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Innovacion

Martín Migoya con Forbes: "Hace falta un Elon Musk de la política"

Alex Milberg Director

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Cofundó y dirige Globant, que en 2021 superó los US$ 1.000 millones de facturación. Por qué cree que el blockchain, la IA y el multiverso pueden revolucionar nuestra vida y la de los países como nunca antes en la historia. Su visión de la Argentina.

8 Junio de 2022 06.00

-¿Cuáles son las últimas tendencias que más te apasionan y que mayor impacto tendrán en los próximos 5 o 10 años? 

-La tecnología impulsa un set de cambios filosóficos que dividiría en tres grupos: Inteligencia Artificial (IA), multiverso y blockchain. 

-Empecemos por el primero: ¿qué cambio filosófico traerá la IA? 

-Recién tuvimos una demostración de nuestro sistema de IA y me caí de espalda: la máquina está leyendo código en tiempo real y documentando en tiempo real qué hace ese código, y cuando quiero hacer algo basado en esa documentación me trae los pedazos de código que son más apropiados cerca de mi entorno y trae esos pedazos de información adicional. 

 

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Martín Migoya, CEO de Globant

 

-Y esto significa… 

-Esto permite a cualquier desarrollador que pierde meses navegando entre distintas piezas de código acelerar exponencialmente su rendimiento. No es la tecnología programada en el caso por caso, sino la tecnología aprendiendo a documentar, a traerte cosas. Ese es un cambio filosófico: se pasa de programar a enseñar, y es muy fuerte. Y, así como se aplica en la industria de desarrollo de software, se usa en todo, desde un auto autónomo a buscar fotos en el celular. Son todas máquinas entrenadas para ser más eficientes. 

-¿Cuál es el impacto filosófico que traerá el metaverso? 

-Se trata nada más y nada menos que de la reinvención de internet: estamos acostumbrados a navegar en el plano, y los chicos nos han enseñado durante años que juegan en mundos tridimensionales, como en Fortnite, donde construyen mundos con paredes a los costados que de pronto podrían no ser paredes bobas, sino un store de Amazon, el cine de Netflix o un lugar donde toca Nicki Nicole; todas esas paredes toman vida. Navegar del plano o las dos dimensiones a tres dimensiones es una reinvención de internet en sí misma. 

 

La revolución filosófica según Migoya

 

-¿Cómo imaginamos la usabilidad del metaverso por fuera del mundo gamer? 

-Hoy navegamos con dos ojos mirando una pantalla y pasaremos a ser un avatar al que hay que vestir, darle cierta personalidad, en un mundo tridimensional en el que me voy a encontrar con gente, tener reuniones laborales. Es un cambio brutal en la internet que estamos viendo hoy y va a desafiar a todas las industrias. Por eso, del mismo modo en que las empresas en algún momento tenían que estar en internet, hoy dicen: “Tenemos que estar fuertemente en el metaverso”. 

-¿Cuándo va a extenderse masivamente esta nueva modalidad de navegación? 

-Ya está pasando, veremos si tiene éxito. No pensemos en esto como usar anteojos tridimensionales. Quizás siga siendo una pantalla, pero el formato es otro. No tiene que ser el éxito de Oculus, que cuando te los ponés son un ente. Pero con el avatar y la tridimensionalidad cambia todo. Cómo será, no tengo ni idea. Estamos como en el 94 en internet, definiendo protocolos, viendo cómo un avatar puede funcionar en todos los mundos, cómo interactuarán esos mundos. Nadie sabe, y eso lo que genera es la necesidad del mundo de ponerse de acuerdo, como hizo con http en internet. Lo mismo pasará en el multiverso. Ya trabajamos en eso porque los assets que ya vamos creando para la oficina en el multiverso de Globant tienen que ser portables. 

 

 

-¿Y qué impacto filosófico hay detrás de la explosión del blockchain? 

-Blockchain implica el divorcio entre el software y el hardware. Antes podías tener el sistema más grande del mundo pero entrabas a Facebook, apagabas los servers y se apagaba Facebook. Eso dejó de pasar. Hoy tenés la red soberana más grande del mundo, como Bitcoin, y no hay gobierno que pueda ni podrá en el futuro contra ella, aunque la prohíban. Siempre habrá nodos que puedan replicar esa funcionalidad. Que haya software soberano es una gran novedad. Que haya una moneda como el BTC que intente reemplazar el patrón oro, porque puede ser más seguro o portátil… 

-¿Cómo seguro aún tiene un camino por delante? 

-Por ahora. Pero me refiero al hecho de que no necesitás tener un lingote para cruzar una frontera con todo el valor que quieras; alcanza con una clave en tu cabeza de 12 palabras. 

 

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Martín Migoya

 

-¿Cuáles son las implicancias del blockchain en la economía o en la política? 

-Son brutales. Porque plantea interrogantes fuertes: ¿para qué sirve el Estado? ¿Para qué sirve que alguien esté certificando algo? ¿Un título de propiedad? ¿Un certificado de vacunación? ¿Necesitamos un sistema financiero global para transmitir moneda? Un marplatense desarrolló Muun, una billetera que te permite transmitir BTC a costo cero en una red mesh de cualquier persona contra cualquier persona a costo prácticamente cero. Antes, para enviar a Suiza, tenías que mandar al banco, el intermediario y el SWIFT con el clearing mundial. Cuatro días para mandar la guita que hoy se puede mandar en segundos. Esto trae implicancias en el modelo de negocios de muchas entidades financieras. Será una batalla digna de ser vista. 

-Recién preguntabas para qué sirve un Estado, un Banco Central... ¿No es utópico imaginar un mundo descentralizado de sus organizaciones? 

-Sí, puede parecer utópico. Digo que ya existe una tecnología disponible para que pueda suceder. Un ejemplo: en Argentina no tenemos una moneda desde hace más de 20 años. Se debe a que un Banco Central está a merced de lo que decide un político y decide emitir porque se quedó sin plata, y así estamos, ahí estamos. Esa responsabilidad un político no puede manejarla más. 

-¿Qué solución imaginás? 

-Sería un gesto espectacular que un gobernante dijera: “Le entrego a una institución inviolable e invariable, como un Smart contract en el blockchain, la responsabilidad de administrar cómo se emite dinero”. 

 

 

-Te gustaría que existiera un Elon Musk de la política… 

-Sí. Haría falta alguien, por ejemplo, que sea capaz de reemplazar a un banco central por una blockchain: sería brillante. Una moneda que no dependa de los caprichos de los gobernantes sino de variables de cómo crece o decrece la economía 

-Pero ¿quién establece esas variables? ¿No es similar al dilema ético que plantea Harari cuando habla de los autos autónomos del futuro? Si la IA debe elegir si matar a una familia para salvar al conductor o matar a su pasajero para salvar a esa familia que cruza la calle, ¿quién programó o de dónde aprendió esa IA para decidir qué hacer? 

-No hay dilema porque estaría avalado por toda una comunidad blockchain, pero sí, alguien tendría que establecer esas normas. Ya sé que es utópico, pero digo que tecnológicamente ya se puede hacer. 

-¿Y cómo se acorta la brecha entre lo que la tecnología permite y el conocimiento que requiere su implementación y masividad? 

-Decisión política ante todo. Si hay una recomendación para todos, es que estudien cómo funciona un sistema descentralizado, por qué es inviolable… El nivel de estudio es más alto del que hacía falta para entender internet, pero no es imposible. Para los políticos: pónganse a estudiar, muchachos, estudien. Tampoco hay que tener un conocimiento profundo, pero hay que entender los conceptos básicos. No hace falta ser experto en IA para entender que las máquinas aprenden. Para los políticos del mañana será más fácil, porque nacerán usando y conociendo estas tecnologías. Cuando llegan al gobierno se preguntan cómo aplicarlas. 


 

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Martín Migoya

 

 

En crecimiento


-¿Qué representó haber superado la barrera de los US$ 1.000 millones de facturación anual en 2021? 

-Fue un año muy explosivo. Rompimos récords de crecimiento, más rápidos que cuando éramos una empresa pequeña. Romper esa barrera era algo muy emblemático en nuestra mente, y llegamos a 1.300. 

-¿Qué implicancias tuvo en el negocio? 

-Pudimos descubrir el valor de la escala, que hasta que no la tenés no sabés las dinámicas que se producen. Podemos inspirar confianza y engagements con clientes más significativos. Nadie te cuenta eso hasta que sucede. 

-¿Estaban preparados para ese nivel de crecimiento? 

-El mindset se transforma con la escala. Y te dispara cosas que antes se pensaban imposibles. La clave es ver que hay una fuerza de negocios en muchos países y extender nuevas ideas, plataformas, productos y límites. La forma de financiarse también cambia, no es lo mismo si facturás más de US$ 1.000 millones o menos. 

 

 

-¿Cómo te impactó este récord en lo personal? 

-Me genera muchísimo optimismo sobre el futuro, sobre lo que podemos hacer y sobre todo la implementación de nuestra visión, que es reinventar la industria, ser la Tesla de los servicios profesionales, eso que desde afuera se ve todo igual, pero desde adentro es otra cosa. 

-Antes de profundizar en la analogía, una pregunta literal: ¿cómo vivís la experiencia de manejar un Tesla? 

-Desde cómo se usa hasta la interfaz, cómo acelera, el autopilot, todo transmite sensaciones generadas por gente que piensa e implementa diferente. En la última versión, en el play no hay palanca de direct o reversa. Apretás el freno y ya se pone en directo y sale, o pone reversa si detecta que estás en el estacionamiento. Desde la forma del volante hasta la ausencia de botones, interfaz de usuario, estabilidad en la aceleración, la idea de que no hay servicio técnico en un Tesla… 

-¿Qué le preguntarías a Elon Musk? 

-Me gustaría charlar con él sobre sus proyectos más delirantes. Si compra Twitter, el mensaje es: la industria y sus main players pueden ser reinventados en pos de un usuario más feliz. Lo aplicó en la industria automotriz pero sirve para todas. Además nos sentimos identificados con esa mentalidad inconformista. Obvio que él está en otra escala. Pero le preguntaría cómo reinventaría la industria de los servicios profesionales. 

 

Migoya
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-¿Y por dónde creés que iría la respuesta? 

-No lo sé. Sí sé que Musk nos alienta a no ser tímidos en esa ambición de reinvención que tiene que darse en todos los campos: en las aerolíneas, fábricas de aviones, navieras, retail y hasta en la política o en cómo se maneja un país. Y el otro mensaje es que la tecnología está, es cuestión de usarla o no usarla, pero está. 

-¿Qué falta reinventar y qué aportes hizo Globant hasta ahora? 

-Mucho. En el caso de Globant, somos muy pequeños. Hay players de 500.000 o 700.000 empleados, nosotros tenemos 25.000. Faltan reinvenciones con herramientas usando IA para acelerar soluciones, cómo reclutar gente, cómo organizar una empresa. El management de las organizaciones aún suele ser muy militar y estamos proponiendo uno muy natural donde existan células con muchos grados de autonomía que pueden crecer, contratar, despedir… El aporte de Globant a esa reinvención es ser la inspiración de muchos otros que vengan. 

-¿Y cómo avanza en las empresas el proceso de evangelización con sus clientes? 

-Con la escala, podemos empezar con la transformación desde la primera charla. Nos contratan por temas puntuales y por supuesto vemos cómo transformar mucho más. 

 

 

-A casi un año de las PASO, ¿qué expectativas tenés por delante? 

-No me han inspirado por ahora los candidatos que están dando vueltas ahí afuera, quizás algunos más que otros, pero veo una falta de ambición, y el país es el resultado de esa falta de ambición. Es un fenómeno que aplica a muchos países. 

-¿Y para la Argentina del mañana? ¿Qué te da esperanzas? 

-La gente está entendiendo que el sistema que funciona hoy no va más. Mucho tiene que cambiar. Me da esperanza que los jóvenes lo entienden más rápido. Hay un potencial ilimitado, geopolítico, de talento. 

-¿Y qué es lo que más te preocupa? 

-Nos falta un propósito. A la Argentina le falta épica, entender qué queremos como país de verdad y no una visión ejecutiva de mediano plazo, que es necesaria, pero qué queremos para dentro de 20 o 100 años. Quizás no se dice por miedo político, pero lo importante es marcar una visión y que tenga consistencia a lo largo del tiempo y no cambios de 180° cada cuatro años. 

 

Martin Migoya
Martin Migoya

 

-¿Cuál es tu sueño a la hora de imaginar esa épica? 

-Quiero que Argentina sea una potencia mundial, quizás nos falta un poco más de población, pero tenemos con qué. 

 

Entre libros y música


-¿Cuáles fueron los libros que más regalaste? 

-Talent Is Overrated, de Geoff Colvin, me produjo un cambio importante para entender el significado de la palabra talento; no es más que la expresión del esfuerzo llevado a límites del dolor. La gente se traba en cosas que no puede cambiar; no soy inteligente, no puedo hacer esto, y la verdad es que todos nacemos con un cerebro que nos permitiría hacer todo. En esa traba muchos no entienden que la clave es darle diez mil, veinte mil horas de esfuerzo. El otro que regalé mucho fue Drive, de Daniel Pink. El poder del ahora, de Eckhart Tolle, también es buenísimo para luchar contra los miedos y las ansiedades. 

-¿Cómo luchás? 

-Trato de generar las herramientas mentales para vivir con eso. 

-¿Ayuda tu relación con la música? 

-Desde los 12 años creo música y me conecto con mi interior, y me hace en parte lo que soy. 

-¿Cómo llega el dueño y fundador de Globant a tocar con su banda Sonic Diamonds en un recital masivo? 

-Soy amigo del dueño de Popart. Grabamos unos discos, se los dimos, nos invitó. Fue espectacular, cada día admiro más a los artistas. Yo no estaba nervioso, cero. Sí desconcertado: ¿para qué me expongo a esto? Pero estuvo muy bien. 

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