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Dos años de ChatGPT: 4 lecciones sobre la IA que se extienden a lo que sabemos sobre nosotros mismos

Cornelia C. Walther

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El recorrido de esta tecnología nos muestra aprendizajes claves sobre su impacto en nuestras decisiones, desafíos éticos y el equilibrio necesario entre innovación y responsabilidad.

20 Noviembre de 2024 16.00

El 30 de noviembre de 2022, OpenAI presentó ChatGPT, un modelo de inteligencia artificial conversacional que se integró rápidamente en la vida cotidiana, siendo utilizado para tareas como redactar correos electrónicos o generar contenido creativo. Para febrero de 2024, el 23% de los adultos en Estados Unidos lo había usado, con una adopción del 43% entre personas de 18 a 29 años.

A nivel global, la base de usuarios de ChatGPT creció rápidamente, alcanzando más de 200 millones de usuarios semanales en agosto de 2024, duplicando su cifra respecto a noviembre del año anterior. Sin embargo, ChatGPT no es el único jugador en el mercado de modelos de lenguaje. Competidores como Claude de Anthropic, Llama de Meta, Bard de Google y el bot ERNIE de Baidu surgieron con características únicas, posicionándose en diferentes industrias. Esta competencia aceleró la innovación, mejorando las capacidades y la accesibilidad de las plataformas.

A pesar de la rápida adopción de los modelos de lenguaje, persiste una marcada brecha digital. En octubre de 2024, aproximadamente 5.520 millones de personas, es decir, el 67,5% de la población mundial, contaban con acceso a internet. Esto dejó a casi 2.600 millones de personas sin conexión, lo que las excluye del uso de herramientas como ChatGPT o sus competidores. El ascenso de los modelos de lenguaje pone en evidencia no solo el potencial de la inteligencia artificial, sino también la necesidad urgente de construir infraestructura inclusiva para cerrar esta brecha.

Las reacciones al crecimiento de la inteligencia artificial generativa no solo reflejan el poder de estas tecnologías, sino también las limitaciones y el potencial aún por desarrollar de la inteligencia natural. A continuación, se detallan cuatro reflexiones sobre las tendencias humanas —incluyendo sesgos, hábitos y aspiraciones— que surgieron en los últimos 24 meses.

1. La IA como reflejo de los atajos cognitivos

La facilidad de uso de ChatGPT evidencia cuánto dependemos de los atajos cognitivos, es decir, sesgos de comportamiento que simplifican la toma de decisiones. Un ejemplo es el sesgo de disponibilidad, donde la información reciente o fácilmente accesible parece más relevante. Esto se refleja en muchos usuarios que aceptan los resultados de ChatGPT sin cuestionarlos, solo porque son inmediatos y están bien presentados, pasando por alto la necesidad de verificarlos.

Esta tendencia también se relaciona con el sesgo de automatización, que lleva a confiar excesivamente en sistemas percibidos como objetivos. Las respuestas de ChatGPT pueden parecer imparciales, pero están moldeadas por los datos con los que fue entrenado, y estos datos suelen contener sesgos implícitos. Estas dinámicas nos recuerdan que herramientas como ChatGPT reflejan los supuestos integrados en sus algoritmos. La IA es tan neutral o parcial como los datos con los que se entrena y la perspectiva de quienes la diseñan, implementan y utilizan.

2. El atractivo del sesgo del presente

El rápido ascenso de ChatGPT evidenció preocupaciones éticas urgentes, como la desinformación, la privacidad de los datos y la manipulación intencional. Sin embargo, el sesgo del presente, que nos lleva a priorizar los beneficios inmediatos sobre las consecuencias a largo plazo, retrasa la toma de medidas significativas.

Por ejemplo, las empresas que utilizan ChatGPT para ampliar el servicio al cliente o mejorar la productividad suelen dejar de lado conversaciones cruciales sobre riesgos a largo plazo, como la pérdida de empleos o la disminución del juicio humano debido a la erosión de la autonomía. Las fallas éticas rara vez surgen por malicia, sino porque las recompensas inmediatas eclipsan los posibles problemas futuros.

La lección aprendida: las medidas éticas deben ser tan inmediatas como los beneficios que brinda la IA. Tomar decisiones proactivas hoy puede evitar correcciones reactivas mañana.

Inteligencia artificial, ChatGPT, Grammarly
A medida que la IA ofrece más capacidades, los usuarios encuentran más difícil identificar la forma más efectiva de avanzar.

3. El sesgo del statu quo al descubierto

ChatGPT demostró cómo la IA puede complementar la inteligencia humana, haciéndonos no solo más eficientes, sino también más creativos. Educadores co-diseñan currículas con su ayuda, escritores perfeccionan ideas, artistas exploran nuevos formatos y profesionales optimizan flujos de trabajo. Si bien esto resulta beneficioso en muchos casos, el potencial no aprovechado de esta colaboración también revela el sesgo del statu quo, es decir, la tendencia a mantener patrones familiares incluso cuando existen alternativas mejores.

Por ejemplo, algunos educadores resistieron la integración de la IA por temor a que desplace métodos tradicionales de enseñanza, mientras que otros dependieron excesivamente de ella, dejando que moldeara tareas que antes requerían perspicacia humana. Lograr el equilibrio adecuado entre inteligencia natural (IN) e inteligencia artificial (IA) no solo implica superar este sesgo y reimaginar lo que podría ser "mejor", sino también romper con la inercia que nos lleva a seguir el camino de menor resistencia, que a menudo consiste en repetir lo de siempre.

La lección aprendida: el progreso no consiste en reemplazar lo viejo ni en adoptar ciegamente su alternativa, sino en replantear lo posible cuando ambas se combinan.

4. Fatiga por decisiones desatendida

La rápida evolución de ChatGPT, desde la generación de texto hasta capacidades multimodales como el procesamiento de voz e imágenes, amplió significativamente su utilidad. Sin embargo, este avance también intensificó el riesgo de fatiga desatendida, un fenómeno donde el exceso de opciones disminuye el pensamiento crítico y la calidad de las decisiones. Para muchos usuarios, la abundancia de herramientas y funciones, cada una demandando tiempo y esfuerzo cognitivo para dominarla, genera una carga que supera los beneficios. Este peso cognitivo desincentiva la exploración y refuerza la dependencia de métodos conocidos.

Profesionales que usan ChatGPT junto a otras herramientas, como plataformas de redes sociales, aplicaciones de productividad y sistemas de gestión de proyectos, frecuentemente reportan sentir una sobrecarga mental. Paradójicamente, esto reduce su capacidad para aprovechar la IA de forma estratégica, pese a su potencial para simplificar tareas. La paradoja de la elección agrava el problema: a medida que la IA ofrece más capacidades, los usuarios encuentran más difícil identificar la forma más efectiva de avanzar.

La lección aprendida: más no siempre es mejor. Diseñar y usar la IA con intención, priorizando la simplicidad y claridad, es esencial para mantener su valor sin abrumar a sus usuarios.

Cuatro claves para navegar el futuro con la IA

A medida que avanzamos, es fundamental equilibrar deliberadamente los beneficios de la inteligencia artificial con sus riesgos. Estas son cuatro formas de lograrlo:

Conciencia: Combatir el sesgo de automatización preguntando "¿por qué?"
No aceptes los resultados de la IA sin cuestionarlos. Entrená a tu equipo —y a vos mismo— para indagar cómo se tomaron las decisiones y si se ignoraron alternativas. Tener un martillo no significa que todo sea un clavo. Una intervención basada en IA no siempre es la mejor opción. Construir este hábito fomenta la doble alfabetización: la combinación estratégica de alfabetización algorítmica y cerebral, asegurando que la IA sea un aliado, no un soporte excesivo.

Apreciación: Superar el sesgo del presente con una visión a futuro
Incluí consideraciones éticas en tu estrategia de IA desde el principio, reconociendo las limitaciones de los algoritmos y sus beneficios. Establecé marcos de responsabilidad detallados que prioricen resultados a largo plazo, como la inclusión y la transparencia de datos, incluso si parecen menos urgentes que los beneficios inmediatos.

Aceptación: Desafiar el statu quo al reimaginar roles
Reconocé que ciertas tradiciones y hábitos ya cumplieron su ciclo. Explorá modelos híbridos donde la IA potencie la creatividad y la toma de decisiones humanas sin necesariamente reemplazarlas. Fomentá pruebas y experimentos que resalten la complementariedad entre la inteligencia artificial y la natural, rompiendo con la inercia.

Responsabilidad: Simplificar elecciones para combatir la fatiga decisoria
Usá la IA de manera intencional, enfocándote en áreas de alto impacto. Reducí la complejidad innecesaria integrándola en flujos de trabajo que realmente se beneficien de sus capacidades, manteniendo el control humano sobre las decisiones estratégicas. Somos responsables de las decisiones que tomamos —y de las que no tomamos—, incluidas las oportunidades que dejamos pasar.Desaprovechar el potencial de la IA como una fuerza para el bien social es un lujo que no podemos permitirnos.

La IA como reflejo

El segundo aniversario de ChatGPT no es solo una oportunidad para maravillarse con el progreso tecnológico, sino también un momento para reflexionar sobre lo que la inteligencia artificial revela de nosotros. Desde los sesgos que influyen en nuestras decisiones hasta las oportunidades que aprovechamos o ignoramos, ChatGPT no es solo una herramienta; es un espejo.

A medida que la IA se vuelve más sofisticada, su papel en nuestras vidas crecerá. Comprendiendo nuestras peculiaridades y limitaciones cognitivas, podemos aprovechar su potencial para el bien: combinando la sabiduría latente de la inteligencia natural con el poder de sus contrapartes artificiales para abordar desafíos globales, mejorar la equidad y construir una sociedad donde todos tengan la posibilidad de desarrollar su potencial.

El futuro de la IA no trata de lo que las máquinas pueden hacer por nosotros, ni de lo que podemos hacer por ellas (o las empresas que las crean). Se trata de lo que podemos lograr juntos.

*Con información de Forbes US.

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