Este martes, Google finalmente lanzó su chatbot de inteligencia artificial, Bard, siendo esto una respuesta de la compañía al frenesí por la IA que domina a las grandes empresas tecnológicas después de que el lanzamiento de ChatGPT, de OpenAI.
El nuevo chatbot estará disponible inicialmente para un número limitado de usuarios en EE.UU. y el Reino Unido, y con el tiempo se incluirán más usuarios, países e idiomas, según informó Google el martes, aunque no especificó exactamente cuántos usuarios tendrían acceso a la tecnología.
Google también anunció la semana pasada funciones impulsadas por IA para Google Cloud y Google Workspace, como Google Docs y Google Sheets, incluida una función que redactaría correos electrónicos para los usuarios que seleccionen un tema específico.
El lanzamiento es el último en la carrera por dominar el espacio de la IA, que se aceleró a finales del año pasado cuando la startup de San Francisco OpenAI lanzó ChatGPT, un chatbot que puede responder a las preguntas de los usuarios no sólo proporcionando enlaces a respuestas como hacen los motores de búsqueda, sino ofreciendo respuestas similares a las humanas a preguntas difíciles.
Cinco tips para no "quemarse" al emprender
39.500 millones de dólares. Eso es lo que la empresa matriz de Google, Alphabet, gastó en investigación y desarrollo el año pasado, frente a los 31.600 millones de dólares de 2021, según los archivos de la empresa.
Microsoft empezó a utilizar la tecnología ChatGPT en su motor de búsqueda Bing en enero. En los últimos años, Microsoft ha invertido miles de millones en OpenAI. De hecho, recientemente, en enero, la empresa anunció una inversión multianual de varios miles de millones de dólares en OpenAI para "acelerar" los avances en IA, tras inversiones previas en 2019 y 2021.
El cambio hacia la IA con algunos obstáculos
En un video promocional de su chatbot el mes pasado, que fue previamente grabado, Bard respondió incorrectamente una pregunta, generando así una ola de críticas y borrando más de 100.000 millones de dólares del valor de mercado de Alphabet en cuestión de minutos. Fue un tiro en el pie que asustó a algunos inversores.