En 2014 solo el 20 % de las personas que tenían un plan de telefonía celular utilizaba un smartphone o teléfono inteligente. En ese mismo año tres emprendedores cuencanos desarrollaban una idea que sonaba a misión imposible: permitir pagos y cobros mediante un teléfono móvil. Carlos Ugalde, Juan Diego Vázquez y Pedro Jerves daban los primeros pasos de una iniciativa de base tecnológica que hoy está consolidada y en expansión.
Era un tiempo de aceleración en las telecomunicaciones a escala global, aunque hablar de startups o de fintechs no era común en el mercado ecuatoriano. Los tres emprendedores estudiaron ingeniería de sistemas, desarrollaron aplicaciones para tiendas digitales e intuían que la gente, en un futuro cercano, iba a querer utilizar sus teléfonos móviles como un medio de pago. Así que se pusieron manos a la obra y empezaron a desarrollar la primera versión de PayPhone, la aplicación de pagos a la que Ugalde, hoy ya fuera de la fintech, califica como un Mercedes Benz, una aplicación de lujo muy bien desarrollada y que cuida todos los detalles.
En esos días Ugalde trabajaba para una empresa tecnológica de uno de los grupos económicos más grandes del país y tenía acceso a gente pesada. Con espíritu emprendedor se acercó a uno de los altos mandos del grupo para contarle su idea. El objetivo de Ugalde era contar con un inversionista para su emprendimiento. Este empresario se interesó por la idea y, en lugar de invertir, puso a los emprendedores en contacto con una institución financiera internacional. Las cosas pintaban bien, por lo que Ugalde, Jerves y Vázquez viajaron a Miami, EE.UU., para presentar formalmente su propuesta de pagos. Allí tuvieron un primer obstáculo: para ser parte de los servicios financieros, PayPhone tenía la obligación de contar con una certificación PCI, que se entrega solo a instituciones financieras y que tenía un valor que los emprendedores no podían cubrir.
El desarrollo de la app se frenó, pero no las ganas de estos tres ingenieros de sistemas que sabían que su idea tenía futuro. De regreso al Ecuador, el grupo económico para el que trabajaba Ugalde intentó comprar la naciente aplicación, pero no hubo un acuerdo.
En 2015, la startup tuvo un nuevo acercamiento con los poderosos del sector financiero. Durante 10 meses, el equipo trabajó con una de las tarjetas de crédito más cotizadas del país
desarrollando una solución de pagos digitales. Ugalde recuerda que alguien le advirtió que no se metiera con los leones. La institución financiera también quiso quedarse con la idea a cambio de una importante suma de dinero, pero con los socios decidimos no vender. Si nos querían pagar tanto y sin estar desarrollada al 100%, vimos que PayPhone podía valer más en el futuro, cuenta a Forbes y añade que esa decisión provocó que la tarjeta de crédito se convirtiera en un rival en el camino.
Ugalde, Vázquez y Jerves persistieron, sabían que tenían algo importante. En ese momento se cruzó en el camino Juan José Espinoza, amigo de Ugalde, quien tenía algunas inquietudes en el tema de pagos digitales. Específicamente, Espinoza no entendía por qué se podía pagar en línea por un producto a una tienda de ropa que estaba a miles de kilómetros del Ecuador y no podía hacer lo mismo con un minimercado en Ecuador. Espinoza detalla otra situación que quería resolver: Tenía que pagar por mi maestría que hice en Estados Unidos, pero la comisión era muy alta. Le comenté del tema a Ugalde y vimos que PayPhone podía solucionar ese problema.
Espinoza se convirtió en inversionista y socio de la fintech. Empezamos a trabajar en el prototipo digital, en las funcionalidades, y a golpear puertas de bancos. El objetivo era facilitar los pagos con tarjeta de crédito y débito. En esos años ya se podía comprar una canción en iTunes o zapatos en Amazon, pero no se podía pagar con tarjeta de crédito o débito en la tienda de la esquina. Eso era algo que nos llamó la atención y por eso llevamos ocho años trabajando en lograr que la tienda de barrio pueda cobrar con tarjetas de crédito sin costos, sin la problemática del entendimiento tributario, cumpliendo las normas, simplificando el proceso para el tendero. El reto fue desarrollar un sistema de pago sencillo. Nuestro foco fue y son los negocios pequeños.
Espinoza, actual CEO de la fintech, recuerda que en esos años los bancos veían a PayPhone como competidores. Pensaban que íbamos a quitarles clientes e información. Otro reto fue entender la normativa que decía que solo los bancos podían ser procesadores de pagos y toda app de servicios financieros debía tener la certificación PCI. Para nosotros eso fue un reto muy grande, nos iba a costar cerca del millón y no sabíamos cómo avanzar. Hablamos con una empresa colombiana, Seltika, les encantó nuestra idea y logramos que nos certificara PCI a cambio de participación en la fintech. Luego llegaron otros actores que fueron sumando recursos, como Logic Studio, de Quito, y la familia Cevallos, de Aseguradora del Sur.
Con los contactos de Espinoza, PayPhone logró que otra institución financiera se fijara en ellos. Produbanco le puso el ojo a la fintech y así surgió una alianza cuya mayor promesa era internacionalizar la aplicación de pagos. Con el respaldo de este banco como procesador de pagos, se alinearon otros temas. Ya estábamos listos y la primera versión se lanzó en el Campus Party de 2016, en Quito. Permitía transacciones teléfono a teléfono y, aunque solo se contaban cuatro millones de smartphones en Ecuador, veíamos que eso iba a cambiar.
Tras el lanzamiento vino la aceleración de la fintech. Espinoza reflexiona: Ecuador en ese momento era un mercado difícil para emprendimientos tecnológicos. Hoy ha mejorado mucho, aunque el mercado de capitales no es el mejor. Lo nuestro es un servicio intangible que está 100 % en la nube. Para esta clase de negocios hay que pensar en el mundo como mercado. Ecuador es un campo de pruebas, pero este país y Cuenca son lugares buenos para vivir, con balance familia-trabajo-negocios.
Hoy en día PayPhone trabaja con tarjetas de crédito y débito Visa y Mastercard, sin importar el emisor ni el país. Eso permite que la app sea bienvenida en unos 20.000 negocios en el país y sume cerca de 300.000 usuarios en Ecuador, y otros 120.000 repartidos en Nicaragua, El Salvador, Honduras y Panamá. En 2021 procesó transacciones por cerca de US$ 89 millones y tuvo ingresos por US$ 1,6 millones. Este año la proyección es procesar transacciones por US$ 120 millones y registrar ingresos por más de US$ 2 millones. Además, desde el año pasado, Produbanco es el principal accionista de la fintech. Fabián Garzón, vicepresidente de Transformación Digital, explica que PayPhone se nutre y se apoya en nosotros, es una fintech en aceleramiento y juntos seguimos generando sinergias. La simpleza de la aplicación le da muchas posibilidades, es muy versátil. La startup tiene hoy un equipo de 34 personas. El 50 % está en Cuenca y la otra mitad se divide entre Quito, Riobamba, Guayaquil y Latacunga.
¿Startup o fintech? Espinoza es claro: Siempre tendremos el espíritu de startup por la forma de pensar. Por ejemplo, hoy nadie viene a la oficina, todos estamos en remoto. No nos importa tener la gran oficina sino que el producto funcione y sea útil para la gente. Somos una fintech por estar en la industria de soluciones financieras tecnológicas, pero nos aferramos a ser startup por el espíritu que tenemos. Además, nos encantaría ser el primer unicornio del Ecuador; si no somos el primero, esperamos ser el segundo.
Con una cuarta versión de la aplicación recién lanzada a finales de marzo, ahora PayPhone ya trabaja con migrantes para que hagan pagos digitales con un monto tope de control, cercano a US$ 400 por mes por migrante. Para llegar a este punto, la fintech ha invertido en inteligencia artificial y controles antifraude.
Para el futuro, la firma planea crecer en América Latina, en Colombia, Perú, México y Guatemala, y en África, donde ya negocia la entrada a Kenia y Sudáfrica. Ocho años después de los primeros pasos y con una penetración de smartphones cercana al 90 %, los planes y los cálculos de los fundadores de PayPhone se cumplieron, y ellos desarrollaron una solución para los pagos en Ecuador y el mundo. (I)