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Innovacion

Google Chrome podría venderse y la empresas de IA ya hacen fila para comprarlo

Barry Collins

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Una posible orden judicial por monopolio abre la puerta a que gigantes tecnológicos redibujen el mapa de acceso a la web con una adquisición inesperada.

24 Abril de 2025 12.01

El juicio por prácticas monopólicas contra Google sigue en marcha, y la empresa podría verse obligada a desprenderse de su navegador. Si los tribunales ordenan la venta de Google Chrome, no faltarían los compradores, sobre todo entre las firmas dedicadas a la inteligencia artificial. OpenAI y Perplexity ya manifestaron su interés por competir con Google Chrome, que sigue siendo el navegador más usado en todo el mundo.

Nick Turley, director de producto de ChatGPT, dijo que su compañía estaría dispuesta a adquirir Chrome si Google tuviera que venderlo, según informó Reuters. Como ChatGPT ya permite realizar búsquedas dentro del propio chatbot, OpenAI podría integrar su propia tecnología como buscador predeterminado del navegador, en lugar de seguir usando el de Google.

Pero OpenAI no es la única interesada. Dmitry Shevelenko, director comercial de Perplexity, también mostró señales claras de que su empresa quiere entrar en ese terreno. Al testificar esta semana, un abogado le preguntó si alguna compañía, más allá de Google, podría operar Chrome sin afectar su calidad ni empezar a cobrar por su uso. El ejecutivo respondió: "Creo que podríamos hacerlo", según un informe publicado por The Verge.

¿Google Chrome en venta?

Antes de que las empresas de inteligencia artificial empiecen a hacer fila con sus billeteras, conviene aclarar que Google Chrome no está en venta. Al menos, por ahora.

El año pasado, un tribunal determinó que Google sostenía un monopolio ilegal, con más del 90% del mercado de búsquedas online. Entre las posibles medidas que se barajan, una de las más fuertes sería obligar a la empresa a deshacerse de Chrome, que viene como navegador predeterminado en celulares Android y en las Chromebooks de la propia compañía.

Más allá de cómo termine la causa por monopolio, no parece probable que haya movimientos concretos en el corto plazo. Google, muy probablemente, va a apelar cualquier fallo que la obligue a separar Chrome del resto del negocio. Ese trámite podría demorar años. Y aunque finalmente tuviera que vender el navegador, hay muchas complicaciones técnicas y legales que también postergarían cualquier operación.

El principal escollo potencial está en el motor Chromium, cuya evolución depende, casi por completo, del trabajo de Google. Chrome funciona sobre esa base, y no es un desarrollo que pueda reemplazarse de un día para el otro. Si la empresa pierde el control del navegador, es difícil imaginar que mantenga el mismo nivel de compromiso con un proyecto que ya no le pertenece.

Este punto no solo complica al eventual comprador de Chrome. También afecta a otros navegadores que dependen del mismo motor, como Microsoft Edge, Vivaldi, Brave y Arc. Todos se verían salpicados por una posible retirada de Google de Chromium.

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 Si Google pierde el control sobre Chrome, cuesta imaginar cómo podría sobrevivir el sistema operativo. 

 

Microsoft, por su parte, seguramente vería con buenos ojos quedarse con Chrome. Sin embargo, su historial en materia de prácticas monopólicas —sobre todo por los casos relacionados con Windows e Internet Explorer— hace muy poco probable que los reguladores le den luz verde para semejante operación.

Después aparece otra pregunta clave: ¿qué va a pasar con las Chromebooks?

Si bien representan una porción menor del mercado total de computadoras frente a las PC con Windows y las Mac, siguen siendo millones los usuarios que dependen de estos dispositivos. Además, hay varios fabricantes importantes que basan su producción en ChromeOS, el sistema operativo que gira en torno al navegador Chrome.

ChromeOS, en esencia, es poco más que un navegador web. Por eso, si Google pierde el control sobre Chrome, cuesta imaginar cómo podría sobrevivir el sistema operativo. El futuro de las Chromebooks quedaría en el aire. El impacto no sería menor, sobre todo porque estos dispositivos tienen un uso extendido en escuelas y universidades. En ese contexto, el tema no es menor y va a necesitar una solución clara.

La pregunta que flota es si empresas como OpenAI o Perplexity podrían realmente hacerse cargo de un proyecto tan complejo como el de Chrome. Ninguna de las dos tiene experiencia previa en el desarrollo y mantenimiento de un navegador. Y con todos los desafíos técnicos, legales y comerciales que implica, hasta sus propios chatbots de inteligencia artificial tendrían dificultades para sostener un argumento sólido que justifique semejante apuesta.

 

*Con información de Forbes US.

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