Un imperio en decadencia tiene la posibilidad de resurgir
Un gobierno estadounidense liderado nuevamente por el Partido Republicano podría traer consigo una coyuntura favorable para Ecuador. Esta oportunidad ya se vislumbró en la anterior administración de Trump, comandada por un equipo de servicio exterior eficiente en la búsqueda de espacios de alto nivel para proponer alternativas de apoyo.

Durante la historia del Imperio Romano, un momento clave fue la llegada al poder de Diocleciano en el siglo III d.C. Tras un período marcado por crisis política, económica y militar, Diocleciano implementó reformas significativas, reorganizando la estructura administrativa y reforzando la economía, lo que ayudó a estabilizar y fortalecer la posición del imperio.

Tras la victoria en Estados Unidos de las recientes elecciones por el Partido Republicano, liderado por Donald Trump, el partido y el presidente electo tienen la posibilidad de implementar profundos cambios en Estados Unidos, un país que tiene la oportunidad de retomar su liderazgo global, fundamentado en el progreso de su gente. ¿Qué esperar?

  1. Mejora de la capacidad de compra o poder adquisitivo de los estadounidenses: Las políticas expansivas impulsadas por la administración de Biden han tenido un impacto directo en la economía estadounidense. Si bien la intención de medidas como la impresión monetaria y el aumento del gasto público ha sido dinamizar la economía y ofrecer apoyo en tiempos de crisis, la inflación resultante ha erosionado el poder adquisitivo de los ciudadanos. Desde 2021, los precios de productos básicos como los víveres se han cuadruplicado, afectando a las familias de todos los niveles socioeconómicos. Asimismo, el costo de la vivienda ha alcanzado niveles alarmantes, requiriendo que un trabajador promedio dedique cada vez más años de su vida para poder adquirir una casa, lo que resalta la necesidad de revisar y ajustar dichas políticas para proteger a los consumidores. Para Ecuador, esto tiene implicaciones en el valor del dólar en los mercados internacionales; un fortalecimiento monetario significaría mayor poder adquisitivo para importaciones, pero también un mayor costo de las exportaciones en mercados globales.
  2. Reestablecer los valores americanos tradicionales: Los valores tradicionales de Estados Unidos —la familia, el trabajo, la libertad y el progreso— han sido los pilares sobre los cuales se forjó una nación caracterizada por su resiliencia. Desde sus inicios, Estados Unidos ha sido influenciado por la contribución de inmigrantes que compartieron y reforzaron estos principios, alcanzando ese sueño americano: la creencia de que cualquier persona, sin importar su origen o clase social, tiene la oportunidad de alcanzar el éxito y mejorar su calidad de vida a través del trabajo duro, la determinación y la iniciativa personal. Volver a enraizar estos valores puede ser esencial para unir a la sociedad y revitalizar la idea de una América que aspira al bienestar común y al avance de sus ciudadanos bajo un marco de libertad y respeto mutuo.
  3. El fortalecimiento de Estados Unidos en el panorama internacional: Estados Unidos ha mantenido un papel determinante en los conflictos armados y la geopolítica global, proyectando poder tanto militar como diplomático. Frente a los conflictos armados vigentes a nivel mundial, el rol del nuevo presidente será fundamental para lograr un liderazgo mediador que ayude a terminar con los conflictos bélicos. La política migratoria de Estados Unidos no está alineada a la atracción de migrantes legales que se adhieran a los principios nacionales, lo cual ha generado efectos negativos, producto de la inmigración ilegal y violenta que sigue esquemas ocultos de trata de personas. Ordenar los procesos migratorios será una prioridad para asegurar un crecimiento ordenado y la cohesión social. Además, frente al crecimiento económico y político de países como Rusia, China e India, Estados Unidos enfrenta el reto de sostener su liderazgo en el mundo occidental, basado en un modelo político democrático y en su liderazgo económico, basado en la innovación, el comercio y la tecnología, algo que solo puede lograrse con una estrategia económica firme y colaboraciones internacionales.
  4. Reducción de la implementación de ideología de género: La participación de mujeres y hombres en competencias deportivas conjuntas ha generado malestar en ciertos sectores de Estados Unidos, evidenciando lo ilógico y radical de algunas políticas públicas y legislaciones que, aunque inicialmente buscaban la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, han llegado a radicalizar sus posturas. La eliminación de una educación extrema en temas de género en colegios y universidades podría restaurar la confianza de las familias con valores tradicionales en los sistemas educativos y de salud, alineando la enseñanza con expectativas y necesidades más amplias, fortaleciendo los ideales de la sociedad sin dejar de lado el respeto y la inclusión.

¿Qué podemos esperar para Ecuador?

Un gobierno estadounidense liderado nuevamente por el Partido Republicano podría traer consigo una coyuntura favorable para Ecuador. Esta oportunidad ya se vislumbró en la anterior administración de Trump, comandada por un equipo de servicio exterior eficiente en la búsqueda de espacios de alto nivel para proponer alternativas de apoyo. Con el mismo equipo diplomático, Ecuador podría encontrar en Estados Unidos un aliado en temas de seguridad y estabilidad institucional, energía y otras necesidades imperiosas. Sin embargo, esto no es suficiente. Necesitamos, como sociedad, unirnos hacia una iniciativa ambiciosa y cohesionada para atraer aquello que nos falta desde hace más de dos décadas: inversión extranjera directa.

En conclusión, un gobierno republicano en Estados Unidos, liderado por figuras como Donald Trump, podría implicar una implementación más eficiente de políticas públicas, especialmente si cuenta con el control del Congreso y el Senado. Este escenario permitiría una gobernanza más ágil y alineada, facilitando la aplicación de reformas en áreas clave como la economía, la seguridad nacional y la política exterior. La estabilidad y la cohesión en la toma de decisiones podrían fortalecer la posición de Estados Unidos tanto a nivel interno como en la esfera internacional.

Para los países latinoamericanos, este contexto puede representar una oportunidad estratégica. Si las naciones de la región se coordinan y presentan iniciativas conjuntas que se alineen con las prioridades de un gobierno republicano, es posible que encuentren un aliado dispuesto a apoyar temas de interés común, como la seguridad, el comercio y la inversión. La reactivación de la cooperación bilateral y multilateral podría fomentar un entorno propicio para el crecimiento económico, la estabilidad política y el desarrollo social en toda América. Aprovechar esta coyuntura con visión y determinación podría beneficiar a la región y crear un escenario de progreso compartido bajo el liderazgo renovado de Estados Unidos. (O)