En 1985, Marco Antonio Galarza Castillo descubrió su pasión por la tecnología al recibir una computadora Atari 130XE durante su infancia. Ese primer contacto con la programación marcó el inicio de una trayectoria profesional que lo llevó a convertirse en un referente en el sector educativo tecnológico en Ecuador. "A los 11 años de edad, en Machala había una empresa que daba cursos básicos de computación y programación, y lo tomé". Poco a poco se fue formando su rumbo, se mudó a Quito y se graduó en la Escuela Politécnica Nacional dentro de la carrera de Ingeniería en Sistemas.
Hoy, como director académico de la carrera de Ingeniería de Software y de la nueva Maestría en Inteligencia Artificial Aplicada de la UDLA, lidera un proyecto que promete preparar a profesionales para enfrentar los desafíos de la era digital. "La inteligencia artificial ya no es una tecnología del futuro, es una realidad que está transformando todas las industrias". Con esta visión, el programa que inicia en febrero de 2025 busca democratizar el acceso a este conocimiento, permitiendo que profesionales de todas las disciplinas, desde ingenieros hasta psicólogos, encuentren herramientas para mejorar sus campos laborales.
El programa tiene una duración de un año, cuenta con 26 docentes y abarca temas de vanguardia como redes neuronales, machine learning, visión por computadora y metodologías ágiles. Más allá de lo técnico, la maestría pone especial énfasis en la aplicación práctica, permitiendo a los estudiantes resolver problemas reales utilizando datos de sus propias áreas de trabajo.
Una de las características más destacadas del programa es su enfoque personalizado. Cada estudiante podrá adaptar los conceptos a sus necesidades específicas, guiado por un equipo docente compuesto por investigadores académicos y profesionales activos en la industria. Galarza explica que esta sinergia asegura que los conocimientos impartidos estén alineados con las demandas del mercado laboral y que cada proyecto final tenga un impacto tangible en el entorno laboral de los estudiantes.
El proyecto de titulación se diferencia de una tesis tradicional, ya que se desarrolla a lo largo del programa y se basa en casos prácticos reales. Desde la mitad de la maestría, los estudiantes trabajan en sus propuestas, asegurando un desarrollo integral y enfocado. Esto permite que las soluciones planteadas sean aplicables y útiles desde el primer momento. Desde el inicio de su carrera, Galarza ha sido testigo del impacto acelerado de la tecnología. Desde los primeros sistemas de programación hasta el auge de la inteligencia artificial generativa, cada avance ha redefinido las reglas del juego. Sin embargo, insiste en que estos cambios representan oportunidades para quienes estén dispuestos a adaptarse.
Consciente de las barreras económicas que enfrentan muchos profesionales, la UDLA diseñó beneficios exclusivos para su comunidad. Los graduados y funcionarios de la universidad cuentan con matrícula gratuita y un descuento del 75 % en la colegiatura. Este apoyo busca fomentar el acceso a la especialización y contribuir al desarrollo tecnológico del país.
Otro elemento clave del programa es su enfoque ético. Galarza subraya la importancia de usar la inteligencia artificial de manera responsable, no solo por sus implicaciones sociales, sino también por su impacto ambiental. Con el consumo energético de muchas herramientas generativas en aumento, el programa fomenta prácticas sostenibles, enseñando a los estudiantes a utilizar estas tecnologías solo cuando sea realmente necesario y de manera eficiente.
Frente a los temores de que la inteligencia artificial reemplace empleos, Galarza ofrece una visión optimista. "La inteligencia artificial no eliminará empleos, sino que transformará los existentes. Además, concluye afirmando que "la inteligencia artificial ya está transformando el mundo. Ahora es el momento de decidir si queremos ser espectadores o protagonistas de este cambio". En 2024, según estimaciones de Statista, el mercado mundial de IA está proyectado a alcanzar un valor cercano a los US$ 621.000 millones. "Los profesionales que se adapten y adopten estas herramientas serán quienes lideren el futuro". (I)