Tanto se habla estas últimas semanas de objetos voladores no identificados y de supuestos extraterrestres o alienígenas que por pura curiosidad me he preguntado qué ideología tendrían los marcianos, mercurianos o saturnianos que estarían interesados en visitar la Tierra y en algún momento colonizar los continentes, aterrizar en Nueva York, París, Moscú, La Habana, Guayaquil o cualquier otra ciudad del planeta Tierra.
¿Qué forma de pensar tendrían? ¿Creerían en el libre mercado o se inclinarían por un socialismo pragmático? ¿Qué posición tendrían ante conceptos como la equidad de género? ¿Tendrán género? ¿Qué opinarían sobre la igualdad o la diversidad? ¿Serían tan radicales como algunos tuiteros que predican el socialismo o el capitalismo desde una pantalla? No tenemos respuestas y por eso aclaro que las siguientes líneas son solo hipótesis.
Basta consultar a cualquier flamante plataforma de inteligencia artificial, al viejo y querido Google o, en casos extremos revisar una empolvada enciclopedia del siglo XX para leer lo que muchos repiten en coro: La existencia de extraterrestres aún no ha sido confirmada por la ciencia. Esto pese a los millones de rumores, videos e historias que circulan desde antes de que existan redes sociales o el mismo internet.
Hagamos un ejercicio e imaginemos un escenario que muchos seguidores del movimiento ovni anhelan hace décadas. Un par de platillos voladores aparecen en los polos del planeta y desde estas naves nodrizas descienden decenas de pequeñas cápsulas que se sumergen en los océanos, pero que también surcan los desiertos africanos y la selva amazónica.
¿Buscarán adueñarse de los recursos hídricos o harían una propuesta para comprar las reservas petroleras estadounidenses? El agua tal vez les interese, el crudo no estoy seguro por su apariencia y la dificultad para refinarlo y sus posteriores efectos. Los minerales como el oro, el cobre o la plata, tan codiciados por la raza humana, podrían convertirse en objeto de deseo, al igual que la fauna terrícola y marina. De ser así estaríamos ante extraterrestres más alineados con el capitalismo, aunque esa posición podría cambiar al regresar a sus planetas de origen donde cabe la posibilidad de que entreguen lo incautado en la Tierra de manera equitativa y justa, tal como fue el sueño comunista hace cerca de un siglo.
Otra duda respecto a un hipotético contacto con seres de otros planetas tiene que ver con la forma de relacionarse. ¿Sería un trato amable y educado o, por el contrario, actuarían como muchos de los terrícolas, con violencia o por lo menos con arrogancia?.
Comparando con la llegada de los españoles a nuestras tierras, hace más de 500 años, creen ustedes que los marcianos nos impondrían sus creencias, sus dioses, su religión o por el contrario actuarían con más tolerancia y nos dejarían que sigamos creyendo en lo que cada uno de nosotros cree.
Desde el lado de la economía, ¿serán igual de emprendedores como millones de humanos o preferirán un empleo seguro con beneficios de las leyes cósmicas? ¿Sufrirán la misma burocracia que soportamos en Ecuador y otros países de la región? Confío en que sean emprendedores top y que las normativas no los agobie como a los terrícolas. En este punto nos podrían enseñar un montón y nosotros a ellos también.
El legendario Carl Sagan decía que hay más estrellas en el universo que granos de arena en todas las playas de la Tierra. Entonces todas estas preguntas e hipótesis que quedan planteadas no son tan desubicadas, ni fuera de lugar.
Ya se dijo al inicio del artículo: no existe evidencia de la existencia de alienígenas, pero tampoco existe ninguna evidencia de dioses y otros seres mitológicos adorados, venerados y temidos por los terrícolas. ¿Creer para ver?