La startup que cofundó se expande por los cinco continentes
Spoonity es una empresa especializada en programas de fidelización. Comenzaron hace 10 años en el mundo de las cafeterías y hoy su idea llega a 24 países en los cinco continentes. El ecuatoriano José Antonio Gómez Vélez es cofundador y el encargado de tocar puertas en América Latina. Más de 10 millones de personas participan en sus programas, atienden a más de 2.000 negocios y en Ecuador manejan 30 marcas.

José Antonio Gómez Vélez viene de una familia de tenistas. Sus dos planes de vida estaban relacionados con esta disciplina: ser tenista profesional o ganar una beca deportiva en el extranjero.  Cuando terminó el bachillerato se lesionó la rodilla y perdió una oportunidad de estudios en Estados Unidos. Su padre, quien había vivido en Canadá en la época de los 70, decidió convertir a sus tres hijos en canadienses y darles la posibilidad de migrar a este país.

A los 19 años, dejó Ecuador y se embarcó en una de las decisiones "más importantes y difíciles de su vida". En 2003, llegó a la Universidad de Queen (Queen's University) en Kingston, Ontario, para estudiar Ingeniería Electrónica, con una especialización en Telecomunicaciones. "Sabía que quería una ingeniería. Me gustaban las matemáticas, la física y era bueno para los números. Me gané una beca por mis notas, pero fueron años muy retadores al recibir materias técnicas en inglés".

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Tampoco estaba habituado a los duros inviernos. Gómez nació hace 40 años en Guayaquil, una ciudad que se caracteriza por sus cálidas temperaturas. Más de 20 años viviendo en Canadá y este empresario confiesa que aún no se acostumbra a las inclemencias del clima.  No conoció a muchos latinos, vivía en las habitaciones de la universidad y poco a poco hizo amigos que le ayudaron a transitar por esta aventura. Nunca regresó los veranos a Ecuador, se quedaba trabajando y eso le ayudó a no depender de sus padres.

"Esta experiencia me permitió desarrollarme y ser quien soy ahora". Gómez asegura que los crecimientos no solo fueron a nivel personal, sino también profesional. "La universidad me dio la opción de hacer una pasantía de 16 meses, antes de graduarme, en una de las compañías más grandes de telecomunicaciones, Nortel Networks, que era dueña de casi todas las antenas de redes móviles del mundo. Eso me abrió los ojos y después de graduarme ya tenía un puesto asegurado en esa empresa". 

José Antonio Gómez en Canadá con su equipo. Fotografía: Cortesía

Su primer trabajo oficial fue como interoperability tester en Nortel Networks. Gómez tenía que probar cómo diferentes dispositivos se conectaban a la red, con pruebas de verificación de interoperabilidad. Un puesto que duró solo cuatro meses porque se cambió a BlackBerry. Sus funciones eran similares: validar que su dispositivo se pueda conectar a las diferentes redes móviles. Permaneció por siete años y llegó a ser líder de su equipo, manejando proyectos en América Latina.

Las oportunidades que tenía no le permitieron pensar en volver a Ecuador. Ahora, es mucho más complicado traer de regreso este talento porque la vida de su esposa y sus dos hijos está allá. Gana una cantidad que sería complicado conseguir en nuestras fronteras. Aproximadamente, al año una persona con su cargo recibe entre US$ 100.000 y US$ 300.000.

En 2011, realizó una maestría en gestión de la innovación tecnológica en la Universidad de Carleton, pero lo más importante nació su espíritu emprendedor. Hoy, vive en Ottawa y esos estudios le motivaron a adentrarse en el mundo de las startups. Para graduarse debía presentar un modelo de negocio, que obtuvo el máximo puntaje y recibió subsidios. En todo este proceso conoció a quien se convertiría en su socio, Max Bailey (CEO), un emprendedor que estaba creando una empresa para digitalizar la "tarjeta ponchable de lealtad", que muchas veces se pierde y son fáciles de falsificar. "Me encantó la idea e invertí todos los recursos que gané con mi propio proyecto (US$ 75.000). Empecé a ayudarles en las noches porque aún trabajaba en Blackberry".

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Pasaron dos años de desarrollo hasta que ganaron su primer cliente y en 2016 se unió a tiempo completo. "Aporté con esos ingresos que gané, además de oficinas en el hub de innovación de mi programa y algunas mentorías que nos ayudaron a sacar la idea adelante. Yo tenía mi modelo de negocio y lo complementamos con el suyo. Me encargué 100 % del producto, de verificar que la solución sea estable, que funcione bien, que tenga protocolos y procesos de validación antes de salir al mercado". Una de sus visiones era que Spoonity iba a "arrasar" en América Latina, con el fin de reconectar con sus raíces.

Tienen más de una década de creación, con presencia en 24 países en los cinco continentes. Hoy, cuentan con más de 100 clientes corporativos y en Ecuador están presentes desde 2017. Su nombre es la composición de spoon, que significa cuchara en inglés, e "ity" de community. "Esta comunidad de la cuchara quería ayudar a que los restaurantes tengan programas de fidelidad". En 2013, lanzaron su primer proyecto con la cadena de cafeterías canadiense Bridgehead. "Desarrollamos un aplicativo que fue usado por 40.000 personas en solo cuatro meses desde su implementación".

Spoonity, José Antonio Gómez. Fotografía: Cortesía

Más tarde, en 2015, obtuvieron su primer contrato con la cadena PitaPit, para sus 250 establecimientos. Esto marcó el inicio de su proceso de expansión a nivel global y en 2016 llegaron a Estados Unidos y Australia. Gómez cambió sus roles y comenzó a tocar puertas en nuevos mercados. En la región, iniciaron en Ecuador con Sweet & Coffee, siguieron con Juan Valdez Café, en Colombia, y Cafetalito, en Guatemala. En 2019, aterrizaron en Argentina con Café Martínez. Un año más tarde se abrieron camino en Centro América, Europa, África y el Caribe, gracias a la incorporación de su sistema de pedidos online. En 2021, de acuerdo con Gómez, lanzaron el programa de fidelización de Costa Coffee, la cadena más grande de cafeterías de Emiratos Árabes Unidos.

En este momento, Gómez es Chief Revenue Officer (director de ingresos) de Spoonity. Entre sus anécdotas, recuerda que comenzaron tres personas y hoy son 24, cuatro de ellas están en Ecuador. Más de la mitad de su nómina es latina y se caracterizan por contratar a profesionales migrantes. "Esto me da mucha satisfacción porque estoy ayudando a mi comunidad en Canadá y a la vez también a personas en mi país para que trabajen en una compañía internacional". 

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Sus servicios y soluciones ya no son solo programas de lealtad personalizados, sino que poseen inteligencia artificial y análisis, automatización de marketing, aplicaciones móviles, cupones digitales, tarjetas de regalo, integraciones con puntos de venta y sistemas de pedidos online. Spoonity abrió sus verticales a restaurantes, alimentos, farmacéuticas, hoteles, retail y supermercados. "Queremos que sientas que tienes una marca que se interesa por tu bienestar e incorpora todo lo que necesitas".

En nuestro país, tienen una oficina en Guayaquil y trabajan con 30 marcas como: Sweet & Coffee, El Café de Tere, Krispy Kreme Ecuador, Tommy Hilfiger, America Classics y Calvin Klein Ecuador. A escala mundial, ayudan a más de 2.000 negocios y más de 10 millones de usuarios finales participan en sus distintos programas. "Cada vez son más importantes estos programas porque las empresas son dueñas de la información de sus clientes. Así toman mejores decisiones y saben con claridad hacia dónde van".

Este ecuatoriano nunca deja de aprender ni de jugar tenis. Está convencido del crecimiento de su negocio y se posiciona con fuerza como la principal herramienta para el desarrollo de pequeñas, medianas y grandes empresas. (I)