El joven español de tan sólo 18 años, Carlos Alcaraz, gritó campeón el fin de semana en el Masters de Madrid luego de vencer en dos set corridos a Alexander Zverev en menos de una hora de partido. En muy poco tiempo, el murciano logró convertirse en la sensación del momento en el mundo del tenis. Su juventud y desparpajo tienen asombrado a todo el circuito, que le señala como uno de los elegidos a liderar la próxima década del tenis una vez que Rafa Nadal y Novak Djokovic cuelguen la raqueta.
Su irrupción se basa en la fórmula mágica de los deportistas de éxito, humildad y trabajo duro, y de esta manera ha conseguido situarse a las puertas de la historia siendo apenas un primerizo.
El domingo 3 de abril, Carlos Alcaraz también se proclamaba campeón del Master 1.000 de Miami ante el noruego Casper Ruud (7-5, 6-4). Se trataba de la primera final de un Masters 1.000 para el joven murciano, que ha logrado convertirse en el primer tenista masculino español en levantar el trofeo tras los intentos fallidos de Sergi Bruguera (1997), Carlos Moyà (2003), David Ferrer (2013) y Rafael Nadal (2005, 2008, 2011, 2014 y 2017).
Además, se ha posicionado como el tenista más joven en levantar el título en Miami (18 años y 11 meses), y el tercero más precoz en conseguir un trofeo de Masters 1.000, solo superado por Michael Chang (18 años y 5 meses en Toronto, 1990) y Nadal (18 años y 10 meses en Montecarlo, 2005).
El triunfo en Miami permite que Alcaraz escale hasta la 11ª posición del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), quedándose a las puertas del top-10 que integran los mejores jugadores del circuito. Todo esto siendo el tenista más joven de los 296 primeros de la clasificación de la ATP.
Su progresión meteórica le ha llevado en este 2022 a ser, por cifras, el tercer mejor tenista del circuito, con 23 victorias en sus últimos 25 partidos, varias de ellas contra integrantes del top-10 que ahora tiene en su mano asaltar.
Una posibilidad que ha sido propiciada por uno de los ascensos más vertiginosos de los últimos tiempos. En la primera semana de enero, Alcaraz se situaba en el puesto 32 del ranking ATP y en solo tres meses ha escalado más de 20 posiciones. Por el camino, levantó su primer ATP 500 en Rio de Janeiro y llegó a las semifinales de Indian Wells, su mejor resultado en un Masters 1.000 hasta que ha llegado a Miami.
Los que mejor le conocen le definen como un chico normal que no es normal. El camino que ha llevado a Alcaraz de Murcia a Miami lo ha recorrido de la mano de su entrenador, Juan Carlos Ferrero, extenista número uno que dirige la Academia Equelite en Alicante a la que llegó Alcaráz con tan solo 15 años. Ferrero admira de su pupilo lo completo que es sobre la pista, con un abanico de golpeos solo a la altura de los más grandes, pero destaca más aún su madurez a pesar de ser tan joven.
En una entrevista para el diario El País, Ferrero explicó las claves de la mentalidad de su aprendiz. Carlos siempre ha sido muy humilde. De hecho, a veces me he sorprendido que cuando ha ganado algo importante, se lo ha tomado de forma muy natural. Esa forma de tomarse con naturalidad las victorias y cada vez mejor las derrotas es un detalle de madurez muy importante, señala, aunque destaca que esa actitud no le resta una pizca de ambición y que sueña con ser el número uno y ganar Grand Slams.
Un imán para las marcas
El mundo del tenis confía en que se convierta en una de las grandes figuras del circuito más pronto que tarde. Tiene un talento increíble y es capaz de hacer grandes cosas. No hay duda de eso. Tiene el corazón y la fe; seguro que va a levantar muchos Grand Slams, dice de él otro exnúmero uno como John McEnroe. Para Toni Nadal, tío y exentrenador de Rafa Nadal, Alcaraz hace de todo y hace todo bien.
Su forma de ser engancha no solo a sus compañeros y entrenadores, también a los aficionados y los grandes patrocinadores. El pasado 20 de febrero, Alcaraz firmó un acuerdo con la marca de relojes Rolex, el principal patrocinador del circuito ATP y el sponsor de grandes estrellas como el suizo Roger Federer o la española Garbiñe Muguruza. Dos semanas después, cumplió su gran objetivo fuera de las canchas, sacarse el carnet de conducir.
Además de las marcas, el apoyo de los aficionados ha ido creciendo exponencialmente con cada nueva gesta. En agosto del año pasado, antes de derrotar al griego Stefanos Tsitsipas (número 3 del mundo entonces) en los octavos de final del US Open, sumaba menos de 20.000 seguidores en Twitter. Tras el encuentro, esa cifra subió hasta los 40.000 y actualmente supera los 80.000 seguidores. En Instagram, la red social que más utiliza, las cuentas se disparan por encima del medio millón de followers, más que varios tenistas del top-10 como el canadiense Félix Auger-Aliassime (9º, 421.000 seguidores) o Casper Ruud, su rival en la final de Miami (8º, 123.000).
Sin embargo, Alcaraz huye del glamour y la fama y se refugia en su círculo más cercano: su entrenador, su padre, director de una academia de tenis que le puso una raqueta en la mano con tres años, y sus tres hermanos, también tenistas. Ellos le ayudan, sin mucha dificultad, a mantener los pies en el suelo, alejarse de las adulaciones y sobre todo, de las comparaciones con él, Rafa Nadal, el tenista masculino más grande de la historia, ganador de 21 Grand Slams.
Alcaraz no quiere que nadie le encasille o le señale como el 'nuevo Nadal'. La comparativa lo persigue desde que dio sus primeros raquetazos allá por 2020 y es algo de lo que siempre ha querido huir, consciente de que la exigencia de emular al único hombre capaz de levantar 21 grandes no le beneficia en absoluto. Sé que nunca habrá otro Rafa en la historia. Yo soy Carlos, sostiene. Después de levantar su primer título de Masters 1.000, Carlos es el campeón.