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Un siglo después se reconoce a las mujeres en la diplomacia

Andrea Moscoso

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Los retos de antes y de hoy, sin necesariamente ser los mismos, han forjado generaciones de tenaces diplomáticas que han sobrepasado los estándares que les ha exigido la carrera y sobre todo los limitados círculos patriarcales. Ellas, en la diplomacia, como en la vida misma, se han enfrentado a la discriminación, al menosprecio, al desprestigio, a los roles de género y la institucionalizada desigualdad. 

7 Julio de 2023 12.01

El 24 de junio se conmemora el Día Internacional de la Mujer en la Diplomacia, una fecha introducida en el calendario de Naciones Unidas con una cierta e indignante demora, puesto que recién en 2022 se aprobó la resolución que establece esta celebración de manera oficial en todos los países del mundo. 

La diplomacia, sin duda, como tantas otras profesiones dominadas predominantemente por hombres, ha olvidado la relevante contribución de todas las mujeres que, por detrás de las puertas, han contribuido significativamente al éxito de las decisiones y resoluciones de la diplomacia clásica y también de la actual. 

Alexandra Kollontai, originaria de San Petesburgo, fue la primera mujer embajadora en todo el mundo y a pesar de que su ejemplo de tenacidad, lucha y compromiso con la causa política y diplomática nació en los años 20's ha debido transcurrir un siglo entero para que la comunidad internacional reconozca públicamente su rol y el de miles de mujeres en el Servicio Exterior.

Los retos de antes y de hoy, sin necesariamente ser los mismos, han forjado generaciones de tenaces diplomáticas que han sobrepasado los estándares que les ha exigido la carrera y sobre todo los limitados círculos patriarcales. Ellas, en la diplomacia, como en la vida misma, se han enfrentado a la discriminación, al menosprecio, al desprestigio, a los roles de género y la institucionalizada desigualdad.   

Hoy en día la realidad no es tan diferente, como mujeres diplomáticas tenemos la necesidad de demostrar nuestra valía, capacidad y profesionalismo frente a nuestros colegas masculinos, frente a nuestros superiores (en una carrera jerárquica como es la diplomática), frente a nuestros homólogos de otros países. Solo entonces, cuando nos califican por todas esas cualidades, tenemos acceso a esos espacios de decisión, liderazgo y gestión de cambios. Y no se diga de los cuestionamientos sobre nuestra capacidad de ejercer el oficio, en tanto que nos ocupamos además de cumplir con nuestros otros roles de madres, esposas, hijas, amigas, etc. 

Aún así, es reconfortante saber que al menos desde el año pasado, tenemos una fecha especial que reconoce nuestra labor diaria como significativa y necesaria para la construcción de un multilateralismo renovado que promueva sociedades más equitativas y con más oportunidades. Idealmente, con nuestro ejemplo diario podremos empoderar a niñas y jóvenes en todo el mundo, o simplemente a nuestro alrededor, para integrar esos espacios de participación igualitaria y toma de decisiones, en los cuales el aporte de la mujer resulta en un cambio del paradigma tradicional de cómo vemos a la política exterior de nuestros países.  Y tal vez, solo tal vez… espero que en menos de 100 años (ojalá) podamos encontrar la paz definitiva, podamos tener menos conflictos internacionales, podamos mirarnos unos a otros como países hermanos en la construcción de un mundo más sostenible, igualitario y complementario. (O)

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