco estará puesto en el desarrollo de mercados del exterior.
-¿Cómo cerró en términos de facturación el año pasado?
-Entre ventas directas, distribución a través de Ab Inbev y exportaciones, el 2022 cerró en 2,5 millones de dólares.
¿Es más rentable el gin o la cerveza?
-Depende siempre del posicionamiento. En nuestro caso tenemos márgenes parecidos, pero porque en ambos casos tenemos productos premium o super premium. Pensar y crear productos de alta gama te da, por un lado, mayor margen y rentabilidad, pero también requiere que parte de ese margen se invierta en acciones de posicionamiento de mayor calidad. Nosotros nos sentimos cómodos construyendo una marca con presupuesto. Preferimos jugar ese juego antes que el del volumen y bajo margen. En Argentina, además, este último es un juego peligroso, difícil de escalar cuando competís contra marcas globales.
-¿Se puede crecer sin exportar?
-Se puede, seguro. Nosotros con Temple no exportamos y hemos crecido mucho y nos hemos mantenido quince años, que no es poco en Argentina. Pero hoy nos motiva pensar los productos con proyección global, nos gusta eso.
-¿Qué incidencia tienen los premios que ganaron en lo comercial?
-Mucho. No se podría cuantificar, pero es una variable importante. Hoy es una credencial de calidad que pesa al momento de la venta. Valida lo que hay dentro de la botella. Obviamente, el líquido debe poder defenderse solo, pero para la fuerza de venta, como carta de presentación, allana gran parte del trabajo. Quizás, alguien que recibe muchas propuestas de gin y no está tan permeable a escuchar todo, te da lugar si ve que llegas con este premio. Bosque lleva más de 30 medallas en todo el mundo en los últimos dos años. Sin dudas influye.
-Una botella, un árbol. Cuál es el objetivo de las misiones de reforestación?
-Más que un objetivo, para nosotros es un propósito. Bosque es una marca que nació con propósitos de triple impacto: social, económico y ambiental. Nuestra misión es de largo plazo. Sentimos la necesidad de cuidar el planeta donde habitamos y de donde extraemos recursos para vivir. Creemos que la mejor forma es siendo protagonistas activos. No sólo destinamos recursos económicos, sino que también somos parte de las misiones de regeneración de bosques y dedicamos nuestro tiempo en la planificación estratégica de las mismas a través de ReforestArg, la ONG que más ha crecido en los últimos años en la región.
-¿Cuánto cuesta una botella en el mercado?
-Bosque Nativo está en la categoría de precios en góndola de Tanqueray/Bombay, entre 18-22 dólares dependiendo del país. Bosque Alta Montaña en la categoría de Hendrix, entre 27-30 dólares.
-En una reunión con amigos: ¿Gin o cerveza?
-Me encantan ambos, aunque últimamente estoy tomando más gin. Un buen Martini con Alta Montaña.