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Vivir en un mundo circular: ¿utopía o realidad?

Pablo Macías

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Concretar una Economía Circular va más allá de solo hablarlo implica que los tomadores de decisiones sea empresarios o políticos tomen acción y se involucren en cambios que generan grandes oportunidades para el futuro cercano.

20 Septiembre de 2024 14.20

Cada vez es más común escuchar hablar sobre la Economía Circular (EC) en las empresas, los foros, las redes sociales y otros espacios de debate. Pero realmente sabemos ¿qué significa ese concepto y cómo aplicarlo efectivamente? Partamos del inicio: la Economía Circular se refiere a las distintas opciones que tenemos para alargar la vida útil de los recursos que usamos, que no son infinitos y que al aplicarla correctamente trae impactos directos a la naturaleza, a la sociedad y al modelo económico de los países que contarán con más empresas y más puestos de trabajo.

La Fundación Ellen MacArthur asegura que implementar procesos vinculados con este principio pueden generar alrededor de USD 1 billón en beneficios anuales a nivel mundial para el 2025 y el Foro Económico Mundial prevé USD 4,5 billones en beneficios anuales para el 2030, principalmente por la creación de nuevos modelos de negocios y ahorros en recursos. En nuestra región, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) prevé la generación de 4,8 millones de empleos que generarán un mercado de alrededor USD 110 mil millones para 2030.

Si bien para Ecuador no existen datos concretos sobre la generación de empleo o el incremento del PIB, hay que destacar la emisión del Libro Blanco de Economía Circular y la aprobación de la Ley de Economía Circular en el 2021 con lo que se ha trazado una ruta para alcanzar una transición a este nuevo modelo. Y, justamente la implementación de estas políticas son una gran oportunidad para el sector privado. A manera de ejercicio, miremos tres líneas de negocio que pueden tener un gran impacto al implementar prácticas de EC.

Uno de los sectores con mayor potencial es el de alimentos y bebidas en el cual hay múltiples opciones a implementar antes de la producción como es el uso de nuevos componentes para sus empaques y envases, reducción de materias primas, tamaños y diseños que generan ahorros de recursos; y, luego con el proceso de tratamiento de residuo fortaleciendo los modelos de gestión de responsabilidad extendida del productor de manera más efectiva con impacto directo de generar más oportunidades de trabajo.

Otro sector es la agroindustria donde se debería implementar tecnología limpia que ayude a la reducción de costos de producción, a la vez que encontramos oportunidades para mejorar la manera en la que cultivamos, cosechamos, conservamos el producto sin desperdicio de recursos. A nivel mundial, Nueva Zelanda, Israel, Países Bajos son referentes de quienes podemos aprender.

La tercera industria a la que quiero referirme es aquella que está enfocada en la gestión de residuos en la que es urgente pasar a modelos más tecnificados en el manejo adecuado de todas las fases: recolección, aprovechamiento, reutilización y reúso de partes y componentes, entre otros. En este sentido hay que destacar la reciente obligatoriedad de la política de responsabilidad extendida del productor para aparatos eléctricos y electrónicos para empresas importadoras, productoras y ensambladoras lo que está generando grandes oportunidades para emprendimientos dedicados a la reparación y acondicionamiento de esos equipos a la vez que crea conciencia en el usuario para que la primera opción no se desechar y comprar.

Según estadísticas de World Wildlife Fund (WWF) si mantenemos el actual ritmo de consumo, hoy por hoy necesitamos 1,75 planetas tierra para mantener nuestros hábitos de consumo, por ello es necesario tomar conciencia y empezar a cambiar nuestro estilo de vida. Cambiar el modelo de vida actual es poner a la persona en el centro para generar bienestar, buena calidad de vida, salud, entre otros.

En conclusión, la aplicación de una real Economía Circular abre oportunidades que van más allá de lo ambiental pues cada paso dado, crea beneficios sociales y desarrollo económico en los países que tienen un seguimiento y mediciones adecuadas. Concretar una Economía Circular va más allá de solo hablarlo implica que los tomadores de decisiones sea empresarios o políticos tomen acción y se involucren en cambios que generan grandes oportunidades para el futuro cercano. (O)

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