Esta guayaquileña llegó a Quito hace 12 años. Dejó su ciudad natal para comenzar sus estudios superiores. Carol Marcial Verdesoto asegura ser buena con los números y tiene un título en Finanzas y Administración de Empresas en la Universidad San Francisco de Quito. Nunca tuvo un primer empleo porque en 2016, apenas dejó las aulas de clase, inició con su emprendimiento Perla Organic Chocolate, con una inversión de US$ 200.000.
Sus padres tienen una finca de cacao en Canoa (Manabí) y ellos le motivaron a que procese la materia prima. Así, en sus últimos semestres, comenzó a construir una idea que se convirtió en un emprendimiento y hoy es una empresa que facturó el año pasado US$ 684.000. Son especialistas en la elaboración de chocolate, tienen 60 diferentes formulaciones y cuentan con 20 productos en las perchas nacionales. De acuerdo con Marcial, su planta de producción, ubicada en el norte de Quito, tiene una capacidad de procesamiento de seis toneladas mensuales y, por el momento, están produciendo al 95 %. Esto ha limitado su crecimiento internacional, pero el año pasado enviaron su primera carga a Chile.
Tiene 34 años y afirma ser la todóloga de su empresa. Ella no solo es la cabeza en temas administrativos y estratégicos, sino que es la encargada de hacer las mezclas y producir los chocolates que se venden, únicamente, a través de supermercados como: Supermaxi, El Coral, Santa María y Almacenes Tía. Me encanta estudiar y tomé un curso de chocolatería. Me iba muy bien en la clase de formulación y ahora estoy a cargo de las recetas. Siempre nos diferenciamos por los sabores y la calidad. Creamos una experiencia única, desde que abres el empaque, saboreas el chocolate y reutilizas la envoltura.
Con el objetivo de crecer y tener una verdadera propuesta de valor, Marcial estudió una maestría en España sobre economía circular. Para mi proyecto final tuve que analizar cómo puedo implementar esta economía en mi planta de producción. Revisé dónde tenía la mayor cantidad de desperdicios y surgió la idea de utilizar los papeles reciclados para hacer papel semilla. Así fundó su segunda empresa Green Perla, en 2020, dedicada a la producción de papel plantable.
Es una empresaria que, tras reflexionar sobre su camino, enfatiza que emprender es complicado, pero vale la pena. Es un laberinto lleno de caídas y subidas, pero he aprendido un montón. Lo más importante es rodearte de personas que conocen del sector o la industria. No debes hacer todo tú solo, siempre puedes buscar un socio con quien compartir las responsabilidades y las decisiones duras. Al momento, cuenta con ocho colaboradores.
Marcial ha sacado a flote sus dos empresas. La segunda es proveedora de papel para su línea premium de chocolates. Los empaques eran importantes e invertí cerca de US$ 10.000 para integrarlo en mi planta. Debo confesar que el precio se incrementó en un 14,5 %, pero es necesario que los seres humanos pongamos más atención en el cuidado del ambiente. Además, el consumidor está dispuesto a pagar un poco más cuando sabe lo que hay detrás del producto.
Tras varias pruebas sacó un papel que contiene semillas de coliflor, zanahoria, lechuga o brócoli. Cuando la persona está lista para desechar el empaque, lo único que debe hacer es remojar el papel y plantarlo. Marcial señala que este tipo de prácticas, de acuerdo con estudios europeos, puede reducir los costos operativos entre un 5 % y un 20 %, disminuir las emisiones de CO2 entre un 10 % y un 30 % y sobre todo reducir los residuos entre un 20 % y un 50 %.
Una experiencia circular que espera compartir con otras empresas, ya que su plan a corto plazo es ampliar su producción de papel semilla y comercializarlo. Estoy segura que es una estrategia empresarial sostenible que se debería aplicar en más negocios.
Sus dos empresas han sido galardonadas. Perla Organic Chocolate recibió en 2018 y 2020 el International Chocolate Award, que se desarrolla en Londres y participan marcas de todo el mundo. Por su parte, Green Perla recibió un reconocimiento como uno de los 500 mejores proyectos enfocados en sostenibilidad y economía circular, en la convocatoria Latinoamérica Verde. Sus propuestas son una muestra de cómo lo ecofriendly puede transformar la industria de los alimentos. (I)