Hemos visto en los últimos años que el país está polarizado entre tendencias políticas. Antes era entre correistas y anticorreistas. Así logró Guillermo Lasso llevarse el triunfo en el 2021 y en gran parte Daniel Noboa también en 2023.
Sin embargo, hoy la lectura es más profunda. No es sólo de correistas y anticorreistas; es entre una nueva forma de hacer política y la que nos acostumbraron los viejos partidos, entre ellos la Revolución Ciudadana.
Daniel Noboa llegó al poder rompiendo varios estereotipos. Se convirtió en el Presidente más joven y también el primero luego de muchos años de correísmo en ganar en su primera campaña presidencial. Incluso superando a su padre que lo intentó por 6 ocasiones. Así en un año y medio de gobierno nos ha demostrado una nueva forma de hacer política.
Para muchos es importante que el líder salga, de su opinión, que esté en tarimas y con micrófonos hablando de todo y de nada a la vez. Pero Daniel Noboa es más cauto y receloso. Es de pocas palabras y más acción; es de las personas que espera que los resultados hablen por sí solos.
Sin embargo, en los debates es donde más actúa y lo hace con mayor precisión. Se limita a responder lo que le preguntan y no se va por la tangente. Es de los pocos políticos que sí responde a lo que le pregunta. En cambio, los políticos de siempre divagan y por ello no les alcanza el tiempo y no concretan sus verdaderas propuestas.
Eso es algo que Andrea Gonzalez también lo tiene claro y que le permitió quedar 4 en su primera participación como candidata a la presidencia. Noboa, que representa a una visión más joven por su edad y más cosmopolita por su educación es más de hacer que de hablar. Pero como buenos latinos, nos gusta que nos endulcen los oídos. Por eso tanta gente vivía convencida con las sabatinas que el país marchaba bien. Por esa razón le piden que esté más en territorio.
Yo personalmente discrepo con eso. Cada líder debe buscar la manera de llegar a su gente y no solo dar y decir lo que el pueblo está acostumbrado.
Su estilo, para muchos arrogante, por lo directo en sus palabras y en sus tiempos, para mí no es tan controversial. Si, obviamente es un niño pijo como dirían los españoles porque ha nacido y crecido en entornos distintos a la mayoría de los ecuatorianos. No es un candidato que pasó necesidades, pero debemos sacarnos de la cabeza ese prejuicio. Por años creímos que quienes han tenido limitaciones y han tenido que guerrear sus vidas son las autoridades que pueden poner en orden el país. La realidad es que ese tipo de candidatos también nos han perjudicado. Por citar ejemplos, tenemos al alcalde Yunda y al mismo Rafael Correa.
Dejemos de romantizar las infancias con escasez como único mecanismo de triunfo en el futuro. Además, recordemos que votamos por un administrador de los bienes y recursos del Estado. No votamos por un padre, esposo o compañero de ecuavolley.
Los jóvenes ecuatorianos buscamos candidatos que sepan expresarse concisamente y que puedan comunicarse en otros idiomas. Noboa tiene la ventaja de dominar el inglés, por lo que, sin necesidad de traductores puede obtener mejores resultados en sus reuniones con otros mandatarios. Facilita la negociación indudablemente. Conocer y vivir la cultura de otros países es una riqueza que no se puede medir al momento de liderar y negociar.
Tenemos un presidente y una primera dama que saben estar en forma y fondo a la altura de eventos importantes como lo demostraron en la investidura del presidente de los Estados Unidos y así también en otras reuniones oficiales y no oficiales.
No lo juzguemos por ser pijo sino más bien aprovechemos su formación para que le aporte al país. Debemos juzgarlo por los resultados de sus acciones.
Ese aire caprichoso esconde desde mi punto de vista una frustración enorme. El sistema público funciona tan diferente al entorno privado. Las decisiones no se pueden tomar sin desbloquear un montón de trabas legales, de muchos infiltrados y de trabajo en conjunto con una asamblea que solo ha obstaculizado cualquier gestión. Entrar en una política tan amañada como la nuestra es complejo. Una ideología como la de la Revolución Ciudadana dejó bien incrustados sus podridos cimientos y cualquier acción es coartada.
Por eso, yo, me frustraría igual o más. Carezco de su inteligencia emocional y quizás caería en las confrontaciones de los viejos políticos. Él, en cambio, logra desestabilizarlos con su silencio y con las pocas acciones realizadas. Ejemplo de esto el debate por la segunda vuelta electoral donde la candidata Luisa Gonzalez se mostró como irrespetuosa.
Hoy, los jóvenes queremos menos palabras y más acciones. Escucho a muchos decir que la gente quiere verlo y que debe recorrer más el país. Seguramente debe aún conectar con la gente, pero eso no solo se logra con lindas palabras. No queremos que nos den lo que nos gusta si no lo que necesitamos.
Lo que más nos urge como sociedad es sacarnos de la cabeza esa mentalidad corrupta. Porque muchos podremos ser honestos, pero ¿qué tan íntegros somos? Cuántos acuden a tramitadores para "agilizar" ciertos procesos, cuántos han sobornado a un agente de tránsito, cuántos han infringido una señal de tránsito o la fila para un trámite. Dejemos de aplaudir a la viveza criolla, al "pilas" que realmente deberíamos llamarlo corrupto o al "no sea malito" cuando deberíamos aceptar la consecuencia de una sanción.
Ecuador necesita empleo, seguridad, educación y salud. Temas que no se solucionan en un año porque desde que tengo conciencia política sé que la gente pide lo mismo. (O)