Forbes Ecuador
Happy New Year
Editorial
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2024 fue un año de desafíos, pero también de historias inspiradoras. Las revistas impresas y nuestro sitio web destacaron a líderes que encarnan el espíritu de resiliencia e innovación del país. Este editorial celebra sus logros y los de miles de soñadores y hacedores que, frente a la adversidad, eligieron construir un mejor futuro.

26 Diciembre de 2024 15.25

Cerramos el 2024 con una certeza: los tiempos difíciles no definen quiénes somos, pero sí revelan de qué estamos hechos. Este 2024 fue complejo, lleno de retos económicos, sociales y ambientales, pero también de historias que nos devolvieron la esperanza. En Ecuador, los soñadores y hacedores emergieron como los protagonistas de un relato que merece ser contado.

Las portadas de Forbes Ecuador en 2024 capturaron este espíritu como ningún otro medio. Roque 'Rocketman' Sevilla nos mostró, en la edición de febrero, que los sueños no tienen límites. Su visión de un Ecuador con capacidad aeroespacial desafía nuestras expectativas y amplía las posibilidades que tenemos como nación. José María Serrano, destacado en abril, nos llevó al corazón del comercio electrónico con su fintech 'DEUNA', una empresa que redefinió el panorama digital en América Latina.

En junio contamos con las lecciones del oráculo, Warren Buffett, y descubrimos en qué invierte uno de los inversores más grandes y populares del planeta. En agosto, las mujeres power brillaron de la mano de Pierangela Sierra, fundadora, accionista mayoritaria y CEO de Tipti, la plataforma de e-commerce que vendió US$ 60 en su primer día y que este año espera cerrar con ventas por US$ 85 millones. 

En octubre, Eduardo Izurieta, desde Saludsa, nos recordó la importancia de liderar con propósito en un sector tan crucial como el de la salud. Diciembre cerró el año con historias que inspiran perseverancia. Patricio Ortiz, de GO Corp, es un ejemplo de cómo el trabajo constante y la visión estratégica pueden generar impactos económicos y sociales significativos. Hoy, su grupo suma ingresos anuales por cerca de US$ 1.000 millones y más de 10.000 empleados. 

Estas historias no solo nos inspiran, también nos enseñan. Nos muestran que el Ecuador que soñamos no es un ideal lejano, sino un país que ya existe en cada rincón donde alguien decide transformar una idea en realidad. Nos recuerdan que la innovación no es exclusiva de las grandes urbes ni de los gigantes tecnológicos; está en el campo, en los talleres, en las aulas, en los hogares.

El 2024 nos recordó que los grandes cambios no siempre vienen de arriba. También nacen de individuos y equipos que deciden no rendirse ante la adversidad. Desde pequeñas comunidades hasta grandes empresas, vimos cómo la resiliencia ecuatoriana brilló incluso en los momentos más oscuros.

Pero no podemos detenernos aquí. Si algo nos enseñó el 2024 es que tenemos el talento y la creatividad para competir en cualquier escenario global, pero necesitamos más espacios para crecer. El 2025 debe ser el año en que apostemos por estos soñadores y hacedores con más fuerza. Las empresas pueden ser el motor de esta transformación, invirtiendo en talento local y generando alianzas que potencien el impacto.

También necesitamos un cambio cultural. Ecuador debe aprender a creer más en lo que es capaz de construir. Es tiempo de dejar atrás el miedo al fracaso y abrazar la experimentación, la innovación y el aprendizaje constante. Nuestro país no solo exporta materias primas; exporta ideas, soluciones y sueños.

2024 será recordado como un año de desafíos, pero también como uno en el que, frente a las dificultades, nos dimos cuenta de que el verdadero poder está en nuestra gente. En 2025, tenemos la oportunidad de redoblar esta apuesta: invertir más en educación, fortalecer las redes de apoyo a los emprendedores y generar un entorno donde los grandes sueños encuentren tierra fértil para crecer.

Ecuador es un país de soñadores, pero sobre todo, de hacedores. En este nuevo año demostremos, una vez más, que nuestras mejores historias no son las que imaginamos, sino las que hacemos realidad. (O)

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