¿Sabes programar? ¿No? ¡No importa!
¿Perteneces a una carrera técnica? ¿No? ¡No importa!
¿Tienes tiempo y ganas? ¿Si? Entonces, aunque no lo creas, solo con la actitud, como si quisieras ingresar al dojo de Cobra Kai, podrías ser parte del Coding Dojo y sumarte a más de 6.000 graduados en el mundo que tomaron el reto y ahora trabajan para grandes firmas como Google, Apple, Disney, Amazon, Expedia, HP...
Coding Dojo es una escuela de programación estadounidense con amplia experiencia y trayectoria. Cuenta con diez campus propios en lugares como Silicon Valley, Berkeley, Seattle y Los Ángeles. En Ecuador mantiene una alianza con la Universidad de las Américas (UDLA), que ofrece transformar a personas sin experiencia en desarrolladores autosuficientes en 16 semanas. "Creemos que cualquier persona puede aprender a programar", dicen, a la vez que señalan que en los próximos diez años crecerá en un 27% las plazas de trabajo para los desarrolladores Web y en un 17% para los desarrolladores de software.
Para lograrlo se aplica una metodología inmersiva e innovadora. Se organizan 'Bootcamps' de cuatro meses de duración, en los cuales, a través de una plataforma online, los participantes aprenden a desarrollar sus habilidades técnicas, con base en proyectos prácticos y trabajo colaborativo.
Y Ecuador ya tiene a sus primeros diez graduados, ahora auténticos expertos en fundamentos de la Web y 'Full Stack Python', capaces de crear cosas que antes solo imaginaban. Python es uno de los lenguajes de programación más requeridos por la industria. Es preferido por empresas como Instagram, YouTube y Spotify. Su diversidad, versatilidad y elegancia en los conceptos básicos y fáciles de dominar lo distinguen de otros lenguajes de programación. Por esa razón es el más popular para su uso en desarrollo web, aprendizaje automático, ciencia de datos, computación e infraestructura en la nube.
Para Juan Yépez, director de Educación Continua de la UDLA, y Sebastián Espinosa, director de Coding Dojo en Latinoamérica, el esfuerzo, la dedicación y el afán de transformación de la primera promoción ha sido valioso. Y cuentan dos casos que particularmente resaltaron.
El primero, entre los proyectos personales, fue el de Iván Proaño que propuso un sistema de seguimiento post vacunación, cuyo objetivo es permitir a la ciudadanía reportar o alertar a las autoridades acercad de su experiencia en dicho proceso. Los usuarios registran en la herramienta sus datos de vacunación, reacciones y síntomas, lo que permite tener acceso a la información y a los respectivos datos estadísticos. Esta propuesta podría ser puesta a disposición de instituciones públicas de salud, investigadores o farmacéuticas.
Por su parte, Gabriel Tapia, Alexis Guamán y Marcelo Argotti, recibieron el reconocimiento al mejor de los proyectos grupales. Ellos plantearon 'Pet Safe', una red social para las mascotas. La meta de esta idea es facilitar la localización de una mascota perdida y mantener un control de vacunas. La proyección es generar estadísticas sobre salud y longevidad, georeferenciación y ubicación, y convenios con clínicas veterinarias y tiendas de mascotas. (I)