El 28 de agosto de este año se cerró el primer pozo del ITT y el 31 del mismo mes empezó ya su cierre total. Más allá de los ingresos y los empleos que se pierden, un tema ya bastante discutido, me pregunto ¿dónde están todos los miembros del sector afectado?
Paso constantemente por el Ministerio de Energía y únicamente veo marchas y protestas del lado ambientalista de esta ecuación. Incluso en redes sociales veo mucha más presión por parte de ellos a que se cumpla el resultado de la Consulta Popular sin excepción. Por eso me queda una duda, ¿el otro lado involucrado que ha hecho? Toda decisión tiene consecuencias, pero parecería que los teóricamente afectados no son tan afectados como creíamos.
Todos los técnicos de esta área son los afectados directos ya que sus puestos de trabajo se suprimen. Sin embargo, no los veo tan afectados o les noto pasivos y con poco compromiso. Esa pasividad da a pensar a quienes ven el problema desde lejos que no es tan grave como creíamos quienes hemos vivido de esto.
Hoy es un campo, pero mañana pueden ser otros. Los empleados tanto técnicos como administrativos se quedan sin trabajo, pero tampoco les he visto hacer ruido al respecto. Esta industria que por mucho tiempo fue la industria pudiente del país hoy me decepciona al sentir que en estos momentos no se han podido organizar para hacer escuchar su punto de vista. Esa corrupción que tanto se le ha asociado hoy no les permite pensar en un bien común. No se organizan y por lo tanto no nos demuestran que el mayor recurso del país es tan importante como siempre lo creímos. ¿Es inevitable que debemos buscar otras energías más limpias a largo plazo, pero en el corto es cierto que podemos vivir sin estos ingresos? ¿Sin una transición tan drástica?
Todos los empleados del sector tanto públicos como privados deberían haberse organizado y dar su opinión. Recuerdo cuando por Consulta Popular nos prohibieron disfrutar de la famosa Fiesta Brava. Yo, mis amigos y mis familiares salíamos varios días con carteles para dar nuestra versión. Sentí que todos los sectores estábamos presentes y queríamos defender lo que para nosotros era más allá de una tradición y una dinamización de la economía. Era un estilo de vida y una herencia cultural.
Si bien no conseguimos ganar la consulta popular todo el ruido de esos meses ha permitido que la cultura taurina del país aún se mantenga viva. Con otros toques y adaptaciones que obviamente le han quitado peso, pero no nos dimos por vencidos tan fácilmente. Como se dice vulgarmente dimos pelea.
Los petroleros poco o nada han hecho. Pienso en todos los expertos que hablan constantemente en canales de televisión y radio pero que en una situación como esta están cómodamente en la sombra. Igualmente, a los distintos gremios que nulo impacto tan tenido con su gestión ya que este debió ser el objetivo de todos quienes nos sentimos de una u otra manera afectados. Lamentablemente el egoísmo, la falta de visión a largo plazo y el simple conformismo no les han permitido tener una unidad de todos los actores afectados y postrarse con una sola postura.
No es cuestión de culpar a las autoridades de turno porque esa pasividad sólo refuerza la idea que el cierre no era tan crítico como muchos hemos creído.
La consecuencia de ello es que mientras esperan reaccionar el tiempo se acaba y no tendrán más que sin transición adaptarse a otros sectores con sobre o sub calificación en sus perfiles de puesto. (O)