El Ecuador es el único país en la Cuenca del Pacifico que no tiene un tratado comercial con los EEUU. Sin eso y con productos similares a los de nuestros vecinos, estamos en clara desventaja competitiva. Estados Unidos ha sido nuestro mayor socio comercial. Hemos tenido, además una balanza comercial total y no petrolera positiva. La mayor variedad de productos exportados va a ese país. Con gran esfuerzo se ha podido aprovechar de una economía muchísimo más grande, de mayor poder adquisitivo y colocar productos de calidad, aun con el pago de aranceles. A su vez compramos lo que requerimos para la producción: bienes de capital y materias primas. Debería primar el pragmatismo, pues la ventaja del intercambio comercial grandemente sobrepasa los poquísimos productos donde se podría competir. Imaginémonos si nuestro broccoli deja de pagar 14.9%, el atún 12.5%, las rosas 6.8%, etc. Imaginemos productos con acceso preferencial en el mercado que compra alrededor del 23% de nuestras exportaciones. Resulta incongruente que no tengamos un acuerdo comercial y en el momento que anunciamos nuestro deseo de negociarlo, las prioridades políticas en Washington, DC han cambiado. El gobierno del presidente Biden no ha firmado acuerdos comerciales hasta el momento.
Se ha avanzado mucho en el desarrollo de la cooperación con los Estados Unidos: el apoyo extraordinario en el momento de la vacunación COVID; el apoyo en seguridad y en la lucha contra las drogas; los diversos programas luego del regreso de la USAID y las líneas de crédito de casi un billón de dólares por parte de la US International Development Finance Corporation (DFC). Recordemos que con mucho esfuerzo y trabajo en equipo (sector privado y público) se reactivó el Consejo de Comercio e Inversiones (TIC, por sus siglas en inglés), se mejoraron los procesos comerciales y se logró firmar el Protocolo Fase 1, único documento en materia comercial suscrito en más treinta años con los Estados Unidos y que contiene disciplinas comerciales transversales;continuando en este procesos de ampliar los flujos comerciales se ha anunciado la negociación de una Fase 2. Todo esto, muy importante en un futuro tratado comercial. En noviembre pasado, el Congreso de los EE. UU. pasó una ley, coloquialmente denominada “Ley Ecuador” que la ratificó el presidente Biden, inédita e inexistente para ningún otro país del mundo que incrementa la cooperación, apoyo y presupuesto en varias áreas, principalmente en pilares de seguridad y producción. Sin embargo, no logra un acceso libre aranceles a nuestros productos a ese mercado. En una economía como la ecuatoriana, el impacto de las exportaciones en la creación de empleo y de nuevas oportunidades, es inmenso con resultados muy rápidos. Un tratado comercial nos lo daría, pero ¿mientras tanto qué? El ATPDEA feneció en el año 2013 sin que hayamos hecho nada para evitarlo. Sin eso, se han dejado de exportar más de mil millones de dólares (estimado en cinco años). Un nuevo esquema de preferencias arancelarias podría revertirlo y nos daría tiempo para negociar un tratado. El nivel altísimo de la relación y la aprobación de la “Ley Ecuador” hacen pensar que un programa de preferencias es factible. ¿Un ATPDEA revitalizado?, ¿se puede desarrollar uno nuevo solamente para Ecuador?
En el último trimestre del año pasado, aparece dentro del Senado de Estados Unidos la posibilidad de incluir al Ecuador dentro de un esquema de preferencias ya existente, tal como el CBI (Caribbean Basin Iniative). La Cámara de Comercio Ecuatoriano Americana, con sede en Quito, proveyó a los staffers de los Senadores Menéndez y Risch, demócrata y republicano respectivamente, un estudio técnico como soporte a esta idea. Éste reflejó que cubriría un 56% de los productos ecuatorianos (que adicionados a los que actualmente no pagan arancel llegarían al 90% de todos los productos no petroleros exportados). Con base al estudio y la voluntad de los senadores mencionados, se hizo posible ingresar un proyecto de ley que se la denominó IDEA y que su texto, muy simple básicamente dice “inclúyase a Ecuador a continuación de Dominica”. Una oportunidad de oro, que necesita la aprobación de un Congreso bicameral para convertirse en ley. Para esto deberá presentarse en la Cámara de Representantes, en su comité de Medios y Arbitrios, un proyecto similar al del Senado. Existe la voluntad de representantes de ese comité para presentar un “Sister Bill”. Nuestros productos no compiten con los de los países del Caribe, no debería haber oposición. Contrariamente al SGP, no tiene límites de competitividad, y su vigencia es más amplia que el SGP. Está vigente hasta el año 2030 para un pequeño grupo de productos y para el grueso de productos no tiene fecha límite de vigencia.
Tenemos un reto a corto plazo. Estos próximos seis meses son cruciales para conseguir el objetivo. La Cámara de Comercio Ecuatoriana Americana en Quito ha sido delegada, apoyada por FEDEXPOR, por parte del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) para liderar los esfuerzos que ya los ha venido haciendo para impulsar este proyecto de ley. El sector privado debe tomar esta oportunidad y trabajar junto con sus contrapartes en los Estados Unidos para que los representantes y senadores conozcan las ventajas del intercambio comercial. El apoyo del sector oficial y el trabajo incansable y continuo de nuestra embajadora y su equipo en Washington DC, son esenciales. Desde hace mucho en temas comerciales con los Estados Unidos no se ha tenido una oportunidad igual. (O)