El ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Vega, llegó con antelación a nuestras oficinas en Quito. Pasamos a la sala de reuniones y comenzamos con esta entrevista, que duró aproximadamente una hora. Con sus propias palabras, con sus ejemplos y sus explicaciones, compartió con Forbes Ecuador por qué considera que el camino que tomaron es el adecuado.
Recibir un país "básicamente quebrado" fue el mayor reto. Vega asegura que, en la entrega del puesto, el ministro saliente, presentó una cifra de US$ 2.800 millones de deuda general. Le tomó muy poco tiempo darse cuenta que existían rubros por devengar que no estaban contabilizados. La cuenta final subió a US$ 5.300 millones, con una caja fiscal que tan solo tenía US$ 280 millones. La situación era bastante difícil. Vega rememora que después de recibir las nuevas cuentas, tuvo solo siete días para gestionar el pago de nómina del sector público, que asciende a US$ 800 millones al mes. Se movieron a la "velocidad del rayo" para ver todos los recursos que tenían disponibles y cumplieron con esta obligación, con un día de retraso. Comparte esta anécdota para enfatizar la situación complicada que vivía la caja fiscal en ese entonces.
Cerraron 2023 con US$ 4.600 millones en retrasos y US$ 98 millones en la caja fiscal, el nivel más bajo reportado en los últimos 18 años. A esto, el ministro Vega suma la escasa relación que mantenía el Gobierno pasado con los multilaterales, quienes tenían reparos con Ecuador por los cambios tributarios. Su respuesta: "decidimos subir tres puntos al IVA, después pusimos impuestos adicionales a los bancos, las empresas… subimos el ISD (los recursos de los multilaterales a los bancos son exentos de este impuesto). Nos dimos cuenta que la proyección del hueco fiscal, la diferencia entre ingresos y egresos para 2024, era de US$ 10.000 millones. Los ingresos eran de US$ 25.000 millones y los gastos eran de US$ 35.000 millones".
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Con este panorama, Vega recuerda a los muchos "expertos economistas y de trayectoria" que dijeron que llegaba el fin de la dolarización. "Hubiera sido una crisis brutal del sistema financiero nunca antes vista y mucho más fuerte que la de 1999". Ecuador, después de Estados Unidos, es la economía dolarizada más grande del mundo y eso implica que los shocks externos llegan directamente y no se pueden realizar ajustes como en Perú o Argentina. "En Ecuador solo nos queda la política fiscal. Cuando una economía no tiene capacidad de pagar sueldos, emplea menos y por eso tenemos esos niveles tan altos de desempleo".
El esquema impositivo solo cubría US$ 3.000 millones de ese hueco (de US$ 10.000 millones) y por eso llegaron ajustes como la eliminación del subsidio de la gasolina extra y ecopaís. Con estas medidas tomadas —y siguiendo su plan económico— se sentaron con el Fondo Monetario Internacional. "Nos apoyaron con US$ 4.000 millones a cuatro años y ya llegaron los primeros US$ 1.500 millones. Esto nos ayudó a golpear la puerta de otros multilaterales: US$ 1.000 millones del Banco Mundial, US$ 1.000 millones del BID, cerca de US$ 700 millones de la CAF y también bilaterales como la AFD francesa, con US$ 50 millones, los canadienses nos desembolsaron US$ 60 millones, la FLAR nos dio US$ 308 millones y Corea del Sur financiará a Ecuador con otros US$ 100 millones". Es decir, hasta cerrar este año se espera recibir un monto total de US$ 5.122 millones.
El dinero viene a impulsar la inversión pública. Vega recalca que arrancaron los primeros tres meses de 2024 con un presupuesto prorrogado. Recién se comenzó a ejecutar la nueva proforma en mayo, con los recursos que llegaron del extranjero. "Vamos ejecutados unos US$ 400 millones del PAI de inversión pública del Presupuesto General del Estado, donde hay inversiones de diferentes ministerios. De aquí hasta fin de año se espera inyectar al menos US$ 200 millones por mes a la inversión pública para cumplir con al menos los US$ 1.400 millones que están en la proforma".
Con respecto a las presiones del lado energético, el ministro afirma que pueden llegar hasta US$ 500 millones adicionales este año para comprar capacidad de generación y evitar los apagones. Todos estos ingresos se espera que no incrementen el endeudamiento del país y, hasta el cierre de mayo, el nivel de deuda cerró en 48,85 % del PIB.
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"El programa económico del Gobierno obviamente no es el ajuste. Esta es una medida extrema para que baje el riesgo país y podamos atraer inversiones frescas". En este contexto, el funcionario, en medio de la conversación, dijo: "todos quieren que los resultados se vean inmediatamente, pero no funciona así".
¿Cuándo vamos a ver resultados? Ya los estamos viviendo, asevera Vega. "De julio de 2023 a julio de 2024, los depósitos del sistema financiero subieron un 11 %, pasando de US$ 18.069 millones a US$ 19.233 millones. La cartera de crédito productivo también se incrementó en un 6 %. Además, estamos fortaleciendo la dolarización, aumentando las reservas internacionales del país. En diciembre estaban en US$ 4.454 millones y hoy contamos con US$ 7.170 millones. De igual manera, desde la banca pública se han colocado US$ 4.500 millones más en créditos, en casi dos millones de operaciones enfocadas en economía popular y solidaria. No nos olvidemos que las exportaciones no petroleras crecieron en US$ 1.793 millones, comparado con el periodo (enero - junio) de 2023".
Vega afirma que desde inicios de este Gobierno se han pagado casi 8.600 millones a proveedores, pero como es un flujo constante cada mes aparece una nueva obligación. La reducción neta en esta deuda es cercana a los US$ 1.000 millones y se espera cerrar este año con un déficit del 3 % del PIB (US$ 3.000 millones). En temas de inflación, el ministro explica que el peor impuesto que se puede poner a la gente pobre es subir los precios de las cosas, por lo que han mantenido una inflación acumulada del 1,6 %, que fue lo proyectado. "Los precios básicamente no han subido y se han mantenido por niveles menores al 2 %".
Las buenas noticias son que vamos a tener un segundo semestre mucho mejor que el primero, según Vega. Aún no es suficiente, sabe que los niveles de insatisfacción son altos, pero a medida que entren más recursos, el efecto positivo será multiplicador.
Sobre el tema petrolero, el ministro Vega confirma que Petroecuador no tiene el potencial de invertir. Por ejemplo, el campo Sacha, necesita casi US$ 2.000 millones de inversión para incrementar en un 50 % su producción. Su plan es hacerlo con empresas públicas internacionales (gobierno a gobierno), que pueden formar consorcios privados, para invertir en el país. Tendríamos regalías anticipadas de cerca de US$ 1.500 millones y un esquema de margen compartido. Con esto se lograría sustituir en gran parte la producción del campo ITT, que deberá cerrarse por mandato popular.
Vega también explica que sectores como la minería podrían recibir grandes inversiones en corto plazo, con montos que podrían superar los US$ 6.000 millones. Tiene claro que el petróleo es un elemento clave para la economía nacional, ya que asegura que hay una brecha que se debe cubrir si no queremos más impuestos. Otros sectores que tienen posibilidades de crecimiento son la agricultura, la agroindustria y el turismo. "Somos un Gobierno que está convencido que el motor de la economía es el sector privado, el Gobierno tiene que ser un regulador y un coordinador para que las cosas pasen y para que se redistribuya la riqueza desde los que más tienen hacia los grupos más vulnerables".
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Para cerrar la entrevista, el funcionario indica que van a seguir corrigiendo las distorsiones de la economía y —con los aprendizajes que dejó la eliminación del subsidio de la gasolina— esperan seguir a mediano plazo "desmontando todos los esquemas de subsidios". Asimismo, con las elecciones presidenciales a la mira, espera que se queden institucionalizados los acuerdos y se deje de tener una visión "cortoplacista". "No es un tema ideológico, sino pragmático. Necesitamos crecimiento económico, empleo, recursos… para seguir haciendo inversiones públicas y potencializando las inversiones privadas". Para todo esto, crearon el Comité de Estabilidad Financiera que compartirá información, criterios y entregará una mayor fortaleza al sistema financiero.
Es optimista sobre las proyecciones de crecimiento para el próximo año por los cambios que se vendrán y sobre todo porque aportarán con unos dos puntos más a las proyecciones de organismos como la CEPAL (1,6%). Su esfuerzo es sostener el empleo y su aspiración como cabeza del Ministerio de Economía y Finanzas es que el crecimiento económico del país no venga del sector público. Vega espera que el desarrollo nazca desde un sector privado fuerte y activo, de empresas grandes, que traigan mucho empleo. "No solo el 33 % de la gente debería tener un empleo formal, tenemos una deuda con ese 70 % restante". (I)