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Bioconversión
Innovacion
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La empresa Bioconversión arrancará operaciones el 1 de diciembre del 2021 en una industria pionera en la región: producción de harina de insecto para consumo animal. La inversión es de US$ 2,5 millones y tiene una alianza con la Espol para funcionar en su Zona de Desarrollo Económico.

26 Noviembre de 2021 19.24

Una cosa de locos parece lo que va a producir la planta de Bioconversión Biowaste to protein. Aprovechará los residuos orgánicos de la agroindustria nacional, hará la crianza de la mosca Hermetia Illucens o conocida como Soldado Negro y procesará alimento para consumo animal y abono para suelos. La empresa es de capital ecuatoriano y realizó una inversión de US $2,5 millones en la planta industrial, que será inaugurada el 1 de diciembre del 2021. Está sobre 150 hectáreas de la Zona de Desarrollo Económico (ZEDE) del Litoral, en Guayaquil. Pero desde el 2018 comenzó a trabajar en un plan piloto y ahora ya está lista para prender motores. 

El proceso arranca con la recolección de los desechos orgánicos no peligrosos que la agroindustria hoy deshecha, que son de bajísimo valor nutritivo, como cáscaras, productos que expiran, sobrantes de panaderías, entre otros. Y que actualmente van a un botadero o relleno sanitario. Pero en la planta, ese material se tritura y compacta y servirá de alimento para la larva de la mosca Soldado Negro. Su cuerpo lo digiere y se transforma en 45% de proteína, 26% de grasa y todos los aminoácidos requeridos para la alimentación animal y humana. 

Mauricio Laniado Castro, gerente de Bioconversión, explica que en los últimos 15 años en el mundo se comenzó a usar de manera industrial el insecto. La planta ecuatoriana es la primera con sus características que empezará a producir en América Latina. En Europa, países como Francia y Holanda, y en Asia esta industria está más desarrollada y tiene inversiones millonarias. La francesa Ynsect tiene la fábrica más grande de Europa y una inversión de más de US $300 millones. 

Sergio Flores, presidente de ZEDE, señala que este proyecto es el clásico ejemplo de una transferencia de tecnología que ya existe en Europa y Asia y que se la está trayendo al país. En Ecuador, hay que hacer investigación de la mosca porque el clima es diferente y por otras condiciones para optimizar la producción. La academia es clave para ese desarrollo. La ZEDE fue creada por la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) y firmó un convenio de comodato para los terrenos y para investigación. Esta zona aduanera, además, cuenta con incentivos tributarios, las industrias estarán exoneradas de pagar durante 10 años el impuesto a la renta, por ejemplo, entre otros beneficios. 

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“Lo que buscamos principalmente son proyectos que tengan innovación, sea a través de transferencia tecnológica, innovación incremental o innovación disruptiva, pero que sea algo nuevo. No estamos buscando una ensambladora de televisores o de autos porque eso ya existe”, dice Flores.

En este caso la mosca Hermetia Illucens es originaria de zonas subtropicales y templadas de América pero se ha extendido por todo el mundo. Y se encuentra también en Ecuador, sobre todo en las plantaciones bananeras. El ciclo de vida de este insecto es de 45 días, huevo, larva, pupa y adulta. La mosca adulta no se alimenta solo absorbe agua, por lo tanto no transmite enfermedades ni es una plaga, dice Laniado. 

La planta de Bioconversión es prácticamente una fábrica de reproducción de la mosca. Hay áreas donde la hembra y el macho copulan, bajo una malla como especie de toldos. Luego se recogen los huevos, que ponen todos los días las hembras, y pasan a otra zona hasta que se convierten en neonatos, larva juvenil y larva adulta para alimentarlas.

“La larva que es la que nos interesa, la que engordamos para producir la proteína, se engorda con los desechos orgánicos. Esa larva se cosecha, se seca, se muele y se convierte en harina para alimento”, explica Laniado. Con este producto se promueve la economía circular, se aprovechan los desechos agroindustriales y se evita la carga de gas metano, que causa el efecto invernadero, y 25 veces más dañino que el dióxido de carbono (CO2). 

La harina de proteína de insecto puede reemplazar a la harina de pescado. Se calcula que una hectárea puede producir hasta 2 millones de proteína de insecto y en el mismo espacio se cosecharán 1.500 libras de proteína de soya y 192 libras de proteína de carne. La capacidad instalada de la planta es de 22.000 toneladas al año y en la primera fase tendrá una producción de 1.200 toneladas de harina de insecto y 5.000 toneladas de abono orgánico que se procesa con los excrementos de la mosca. 

Laniado estima que en dos años estarían en capacidad de arrancar una segunda fase, una vez que aumente la demanda en el país y se duplique la producción. En su máxima capacidad operará con 26 personas de forma directa, pero se han beneficiado otros sectores ya que toda la estructura, máquinas y utensilios son de fabricación ecuatoriana. (I)

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