Un influencer es una persona que tiene una gran cantidad de seguidores en redes sociales y que tiene la capacidad de influir en sus opiniones y decisiones. Suelen ser personas con habilidades en un área específica, como moda, belleza, deportes, tecnología, entre otros, y comparten su conocimiento y experiencia a través de publicaciones en redes sociales como Instagram, YouTube o TikTok. Además, los influencers suelen ser contratados por marcas para promocionar productos o servicios a su audiencia, lo que les permite generar ingresos a través de patrocinios y colaboraciones.
Una importante encuesta realizada hace varios meses reveló que el trabajo más codiciado por la nueva generación de jóvenes profesionales es el de influencer. Este dato curioso es una evidencia de cómo el internet ha generado una nueva revolución (fuera de lo esperado en el área de internet de las cosas, inteligencia artificial, metaverso, etc.): la revolución del trabajo. Estas plataformas han permitido que cualquier persona genere ingresos sin la necesidad de una educación técnica, sin necesidad de contar con mayor capital, ni con tecnología. Todo lo que se requiere es un smartphone, una conexión a internet, tiempo, creatividad y ciertas habilidades de comunicación. Este cambio ha transformado a los trabajadores de ser desarrolladores de productos a convertirse en el producto ellos mismos.
Pero la gran pregunta es: ¿Por qué han adoptado las nuevas generaciones este esquema de generación de ingresos? ¿Es que la seguridad de un trabajo estable en una empresa estable no los atrae ya? En primer lugar, este tipo de trabajo proporciona un medio para generar ingresos sin necesidad de inversión, sino de tiempo; uno monetiza su popularidad. Además, en países con falta de oportunidades laborales, esta puede ser una alternativa real para generar ingresos. En segundo lugar, existe la expectativa de ganar un salario por hora más alto de lo que podrían ganar en un trabajo tradicional. Basta saber que un niño de 11 años, Ryan Kaji, ganó $29.5 millones de dólares gracias a su canal de reseñas de juguetes y otros productos. Cada uno se pregunta, ¿si un niño puede hacerlo, por qué yo no? Además, si tienen éxito, pueden generar ingresos con solo unas pocas horas de trabajo a la semana, lo que les permite tener tiempo libre para perseguir otros intereses.
La importancia de este tiempo libre no puede subestimarse. Esta nueva generación ha crecido con acceso inmediato a la información, lo que ha dado lugar a aspiraciones que superan las de las generaciones anteriores. Esto hace que sean más conscientes de las diferentes realidades laborales a lo largo del mundo y la diferencia con el modelo tradicional. Un modelo tradicional al que han estado expuestos por sus padres y del cual muchas veces son críticos. Las nuevas generaciones miden el éxito de manera diferente a sus padres, valoran las relaciones interpersonales, el conocimiento y la salud de manera distinta. Esto los ha llevado a buscar alternativas laborales que salgan del esquema de una jornada de 8 horas, un horario que se implementó a finales del siglo XIX y que con la pandemia se vio fuertemente atacado.
Por ejemplo, un estudio reciente encontró que el 44% de los millennials y la Generación Z consideran el éxito como la capacidad de hacer lo que quieren sin estar atados a un trabajo. Esta visión contrasta fuertemente con la de generaciones anteriores que veían el éxito como subir la escalera corporativa y asegurar un trabajo estable. Este nuevo tipo de capitalismo está impulsado por el deseo de independencia y la búsqueda de estilos de vida alternativos. Como resultado, los influencers ahora son vistos como modelos a seguir para la generación más joven.
El reto para las nuevas generaciones es usar este tiempo libre para desarrollar habilidades y conocimientos que les permitan tener un crecimiento personal adecuado, que les permita ser ciudadanos ejemplares, personas virtuosas que contribuyan a su sociedad, independientemente de su elección de generación de ingresos. El reto para las empresas pasa por encontrar cómo ser competitivos en esta naciente revolución del trabajo, el reto está en generar una estructura empresarial donde el trabajo sea flexible pero efectivo y, sobre todo, atractivo para el talento joven, cada vez más eficiente, más preparado e influyente. (O)