En su primer mes como dueño de Twitter, Elon Musk permitió el regreso del expresidente Donald Trump y otros referentes de la ultraderecha estadounidense y anunció una "amnistía general" de las cuentas suspendidas, en una búsqueda de "aumentar el valor político de la plataforma con más usuarios del Partido Republicano" que llevaría a potenciar "los discursos que incitan a la violencia" y "crear caos”, afirmaron analistas consultados por Télam.
Tras una disputa judicial, el 27 de octubre pasado el hombre más rico del mundo completó la compra de la red social por 44.000 millones de dólares y desde entonces anticipó cambios vinculados a la moderación de contenidos y verificación de cuentas, además de ordenar despidos masivos y empujar a renuncias, también masivas.
Pero es en el restablecimiento de cuentas suspendidas donde el primer mes del reinado de Musk mostró más claramente la intencionalidad política de la adquisición de la empresa, finalizada una semana antes de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos y en pleno inicio de la carrera de candidatos de cara a los comicios presidenciales de 2024 en ese país.
“El objetivo es volver a meter adentro a los republicanos. Musk está empujando políticamente desde ese lado y lo ha dicho explícitamente: llamó a votarlos en la elección de medio término”, explicó a esta agencia Ernesto Calvo, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Northwestern y responsable de varios textos sobre las redes sociales.
“Hay que pensar que Twitter tiene un valor comercial y también un valor político. Entonces no hay duda que está en sus planes aumentar el valor político, haciendo que la plataforma tenga más usuarios del Partido Republicano”, añadió el autor del libro “Fake news, trolls y otros encantos”.
“Hay una presunción que si aumenta la cantidad de republicanos no va a caer la cantidad de demócratas, o sea, que no pierden gente”, completó.
El dueño de Tesla y SpaceX dijo que su motivación para respaldar el voto de la fuerza que hoy está en la oposición es el de un “gobierno centrista” y promover un “poder compartido” con los demócratas, pero luego fue más allá y habilitó el regreso de Trump y otros referentes de la agrupación a la plataforma.
El magnate había sido vedado por su papel en el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio por parte de sus seguidores que buscaba anular el triunfo de Joe Biden en las elecciones de 2020. Su regreso virtual coincide con el real, tras anunciar la semana pasada que se postulará para volver a la Casa Blanca en 2024.
Además del exmandatario, también fueron restituidas, entre otras, las cuentas de la legisladora republicana Marjorie Taylor Greene, suspendida por difundir desinformación sobre la pandemia de Covid-19, la del rapero Kanye West, que había sido vetado temporalmente por compartir información antisemita, y la del sitio de parodia conservador Babylon Bee, que divulgó comentarios transfóbicos.
Estas reposiciones van a continuar la próxima semana con la "amnistía general” que anunció Musk para todas las cuentas suspendidas “siempre y cuando no hayan infringido la ley o enviado spam de forma escandalosa”, en una decisión tomada (al igual que en el caso de Trump) mediante una encuesta en la red social.
“Esto podría crear el caos y generar muchos problemas. Es cierto que el sistema de suspensiones y apelaciones de Twitter no fue perfecto. Pero una medida general como esta parece más bien una maniobra para llamar la atención y no una reconsideración reflexiva”, indicó a esta agencia John Wihbey, profesor de innovación y tecnología de los medios de comunicación en la Universidad de Northeastern.
“No soy optimista en que la moderación de contenidos vaya a ser adecuada. Es probable que los discursos ilegales, ofensivos y que incitan al odio o a la violencia sean un problema creciente. Esta función debe contar con los recursos adecuados, y Twitter acaba de perder una generación de talentos con despidos innecesarios e imprudentes”, añadió el académico, que trabajó como consultor en esa red social.
Tras ser expulsados de Twitter, algunos de los referentes de la ultraderecha estadounidense se refugiaron en redes sociales alternativas como Parler o Truth Social (creada por el propio Trump), pero la llegada de Musk les permite volver a una plataforma más grande en usuarios, interacciones y aceptada en servicios populares de descargas de aplicaciones como Google Play y App Store.
Ante la posibilidad de que el nuevo Twitter sea vetado en un futuro de esos servicios para bajar apps que ya vienen preinstalados en los celulares, Musk indicó: “Espero que no se llegue a eso, pero si no hay otra opción haré un teléfono alternativo”.
Por su parte, algunos integrantes del Partido Demócrata pidieron migrar a Mastodon, también una red social de microblogging pero de código abierto, que por ahora tiene el mismo problema que Parler y Truth Social para los republicanos, al no contar con la misma llegada que la plataforma del pájaro azul.
“Es muy difícil en este momento fragmentar el espacio comunicacional de Twitter”, apuntó Calvo, profesor en el Departamento de Gobierno y Política de la Universidad de Maryland.
“Hay que pensar que Twitter incluye a casi todos los actores institucionales, la gran mayoría de los dirigentes políticos, y sus mensajes son amplificados por los medios tradicionales todo el tiempo. Entonces, si bien en números es un 10% del tamaño de Facebook (237 millones de usuarios diarios versus 1.980 millones), el impacto político está quizá en algún sentido por arriba”, manifestó
Por el contrario, Calvo sí cree que el tema de los auspiciantes puede tener un impacto para frenar algunos de los cambios que Musk busca imponer en la empresa: muchas marcas ya suspendieron la inversión publicitaria, de la que Twitter depende en un 90% para obtener ingresos.
Pero su incidencia real es una incógnita, como también lo es el efecto que puede tener esta nueva versión de la plataforma en el activismo político global.
La red social tuvo un rol fundamental en la promoción del #Metoo, para denunciar la violencia sexual, o #Blacklivesmatter, para denunciar la violencia policial contra los afroamericanos en Estados Unidos.
Permitió además visualizar y difundir la Primavera Árabe, la guerra civil en Siria y, actualmente, las protestas antigubernamentales en Irán, para nombrar algunos ejemplos.
“No se sabe mucho sobre cómo impactará. Lo que sí cambió es la cultura interna de Twitter, esos principios que establecían que no podía ser usada para reprimir protestas o para transgredir la democracia”, manifestó Calvo y añadió: "Va a haber un debilitamiento de todo aquello que permite proteger a actores sociales que se organizan vía Twitter”.
Wihbey también analizó con cautela el futuro de la empresa: "Musk creó un caos indebido, ofendió deliberadamente a muchas comunidades y, en general, no tomó decisiones meditadas. Al mismo tiempo, es demasiado pronto para saber si estos serán movimientos fatales. Todavía es posible que dentro de un año la plataforma se estabilice en cuanto a su misión”.