Las elecciones del 9 de febrero en Ecuador ofrecieron la oportunidad de brindar claridad después de años de agitación política. Varias encuestas sugerían una victoria en primera vuelta del presidente Daniel Noboa. Sin embargo, los resultados revelaron un país profundamente polarizado, dividido por la mitad, extendiendo la incertidumbre por dos meses más. La presidencia se decidirá en una segunda vuelta entre Noboa y Luisa González, en una repetición de la votación de octubre de 2023. Mientras que una victoria de Noboa el 13 de abril garantizaría continuidad en la reforma económica, un triunfo de González trae muchas dudas en temas de política económica.
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El resultado confirmó que la rivalidad entre el "Correísmo", nombre dado al movimiento del expresidente Rafael Correa, mentor de González, y el "Anti-Correísmo", ahora representado principalmente por Noboa, sigue vigente, eclipsando prácticamente a las otras 14 candidaturas en la contienda. Noboa y González terminaron prácticamente empatados, con el presidente aventajando a su rival por menos de 20.000 votos.
De cara a la segunda vuelta, tres factores clave definirán la contienda:
1. El voto indígena: Ambos candidatos intentarán atraer al 5,3% de los votantes que apoyaron a Leonidas Iza (Pachakutik) en la primera vuelta. Aunque la postura política del líder indígena radical Iza se alinea más con Luisa González, su partido no es homogéneo y sus seguidores podrían no transferirle automáticamente sus votos. Históricamente, las comunidades indígenas han tenido un gran resentimiento hacia el expresidente Correa, y algunos líderes prominentes de Pachakutik han rechazado una alianza con González.
2. Anti-Correísmo: Noboa tiene una gran posibilidad de obtener una parte significativa del 2,7% de los votos que fueron para Andrea González. Muchos de sus seguidores la eligieron precisamente por su historial de firme oposición a Luisa González y al Correísmo.
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3. Indecisos y voto de protesta: El mayor grupo de votos en disputa incluye a aquellos que anularon su voto (6,7%) o dejaron su papeleta en blanco (2,1%). Además, persuadir al 3,9% de los votantes que apoyaron a los candidatos restantes de izquierda y derecha será crucial. El próximo debate presidencial jugará un papel decisivo para ganar a estos sectores.
La segunda vuelta coloca a Ecuador en una posición desafiante, tanto económica como políticamente. Es probable que empresas y consumidores retrasen decisiones de inversión y gasto hasta después de abril. La gobernabilidad también se verá afectada a medida que las tensiones entre el poder ejecutivo, la legislatura y otras instituciones públicas se intensifiquen. Además, el conflicto en curso entre Noboa y la vicepresidenta Verónica Abad sigue sin resolverse. La composición de la Asamblea Nacional de 2025 refleja aún más la polarización política de Ecuador. (O)