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CRISIS ELECTRICA
Columnistas
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Ante una crisis cuyas consecuencias son impredecibles e incalculables, es necesario pensar en mecanismos que puedan permitir a los operadores económicos cuyas actividades operacionales estén en riesgo, reestructurar sus negocios para que se mantengan como agentes viables y minimizar el impacto de esta nueva pandemia eléctrica en la economía del país.

16 Octubre de 2024 10.43

Dadas las circunstancias actuales, la posibilidad de que muchas empresas entren en crisis es bastante elevada. No hay que tener muchas luces para darse cuenta de eso. Además de la molestia por el tráfico insostenible o el aumento de la delincuencia, en el ámbito empresarial hay que sumar el costo que significa parar negocios por la falta de electricidad por no poder producir o vender. No solo es no abrir en determinado horario, sino, en algunos casos, el costo que representa pagar horas extras o suplementarias a los trabajadores por culpa del horario de racionamiento de electricidad. Sumemos el hecho de trabajar pocas horas, la inversión (costosa) en generadores de las compañías que pueden darse ese lujo o el costo del combustible para poder mantener prendidos los generadores. Sin lugar a duda, son factores que van a pasar factura.

Si las empresas no logran tener ingresos para cubrir estos costos, la consecuencia inevitable será el incremento de los precios de los productos o servicios o la avalancha de despidos a trabajadores a los que no habrá cómo pagar sus remuneraciones. En el peor de los casos, si no existe un punto de equilibrio lo siguiente será el cierre y quiebra de los negocios. Este escenario dantesco generará consecuencias inimaginables. Además de los despidos y la ralentización de la economía del país, al no haber empresas no habrá plazas de trabajo y se les dificultará a los profesionales volver a emplearse. Como ya ocurrió luego de la pandemia, la desesperación por no tener un trabajo podría generar delincuencia. No hace falta explicar más cosas. 

Tampoco viene al caso echar la culpa al gobierno corrupto de tal o al incompetente de cual. Lamentablemente no sacamos nada viendo al pasado. Sin embargo, es necesario empezar a actuar. Si la construcción de algún proyecto toma tiempo y las soluciones de infraestructura están por venir, pensemos en alternativas de corto plazo que puedan ayudar al tejido empresarial.

Por eso, es vital que el presidente envíe un proyecto de ley económico urgente que permita la inversión de privados en sectores estratégicos. Pero, sobre todo, que modifique, por esta circunstancia excepcional, un régimen de contratación flexible que evite el pago de horas extraordinarias mientras duren los apagones por circunstancias de fuerza mayor. También, se debe incentivar a las compañías que mantengan a sus trabajadores en nómina o encontrar mecanismos de flexibilización de acceso a crédito o, incluso, formas para incentivar la negociación de deudas. Si bien eso es una competencia del privado, si se puede flexibilizar el pago de contribuciones e impuestos con el fin de priorizar la liquidez de las empresas y así fortalecer el aparato productivo. Esto podrá dinamizar en algo la maltrecha economía.

Otra gran necesidad es contar con normas que permitan un adecuado sistema de concurso preventivo. En otras latitudes, el concurso preventivo ocupa un lugar fundamental y básico entre las normas mercantiles. No hay país civilizado que no haya adoptado este tipo de regulación. Hay casos que son ampliamente conocidos por su divulgación como el famoso "Chapter 11" del Bankruptcy Code de los Estados Unidos que ha salvado a miles de compañías y al tejido empresarial. Este sistema de protección, además de proteger a las compañías y a la economía, también sostiene plazas de trabajo y pago de impuestos.

Por eso, ante una crisis cuyas consecuencias son impredecibles e incalculables, es necesario pensar en mecanismos que puedan permitir a los operadores económicos cuyas actividades operacionales estén en riesgo, reestructurar sus negocios para que se mantengan como agentes viables y minimizar el impacto de esta nueva pandemia eléctrica en la economía del país y en la generación de trabajo. 

Los empresarios necesitan soluciones cuando están en crisis con el fin de salvar negocios. La existencia de una ley de reestructuración empresarial podría contribuir a la estabilidad económica del país. Por eso, es necesario y urgente plantear cambios a la legislación para, desde un enfoque operacional, asegurar la perdurabilidad de las empresas. 

Sin duda, no hay que descuidar al empresario. (O)

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