Con ventas de US$ 240 millones anuales, Novopan continúa innovando en la fabricación de tableros aglomerados. Cada día produce alrededor de 25.000 tableros que se exportan a 15 países.
Esta industria familiar arrancó sus operaciones en 1979 en el sur de Quito, con una inversión inicial de US$ 4 millones (116 millones de sucres, al cambio de esa época) y una producción de 30.000 metros cúbicos que en su totalidad se exportaba a los países del Pacto Andino (Colombia, Venezuela y Perú).
En 1982 se suspendió la venta de aglomerados para esos países lo que significó una crisis de grandes dimensiones. La producción bajó a 7.000 metros cúbicos y se los empezó a comercializar en el país sin mayor aceptación recuerda Ignacio Bustamante, presidente Ejecutivo de la firma. "Fueron 10 años terribles. Todos los días teníamos que reinventarnos, nada funcionaba. Los accionistas cada año debatían si continuaban o ponían un cerrillo".
La decisión fue seguir. En 1996 empezó una etapa de inversiones y ejecución de proyectos, desde compra de maquinaria, la apertura de una oficina en Perú, compra de terrenos, incremento de la producción. Una de las inversiones más importantes en este camino fue la construcción, y luego ampliación, de una nueva planta en el sector de Pifo-Itulcachi qué significó una inversión sobre los $ 60 millones.
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Graduado en Ingeniería electrónica de la Escuela Politécnica Nacional, con un MBA en el INCAE, Bustamante ingresó a Novopan en 1986 como ingeniero de mantenimiento; en el 2000 fue nombrado gerente General y hoy se desempeña como presidente Ejecutivo.
Entre sus retos está construir un modelo de gestión competitivo que se adapte a los cambios en un ambiente volátil y en ocasiones incierto.
Actualmente Novopan cuenta con 16.000 hectáreas de bosques cultivados tanto en la costa como en la sierra, 80 Novocentros (franquicias) en Ecuador, 70 en Perú y 200 en Colombia. También tiene cuatro centros de experiencia en Ecuador, tres en Perú y dos en Colombia en donde el cliente puede conocer los múltiples usos de sus tableros.
La empresa tiene 640 colaboradores y exporta a 15 países, incluidos México y Estados Unidos. "Siempre pensamos a largo plazo en este negocio. Eso nos permite hacer inversiones y seguir creciendo".
Bajo esta premisa, este año empezó la construcción de una planta de energía en base a biomasa y restos de madera, con lo que se espera sustituir en un 90% el uso de combustibles no renovables como el diésel y el bunker que utilizan 450.000 galones mensuales. "Generaremos calor con madera y sus residuos y todo elemento biológico. Hablamos sobre 20 toneladas diarias de biomasa. Lo trascendental de esta nueva tecnología es la colocación de un filtro electrostático húmedo, con lo que la nube de vapor (90% agua- 10% combustión) que actualmente generamos desaparecerá completamente y también la preocupación de que afectamos el medio ambiente. La inversión es de US$ 14 millones y estará operativa en julio de 2025".
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Este proyecto es icónico para Bustamante porque representa el compromiso con la sociedad, el ambiente y un trabajo constante en automatización, innovación y actualización tecnológica.
En estos días la principal preocupación de este ejecutivo es la crisis energética que enfrenta el Ecuador. La medida de racionar en un 100% la energía eléctrica al sector industrial despertó todas las alarmas. "En Novopan estamos perdiendo US$ 840.000 diarios, al tener que recortar nuestra producción en un 50%. Cómo explico a mi cliente en el exterior que no le puedo entregar el producto porque no tenemos luz".
¿Hay proyección de construir una planta en otro país? "Nos sentimos en la obligación moral de seguir en Ecuador, pero el debate siempre está en la mesa de las discusiones. Sino creces, decreces. Ecuador tiene todo, pero todos los días nos esforzamos por hacer más difícil el crecimiento y la estabilidad". (I)