Un futuro con rostro y voz de MUJER
Tengo la certeza de que el liderazgo del futuro será mejor si tiene rostro y voz de mujer, 131 años son demasiado tiempo, y de todos depende que sean menos.

Aunque a veces el optimismo nos invita a pensar que el mundo se acerca a conquistar la equidad de género, los datos de 145 países recopilados en el Informe de Brecha Global de Género publicados en junio de este año por el Foro Económico Mundial (WEF) contradicen en el corto plazo esa señal de esperanza, pues al ritmo actual de progreso, se necesitarán 131 años (eso es el año 2.154) para alcanzar la paridad total salarial entre hombres y mujeres.

Cuando me detengo a pensar en esta realidad, pienso en mi hija Amelié y en todas las niñas del mundo, que cada día, desde muy pequeñas, enfrentan los desafíos de abrirse un espacio para romper con el estigma de un machismo histórico que tanto daño nos ha hecho como sociedad.

A partir de esta dicotomía de desesperanza y optimismo, voy comprendiendo con información objetiva, la necesidad que tenemos como sociedad de actuar contra las amenazas que niños y adolescentes enfrentan sobre su futuro, como lo propuse en una reflexión anterior, pero apoyar a las niñas del mundo es crucial si queremos un porvenir de justicia social para la humanidad.

Así, según el Índice de Normas Sociales de Género (GSNI) 2023 publicado por el  Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, “9 de cada 10 hombres y mujeres tienen prejuicios fundamentales contra las mujeres,  casi la mitad de la población mundial cree que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, y dos de cada cinco personas creen que los hombres son mejores ejecutivos de empresas que las mujeres”.

Cuando evaluamos la presencia de las mujeres en posiciones de liderazgo político, los logros son todavía incipientes; según el reporte ONU Mujeres 2023 con información de 190 países, las mujeres ocupan solo el 27% de los escaños parlamentarios a nivel mundial, el 11% de los países tiene mujeres como jefes de Estado y el 23% son mujeres ministras en los gabinetes de gobierno. 

A pesar de los aparentes esfuerzos por reducir la desigualdad del acceso educativo mundial de las niñas, según información de Aldeas Infantiles SOS, “de las 700 millones de personas analfabetas en el mundo, 500 millones son mujeres. Y actualmente, más de 130 millones de niñas de entre 6 y 17 años no asisten a la escuela.

Mientras escribo este artículo, una noticia llena de luz mi escritorio: la profesora Claudia Goldin, ha sido galardonada con el Nobel de Economía por sus estudios sobre la infrarrepresentación femenina y los menores salarios de las trabajadoras en el mercado laboral. Goldin “ha roto el molde”, porque además es la tercera mujer en ganar el premio entre 93 galardonados en economía a lo largo de la historia.

El desarrollo de su investigación es apasionante, ya que ha documentado 200 años de participación de las mujeres en el trabajo, sistematizando científicamente algunas premisas cotidianas sobre hechos no evidentes que han impulsado históricamente la brecha, por mencionar algunas: la implicancia de los hombres en las tareas del hogar, la necesidad de guarderías con horarios más amplios, la brecha de las ocupaciones por la interacción entre el empleo y la tecnología, la importancia del presentismo como una de las causas de la brecha, etc. Se trata de una investigación para profundizarla y entenderla como base de un acercamiento académico del tema y la base para futuras transformaciones.

Es evidente que el mundo debe cambiar en el fondo y en sus formas. Apuesto a que una manera de tomar posición activa frente a la equidad de género y a la igualdad de oportunidades de las niñas, adolescentes y mujeres es mediante una educación que contribuya a transformar las actitudes de las personas, y al impulso de cambios que reconozcan los derechos de las mujeres en los procesos políticos y de toma de decisiones en el mundo. 

Tengo la certeza de que el liderazgo del futuro será mejor si tiene rostro y voz de mujer, 131 años son demasiado tiempo, y de todos depende que sean menos. (O)