Muchas personas acuden a terapia preocupadas por ser demasiado olvidadizas. Pueden decir cosas como:
- "Tengo problemas para recordar fechas, como cumpleaños, aniversarios o citas. Siento que defraudo a la gente o que me pierdo cosas".
- A menudo olvido dónde puse las llaves, la cartera, el teléfono o las gafas. Pierdo mucho tiempo buscándolos y a veces llego tarde al trabajo o a otras obligaciones.
- "Siempre olvido los nombres de las personas, aunque las acabe de conocer. Es muy embarazoso y frustrante".
Si coincidís con estas afirmaciones, podes estar seguro de que no hay nada de qué preocuparse. Todos somos olvidadizos de vez en cuando, sobre todo cuando se trata de tareas rutinarias o mundanas o de información.
Nuestro cerebro procesa constantemente una gran cantidad de información, y a veces se nos escapan detalles menos importantes. Esto no indica necesariamente un problema de memoria o de capacidad cognitiva.
Además, contrariamente a la creencia popular, no olvidamos las cosas porque "tenemos el cerebro lleno". Tu cerebro es una compleja interacción de señales eléctricas, músculos y neuronas, mucho más intrincada y dinámica que algo como tu teléfono, que viene con una cantidad finita de almacenamiento.
De hecho, las nuevas pruebas de un estudio publicado en Nature sugieren que olvidar puede ser en realidad una característica del cerebro, no un error.
El olvido favorece el aprendizaje al permitirnos adaptarnos a un entorno cambiante
Cuando científicos del Trinity College de Dublín y de la Universidad de Toronto se reunieron para estudiar el fenómeno del olvido, descubrieron una nueva teoría que sugiere que el olvido no es sólo un proceso pasivo, sino un mecanismo activo que funciona constantemente en el cerebro.
Nuestros recuerdos se almacenan en "células engramas", que son grupos de neuronas especializadas que se activan en respuesta a una señal ambiental. Por ejemplo, cuando olemos el perfume que solía llevar nuestra ex pareja, se activan ciertos grupos de células en nuestro cerebro y nos invaden recuerdos asociados a la relación.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y establecemos nuevas relaciones románticas con personas que tienen preferencias diferentes en cuanto a fragancias, nuestro cerebro crea nuevas células engramas para almacenar información más relevante para nuestra situación actual.
Como resultado, cuando volvemos a sentir el olor del perfume de nuestra ex pareja, después de un lapso de tiempo considerable, es menos probable que se active el grupo original de células, haciendo que "olvidemos" el recuerdo.
Esto no significa que el recuerdo haya desaparecido, sino que ya no es tan fácilmente accesible porque ya no es tan relevante para nuestras circunstancias actuales.
Como el recuerdo en sí no se pierde, los autores del estudio son optimistas sobre la posibilidad de invertir el proceso de olvido natural. Sin embargo, el estudio también analizó el mecanismo del olvido en ciertas patologías como la enfermedad de Alzheimer, donde los resultados no fueron tan prometedores.
El estudio descubrió que, en el caso de las patologías, los mecanismos naturales de olvido en juego son secuestrados por la enfermedad. Esto hace que las células engramas sean muy inaccesibles y, por tanto, conduce a un estado más o menos permanente de pérdida de memoria.
Conclusión
El cerebro es una extraordinaria proeza de la neuroquímica, con una capacidad de almacenamiento de información prácticamente ilimitada. Aunque es natural olvidar ocasionalmente pequeños detalles debido a la ingente cantidad de datos que el cerebro procesa cada segundo, hay formas de mitigar esta situación.
Si a menudo se te olvidan las llaves de casa o alguna fecha importante, considere la posibilidad de utilizar una aplicación de recordatorio en su teléfono para no perder de vista esos detalles. Esto permite a tu cerebro centrarse en tareas más importantes, como aprender y procesar nuevas habilidades o información.
*Con información de Forbes US