QED es una firma global de capital de riesgo enfocada en el mundo fintech. Con una trayectoria de aproximadamente 17 años, administra alrededor de US$ 4.000  millones en capital. La firma estadounidense ha invertido US$ 650 millones, en 24 países, en más de 250 empresas, de las cuales 31 son unicornios.

Los planes de QED incluyen invertir en 30 a 40 empresas en los próximos tres años. Aproximadamente entre el 20 % y 25 % de su actividad de inversión está enfocada en América Latina, lo que significa que alrededor de US$ 300 millones se destinarán a la región en ese periodo, mientras que el resto se divide entre Estados Unidos, Asia, Europa y África. 

Sus inversiones en América Latina se centran principalmente en Brasil y México, mercados que son lo suficientemente grandes para generar los resultados que buscan. Actualmente trabaja con 56 fintech en la región, de las cuales 45 están en esos dos países y los 11 restantes entre Colombia, Argentina y Chile. Packer señala que la globalización de la tecnología y la mejora del talento emprendedor están generando oportunidades en otros países. "Ecuador es un mercado emergente con un ecosistema emprendedor atractivo. Un laboratorio de innovación donde se pueden probar ideas y atraer talento para luego expandirse a mercados más grandes. QED tiene dos inversiones operando en este país, incluído Zubale y Mattilda".

¿Cuál sería su consejo para las startups Fintech de Ecuador? "Empezar pequeño, pero pensar en grande. No hay razón por la que una empresa con una solución global no pueda iniciarse en Ecuador. Aunque el ecosistema fintech del país aún está en desarrollo, la globalización de la tecnología y el talento disponible presentan oportunidades para su crecimiento y expansión. He conocido a una docena de emprendedores y mi impresión es que están extremadamente calificados para iniciar una compañía tecnológica y deseosos de que su empresa crezca mucho más allá de lo que hacen hoy".

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Este ejecutivo internacional se enfoca en encontrar nuevas oportunidades de inversión en América latina, sobre todo nuevos modelos de negocio especialmente en sectores de préstamos, pagos o cualquier iniciativa que ayude a pequeñas empresas a prosperar.

Durante su conversación con Forbes, Packer destaca a la región como un espacio de innovación y talento emprendedor, aunque la inestabilidad política y económica lo vuelve un mercado un tanto complicado. "QED adopta una visión a largo plazo en sus inversiones. Analizamos las tendencias del sector financiero a 5 o 10 años, centrándonos más en las regulaciones y en cómo los bancos y los actores tradicionales perciben el crecimiento de las fintech". 

Explica que se especializan en invertir en empresas en etapa Serie A, que es la primera ronda de financiamiento institucional después de la etapa preseed, cuando la startup ya cuenta con un producto validado. La inversión suele estar entre US$ 2 millones y US$ 15 millones y en Serie B que significa que la empresa ya tiene crecimiento comprobado. El objetivo es escalar agresivamente en el mercado y expandirse a nuevas regiones o fortalecer su infraestructura. La inversión oscila entre US$ 15 millones y US$ 50 millones.

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En QED no tienen reglas fijas sobre los requisitos que debe reunir una empresa para ser atractiva. "Solemos fijarnos, por ejemplo, que generen ingresos superiores al millón de dólares, que tengan una base sólida, un modelo de negocio probado y su potencialidad de crecimiento rápido. Compañías que puedan convertirse en líderes de mercado en sus categorías, que puedan crecer sobre los mil millones, con cientos o miles de empleados".

En cuanto a errores comunes, uno de los más frecuentes, dice, es tratar de crecer demasiado rápido antes de estar listos, lo que puede exceder la capacidad organizativa, cultural y financiera de la compañía. Otro error común es intentar hacerlo todo demasiado pronto, es decir, asumir riesgos de ejecución sin haber probado primero la hipótesis central del negocio.

En 2024, QED invirtió entre US$ 50 millones y US$ 60 millones en América Latina. Para este 2025, esperan mantener un nivel de inversión similar. (I)