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Ahora que soy mamá siento el deber y la obligación de hacer memorables estas fechas para mi hijo. ¡Qué importan las familias, los amigos, los rencores y los temores!

7 Diciembre de 2023 16.19

¿Por qué nos obligan a estar felices en una época que muchas veces está marcada de tristeza, melancolía, depresión o soledad? Creo que me han preguntado más de un millón de veces por qué no me gusta la Navidad y tengo la misma cantidad de argumentos para responder. 

Escribiendo esta columna trato de acordarme cuál fue una de las mejores Navidades que he tenido y no dejo de pensar en mi casa de Riobamba. Fue hace muchos años, pero el olor de los buñuelos y del pavo, cocinándose en el horno, está intacto en mi mente. Era una tarde cualquiera, pero se sentía diferente. Recuerdo ver la película “Vamos a la casa de la abuela”, con un helado de almendras y con la música de los 'Pases del niño' de fondo. 

Memorias que las uno, con un poco de fuerza, porque los problemas, sin duda, opacaron estas fechas. La verdad no sé si es una cuestión generacional, pero en nuestra redacción (la mayoría llena de millennials) relacionan esta época con traumas de la infancia, depresión, problemas familiares o problemas económicos. Así que no soy la única que ve estos días con cierto desinterés y un poco de ansiedad, esperando no repetir patrones.

De ocho personas, solo una dijo que sí disfrutaba de estas festividades. Literalmente, ni las luces ni las decoraciones ni la comida logran mitigar toda la avalancha de emociones o recuerdos negativos que nos invaden. No piensen que solo pasa en Ecuador, la conocida 'depresión blanca' es un fenómeno que pasa a nivel mundial y se caracteriza por la pérdida de interés durante estas festividades. Debemos sumar la nostalgia, la separación, la migración y sobre todo el consumismo. ¿Quién no se va a deprimir si no tiene dinero para comprar regalos para sus seres queridos? Es un dicho bien conocido que “sin regalos no hay Navidad”.  En general, la época más feliz para unos, puede ser la desdicha de otros. 

Ahora que soy mamá siento el deber y la obligación de hacer memorables estas fechas para mi hijo. ¡Qué importan las familias, los amigos, los rencores y los temores! Es la oportunidad perfecta para reescribir la historia y dar cabida a otros recuerdos (más bonitos). 

La Navidad va a tener otro tinte, uno más optimista porque —al final— todo es pasajero.  Según un estudio realizado en Europa, el 20 % de la población considera que estos son los días más tristes del año. Si ustedes están dentro de este porcentaje, tienen el deber de cambiar la situación, ya que somos muy capaces de controlar nuestros pensamientos y por ende nuestros sentimientos. Estas festividades deben depender de nosotros no de factores externos y —sin duda— es mejor estar con gente que nos ayude con esta gran tarea. No siempre la familia es la mejor opción, pero este 2023 puede ser el principio de algo diferente.

Quiero dejar atrás el recuerdo de mis primas llorando porque no querían pasar con ciertos familiares. Quiero dejar atrás las miles de veces que tuve que escoger entre ir a una casa o a otra. Quiero dejar atrás las tantas veces que les escuché a mis hermanos decir que no querían hacer nada. ¡Chao compromisos! 

Ahora estamos en una época en donde podemos decidir qué hacer y qué no. Les invito a pensar en la Navidad como un feriado para compartir, divertirse, jugar y pasar con las personas que uno quiere en realidad. No es cuestión de cosas materiales o de la comida más “lujosa”, solo se necesita de personas optimistas, divertidas y muchas risas, eso sí. En estos tiempos turbulentos lo que necesitamos es recargar nuestras energías, no quemar las pocas que nos quedan. 

Así que, les invito a ver la Navidad desde otros lentes, hagamos que la tecnología nos una con quienes no pueden estar físicamente, y aflojemos esas agendas para compartir con quienes nos suman. Recuerden, esta fecha se repite todos los años, es mejor comenzar ahora y dejar de “odiar la Navidad”. (O)

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