La astronomía nos dio el GPS y el WiFi, pero la exploración espacial corre riesgo si continúan lanzándose mega-constelaciones de satélites. Así lo afirmó un nuevo estudio realizado por astrónomos especializados en radioastronomía, que reveló que la segunda generación de satélites Starlink de SpaceX emite 32 veces más interferencia de radio que su hardware de primera generación.
Publicado en Astronomy & Astrophysics en septiembre, los autores del estudio utilizaron el radiotelescopio Low-Frequency Array (LOFAR), que tiene antenas en siete países. Es el telescopio de radio más grande que opera en las frecuencias más bajas observables desde la Tierra.
"Sin medidas correctivas, pronto las únicas constelaciones que veremos serán las hechas por humanos", comentó la profesora Jessica Dempsey, directora general y científica de ASTRON, el Instituto de Radioastronomía de los Países Bajos. "También tenemos soluciones para esta simbiosis en el espacio, pero necesitamos que los reguladores nos apoyen y que la industria se comprometa a encontrar un punto medio", agregó.
Impacto de los satélites Starlink
Si bien los satélites de primera generación de Starlink ya emiten ondas de radio que pueden afectar las observaciones astronómicas, los investigadores señalaron que los nuevos satélites Starlink 'V2-mini' emiten una radiación electromagnética no intencionada (UEMR) mucho mayor. "En comparación con las fuentes astrofísicas más tenues que observamos con LOFAR, la UEMR de los satélites Starlink es 10 millones de veces más brillante", explicó Cees Bassa, investigador de ASTRON y autor principal del estudio.
"Esta diferencia es comparable a la que existe entre las estrellas más débiles visibles a simple vista y el brillo de la luna llena. Como SpaceX lanza unos 40 satélites Starlink de segunda generación cada semana, este problema empeora rápidamente", completó.
El crecimiento de las mega-constelaciones
Actualmente, SpaceX tiene 6.413 satélites Starlink en órbita, de los cuales un tercio de ellos son de segunda generación, según el sitio web del astrónomo Jonathan McDowell, quien los rastrea. Sin embargo, los planes apuntan a convertir a esta compañía espacial en una constelación de hasta 42.000 satélites. Por otro lado, la empresa fundada por Elon Musk no es la única compañía con el objetivo de ofrecer acceso a Internet de banda ancha en cualquier parte del planeta utilizando satélites en órbita baja.
Otros actores incluyen a OneWeb y el Proyecto Kuiper de Amazon, lo que llevó a los investigadores a predecir que para finales de la década podría haber hasta 100.000 satélites en órbita baja. Este incremento en la emisión de ondas de radio desde satélites tan cercanos a la Tierra representa un grave problema para los radioastrónomos.
Un punto de inflexión para la humanidad
La investigación realizada en julio de 2024 cubrió únicamente frecuencias de radio por encima y por debajo de la banda de transmisión de FM, que es la utilizada comúnmente por las radios domésticas. El equipo detectó UEMR en casi todos los satélites Starlink observados, tanto de primera como de segunda generación. Según los investigadores, los niveles posiblemente exceden los umbrales internacionales regulados para interferencias establecidas para emisiones intencionadas.
Los investigadores concluyeron que es momento de implementar regulaciones más estrictas sobre la radiación no intencionada de los satélites para preservar la integridad de las observaciones radioastronómicas. "La humanidad se encuentra claramente en un punto de inflexión donde necesitamos tomar medidas para preservar nuestro cielo como ventana para explorar el universo desde la Tierra.
Las empresas de satélites no están interesadas en producir esta radiación no intencionada, por lo que minimizarla debería ser una prioridad en sus políticas espaciales sostenibles", señaló Federico Di Vruno, del Observatorio SKA. "Starlink no es el único jugador importante en la órbita baja, pero tiene la oportunidad de establecer el estándar acá", agregó.
Cómo salvar la radioastronomía
Según los investigadores, LOFAR, que opera en los Países Bajos, es un buen ejemplo de cómo la industria y los astrónomos pueden trabajar juntos. "Desde que LOFAR comenzó, hace más de una década, cuando se nos advirtió que pronto tendríamos dificultades para observar debido a las interferencias de radio, se logró un apoyo regulatorio y una colaboración productiva con la industria, totalizando más de 1.000 mitigaciones individuales. Esto se realizó en colaboración con decenas de grupos, empresas, infraestructuras, agencias e individuos de todo el país", concluyó Dempsey.
*Con información de Forbes US.