Después de unos 40 minutos de viaje en lancha, desde la embarcación se observa una extensa planicie, con un cerramiento de caña guadua donde el mar golpea. Adentro es una zona de arena donde están plantados pequeños propágulos y plantitas de manglar. La marea las baña y luego deja al descubierto las filas interminables de lo que puede llamarse 'bebés' de mangle.
Es el proyecto Aquaforest, una iniciativa pionera en Ecuador a través de la reutilización circular de sedimentos dragados del canal de acceso marítimo a Guayaquil para crear un hábitat de manglares desde cero. En las imágenes con dron, aparece en toda su extensión la isla de 50 hectáreas de forma rectangular.
Para formar la isla se utilizaron unos 500.000 metros cúbicos (m3) de sedimentos, que fueron colocados a través de técnicas de ecoingeniería en uno de los bajos intermareales o bancos de arena que fue identificado en la zona. Se elevó el nivel en un metro y medio para adecuar el terreno para una forestación asistida de manglares.
La isla de Aquaforest está ubicada en una llanura mareal del delta del río Guayas, a 15 kilómetros al noroeste de Posorja. Es parte del área protegida Refugio de Vida Silvestre Manglares El Morro, una parroquia rural de Guayaquil, y un punto turístico en la zona costera.
Para llegar, hay que tomar las embarcaciones en el muelle de Puerto El Morro, donde el viernes 8 de noviembre de 2024 se realizó la presentación del proyecto a la comunidad, organizaciones aliadas y entidades públicas. Luego comenzó el recorrido para conocer esta isla, única en el país construida con intervención humana para crear vida natural.
La iniciativa surgió a raíz de los trabajos de profundización del canal de acceso a Guayaquil, un contrato de concesión adjudicado a Jan De Nul Group, una empresa de origen belga, a finales de 2018. Desde el inicio del dragado, en 2019, se identificaron varios bancos de arena o sedimentos, que se estaban formando en el canal marítimo.
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"Es un proyecto diferente, es innovador. Consiste en la combinación de una técnica convencional que aplicamos, que es el dragado, con una forestación asistida en el área que adecuamos, donde depositamos el sedimento que sacamos del canal de acceso de Guayaquil", explica Dominic De Prins, director de Proyectos para Jan De Nul Group en Ecuador.
El proyecto comenzó con una idea que parecía descabellada: elevar el nivel de estas zonas reutilizando los sedimentos del dragado para crear ecosistemas de manglar.
Lo que se usó en la isla, 500.000 m3 de sedimentos, es mínimo en relación con los 40 millones de m3 de sedimentos que se han extraído desde que arrancaron con el dragado del canal marítimo, una vez que el Municipio de Guayaquil adjudicó el contrato de concesión por 25 años.
La parte innovadora de Aquaforest no es el dragado, ni el relleno de playas o reutilizar el sedimento. De Prins dice que lo innovador es combinar esas técnicas y la ecoingeniería, que sí es nueva, para estudiar y usar las mejores condiciones para ayudar a la naturaleza para que la forestación asistida sea más eficiente, sostenible y autónoma en el tiempo. Sin la intervención humana en el futuro.
En un video se observa la evolución que tendría la isla de manglares en dos a tres años y entre cinco a diez años. Los planes son que se tupa completamente con árboles de mangle y que se parezca a la isla Moquiñaña, ubicada al frente de la Isla Puná, dice Yaliza García, ingeniera ambiental de Jan De Nul Group Ecuador. La expectativa también es que se convierta en un sitio de atracción para turistas que quieran conocer el ecosistema de manglares de El Morro.
Antes de arrancar, se realizaron investigaciones y análisis sobre la viabilidad del proyecto. Se tomaron dos años para estudios sobre tipo de manglar, calidad de sedimentos, batimetría, condiciones hidrodinámicas alrededor de la isla. Como el canal marítimo se ubica cerca, también se estudió si podría existir un impacto en la navegación a largo plazo, y se concluyó que no generará ninguna alteración en el entorno.
El proyecto obtuvo la aprobación de los permisos ambientales y de autoridades marítimas. Entre junio y septiembre de 2024 se realizó la fase de construcción. Eso incluyó dragados, vertidos del sedimento, recuperación, construcción de muro semipermeable de caña guadua, de 1,5 kilómetros de longitud.
En octubre arrancó la forestación asistida con comunidades locales y actualmente se cumple la fase de seguimiento y monitoreo del ecosistema de manglares, a través de proyectos de investigación científica. El proyecto incluye campañas de información y capacitación a las comunidades locales.
Laboratorio viviente
Uno de los objetivos de Aquaforest es desarrollar un plan de restauración de manglares que se pueda replicar en la región y en otras regiones a escala global. El proyecto logró reunir a empresas privadas, entidades públicas, organizaciones internacionales y comunidades locales. Jan De Nul Group coordina y ejecuta el proyecto junto con South Pole, Matis Consulting, Hades, Espol, Universidad de Amberes, la Vrije Universiteit Brussel (VUB), de Bélgica, y la Fundación Calisur. También cuenta con el apoyo del Municipio de Guayaquil y del Ministerio de Ambiente y Transición Ecológica.
El proyecto es financiado por el Gobierno de Flandes (Flanders International Climate Action Programme) con una inversión que asciende a US$ 2,5 millones. Además, cada socio aporta fondos, por lo tanto, el presupuesto total aumenta. Durante la fase de construcción se generaron 48 plazas de trabajo de forma temporal.
Los manglares se consideran importantes sumideros de carbono y pueden retener hasta cuatro veces más carbono por hectárea que las selvas tropicales, según el proyecto. También sirven de filtros de agua a través de sus sistemas de raíces; son un punto de biodiversidad y protegen las costas de la erosión.
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Aquaforest es un "laboratorio viviente", señala Andrea Reyes, profesora adjunta de Biología de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), una de las entidades socias del proyecto. "Nos va a permitir observar todo el proceso de colonización desde los microorganismos que se necesitan para el ecosistema de manglar, cómo se va colonizando desde los micro y macro vertebrados que van llegando, y también la forestación de las distintas especies de manglar".
Destaca que Aquaforest es una excelente oportunidad para la academia para hacer seguimiento del proyecto para futuros programas de forestación. "Podemos determinar si es necesario forestar todas las áreas o simplemente asistir a la naturaleza, plantar ciertas zonas, y luego dejar que la naturaleza siga su curso".
Mangle rojo, blanco y negro
Yaliza García, ingeniera ambiental de Jan De Nul Group Ecuador, explica que cuando comenzaron la construcción se dieron cuenta de que los propágulos de mangle llegaban solos a la isla. Así que sembraron propágulos para darle un poco de restauración natural.
En las orillas de la isla se sembró una fila de propágulos y plantas de mangle rojo que permite colonizar el mangle negro y blanco. Es decir que el rojo sirve de atracción para las otras especies.
Se han sembrado 10.000 propágulos y 12.000 plantas de mangle en la primera fase. Y se calcula que sobrevivan 5.000 y 8.000, respectivamente.
La idea es hacer una forestación asistida, no 100% artificial, sino ayudar a la naturaleza, y también se dejaron áreas para que el manglar se propague. (I)