Mucho se escribe y opina sobre criptomonedas y medio ambiente. La utilización de grandes cantidades de energía para minar estos activos digitales, sobre todo el Bitcoin, genera debates internacionales que llegaron a incluir a personajes como Elon Musk. Sin embargo, poco se habla sobre los beneficios que puede tener esta tecnología para frenar la crisis climática.
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Una de las empresas que supo capitalizar la tecnología blockchain y las criptomonedas para beneficio del medio ambiente es Green Bond Meter (GBM), una EcoFintech fundada por argentinos que tiene como objetivo proteger tierras y ecosistemas dañados a través de un sistema de tokenización.
GBM es un token o una criptomoneda respaldada en la preservación de un metro cuadrado de selva de deforestación, le explica Juan Núñez, cofundador y CEO, a Forbes Argentina. Y agrega al respecto: Eso nos permite validar ese token a través un mapa digital, en el cual el usuario designa la cantidad de metros cuadrados que quiere preservar con su compra.
-¿Cómo beneficia eso a los compradores?
-Ellos pueden tener trazabilidad y también hacer Ecobranding, es decir poner su foto y la marca para demostrar que están accionando contra la crisis climática. Pero además tienen acceso a créditos de carbono que emite esa tierra que se cuida. Todos los años, al cuidar y preservar estos espacios, se generan créditos de carbono y quienes tienen esa parcela pueden comprarlos con un 50% de descuento y antes de que salgan al mercado. O sea, que no solo pueden ayudar al medio ambiente sino también ganar dinero.
-¿Solo empresas pueden comprar el token?
-Hay tres mercados para el token. Por un lado los criptófilos o personas que invierten en criptomonedas en general. Por otro lado, ambientalistas que realizan un aporte mensual o tienen un determinado dinero designado para este tipo de acciones y les gusta el proyecto. Finalmente, las empresas, que tienen una lógica distinta. Por un lado por lo que ya expliqué pero además aquellas que pueden determinar su huella de carbono y se comprometen a una reducción de la misma para 2030, compran al token a menor precio y tiene 99,9% de descuento en crédito de carbono hasta que recuperen su inversión.
-¿Cuánto cuesta la criptomoneda?
-El token es de venta privada y sale un dólar. Dentro de poco saldremos con venta pública también. La idea es que sea en febrero o marzo y que tenga presencia en cinco o seis de los exchanges más importantes del mundo. Por cuestiones de papeles aún no los podemos mencionar pero está todo encaminado.
-¿Cuánto vendieron hasta ahora?
-Más o menos 500 mil tokens fungibles y tenemos alrededor de 1500 usuarios. Dentro de poco vamos a salir con NFTs (token no fungibles) que la idea sea que se puedan nuclear en parcelas que al unirse formen la imagen de algún animal autóctono.
-¿Y cuántas tierras ya protegen?
-Comenzando por la Selva Paranaense en la provincia argentina de Misiones. Actualmente tenemos 25 mil hectáreas ubicadas a 300 km de Posadas y a 200 de Iguazú. Y el objetivo es llegar a un millón de hectáreas en 10 países diferentes.
-¿Cuántos son en el equipo?
-Los fundadores somos seis y en poco tiempo pasamos de 20 a 60 personas trabajando en cinco países distintos que incluyen Estonia (donde tiene base la empresa), Uruguay y Argentina. Seguramente dentro de poco serán más porque estaremos sumando espacios en Brasil e India, dos de los países más deforestados del planeta. También hay tratativas para sumar tierras en Islandia y México. Estamos expandiendo la escalabilidad y por eso se suman posibilidades de proteger tierras degradadas y explotadas.
-¿Qué ocurre después con esas tierras?
-Luego de ser adquiridas, pasan a ser capital natural de GBM. Es decir, el inventario de recursos naturales renovables y no renovables que, combinados, brindan beneficios a las personas. Nosotros proponemos una obligación de No explotación nociva respaldado por un plazo de 100 años. Una vez finalizado ese período, se dona todo ese capital al país para que sea un parque nacional.
-Por lo general, el mundo de las finanzas o las empresas está separado del medio ambiente. Pero ustedes lo fusionan. ¿Cómo analizan eso?
-Creo que hay varios conceptos a tener en cuenta. Por un lado están las Ecofintech: aplicar finanzas y tecnología, como las criptomonedas, a procesos que generen beneficios ecológicos. Pero eso también está evolucionando y ya se habla de compañías basadas en activos naturales, como es nuestro caso. Compañías con activos naturales positivos, que mejoran o almacenan estos activos. A esto sumado la Web 3.0 y eso genera que estas empresas evolucionen en lo que se conoce como NACs (Natural Asset Companies). Solo para poner un ejemplo, en la bolsa de Nueva York calculan que van a ser las estrellas de la década.
-¿Hay más empresas como GBM?
-Sí, hay muchas compañías que trabajan en relación a esto y cada vez surgen más. La verdad es que en este ámbito hay un único enemigo que es la crisis climática y el punto de no retorno. Por lo tanto, hay mucha colaboración con otras compañías de la región y también de otros continentes. La cuestión recae en poder generar una sinergia que utilice la economía para generar la prevención.
-¿Cómo llegaste a combinar las criptomonedas con el medio ambiente?
-Yo soy abogado y durante muchos años estudié y trabajé tanto en Argentina como en el exterior. En 2016 comencé a minar criptomonedas y no me fue bien. Agarré la baja del 2017 y me desprendí de los equipos. Pero no abandoné ese mundo sino que me capacité mucho para aprender sobre blockchain, criptomonedas y la posibilidad de tokenizar. En un momento, otro de los fundadores de GBM, Juan Durañona y Vedia, tuvo la idea de lograr generar recursos que permitieran no deforestar la selva por un dólar. Y ahí yo le propuse tokenizar esas tierras y empezamos.
-¿Qué opinas de los debates entre criptomonedas y medio ambiente?
-La crítica viene dada por el minado relacionado al uso de energía. En síntesis, hay muchos mineros que compiten entre sí y que van gastando energía y solo uno se lleva la recompensa. Por lo tanto, todo el resto usó energía que no generó una recompensa. Pero creo que eso lleva a que el mayor impulsor de desarrollo de energía renovables sea la propia gente que trabaja con blockchain. La mayoría de los mineros están trabajando eso. Y GBM surge de la blockchain que permite darle trazabilidad a un proceso de remediación de la selva. Sin la posibilidad de tokenizar, no existiríamos. Creo que lo disruptivo de la blockchain es un motor que va a solucionar su propio problema.