La época navideña es un tiempo especial que ya hemos comenzado a vivir. Está marcada por un notable movimiento comercial, la compra de regalos y la organización de eventos para compartir con familiares, amigos y colegas. Sin embargo, es mucho más que eso: es una oportunidad para reconectar con nuestra esencia y enseñar a los más pequeños el verdadero significado de estas fechas.
Para los niños y niñas, la Navidad es un tiempo lleno de alegría, ilusión y entusiasmo. Algunos podrían participar en la decoración del hogar, visitar a sus seres queridos o recibir a quienes han estado lejos. Esta época de reencuentro genera emociones profundas y positivas, pero también es un momento para cultivar en ellos valores y experiencias que trasciendan lo material.
Además de los aspectos festivos, no debemos olvidar la dimensión espiritual que caracteriza esta época. La espiritualidad puede definirse como una vivencia interna que conecta con el sentido de la vida, el bienestar emocional y la paz interior. Cada persona la experimenta de manera única, según sus creencias y vivencias personales. Es importante reconocerla como una parte fundamental de lo que somos, una semilla que también puede germinar desde la niñez.
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La pregunta que surge entonces es: ¿cómo podemos promover una Navidad con sentido en los más pequeños?
Comparto algunas ideas para fomentar el verdadero significado de la Navidad
- Rescatar el valor de compartir:
Invitemos a los niños a identificar juguetes en buen estado que puedan donar, o incluso a compartir algo nuevo. Si lo entregan personalmente, no solo estarán dando algo material, sino también su tiempo y cariño. - Crear mensajes de amor:
Una actividad que me parece significativa es pedirles que preparen tarjetas o cartas con mensajes de afecto para adultos mayores que viven en asilos o que se encuentran solos. Este gesto sencillo puede llenar de esperanza a quienes más lo necesitan. - Fomentar la solidaridad a través de donaciones:
Acompañar a los padres en la recolección o compra de alimentos, ropa o juguetes para familias en situación de necesidad. Esto ayuda a desarrollar empatía y amor por los demás. Es una oportunidad para enseñarles a mirar más allá de su entorno inmediato. - Rezar la novena o reflexionar en familia:
Si en el hogar existe la tradición de rezar la novena, estos momentos pueden servir para fomentar la reflexión, el perdón y la paz. Si no es así, podemos aprovechar la época para explorar juntos valores universales como la generosidad, el respeto y la bondad.
Es fundamental recordar que los niños aprenden a través del ejemplo. Como decía Vygotsky, "somos lo que somos a través de los otros". Las acciones y valores que sembremos hoy serán la base para el futuro de los más pequeños.
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En un mundo lleno de conflictos, es necesario volver a lo esencial: nuestra conexión con los demás, con lo que está dentro de nosotros y con aquello que trasciende lo material. La espiritualidad, entendida desde cualquier enfoque, nos permite dar sentido a la vida y construir un mundo más humano.
Que esta Navidad no sea solo una más, marcada por la entrega de regalos. Démosle un sentido más profundo colaborando con los demás, compartiendo lo que tenemos y lo que somos. Porque al dar, recibimos bienes que no se ven, pero que enriquecen el alma: amor, gratitud y paz interior.
En esta Navidad, ¿qué semilla sembrarás en los corazones de los más pequeños? (O)