La verdad tengo cero seguridad de que han pasado los años necesarios para escribir esto, pero confieso que cuando tuve la experiencia de estudiar periodismo me inventaba sueños, historias y crónicas que no pasaban en la vida real pero si en mi subconsciente, lo que escribía o imaginaba sonaba más interesante que lo que vivía realmente.
Varias veces en mi cabeza se dieron actuaciones inolvidables, me atrevo a decir que hasta imaginé la cuarta guerra mundial sin haber pasado por la tercera, en resumen, muchas veces despierta se produjeron acontecimientos inolvidables, porque acepto que mis sueños eran muy comunes y nada interesantes como para que alguien los lea y lógicamente no escribiría las historias soñadas porque eran aburridas, pero si las inventadas, esas sí que eran divertidas.
Mis sueños diarios y cotidianos eran/son básicos, soñaba con mi café caliente en la mañana, que estoy tumbada en la cama con mi perro viendo series, o que estoy conduciendo en el tráfico de Quito mientras canto, no pasa mucho más de eso, mis sueños no tenían magia, nótese que de estudiante de periodismo fui semejante inventora, aclaremos también mi ironía, me daba vergüenza lo que soñaba y yo misma aplaudía mis propias mentiras, que prefiero llamarles historias.
Hoy en día me di cuenta que no soñaba cosas básicas como creía y mencioné anteriormente, sino vivencias cotidianas preciosas, 'OMG' la ficha me cayó mientras desayunaba un café al cual le daba dos largo sorbos, lógicamente este no tenía azúcar y estaba recién hecho, tenía ese olor que provoca sonrisas, esa sensación me produjo felicidad, porque si no es eso, entonces no sé qué fue lo que sentí, el café por las mañanas me demostró que uno puede tener enormes aspiraciones y ambiciones, pero lo que realmente produce placer en esta vida son las cosas simples, como beber un buen café caliente al levantarte.
Durante mucho tiempo, busqué tener historias que contar y por eso me inventé grandes logros o discursos que jamás pasaron por mis sueños; ya no lo hago más y hoy estoy escribiendo en Forbes de la forma más real y auténtica, sin necesidad de buscar ser interesante, ¿Qué locas son las vueltas de la vida no?, bueno continuemos.
Hoy me encanta sentir emoción y orgullo de despertarme y tener en mi cabeza momentos que suenan banales pero que en verdad me producen felicidad extrema, como esa que sientes cuando eres niña y te llevan a Disney por primera vez.
Creo que por años no fui consciente de lo bonita que es la vida si no le agrego azúcar, si disfruto esos momentos en vez de grabarlos con el celular, tardé y a veces todavía me cuesta entender, que esas cosas que parecen ser pequeñas son las que me dan una sensación de alegría plena y que, aunque el café a veces sea instantáneo, a un buen sorbo de café puro recién hecho no lo supera ninguna 'victoria'.
Hoy revisando mi cuaderno de sueños, creo que recuerdo casi todos, porque quizás parezcan básicos, pero la verdad es que son vitales y mágicos; tómate un momento para ver cómo muchas veces despiertos tenemos sueños hechos realidad y no nos damos cuenta, no los valoramos como deberíamos, no los vivimos como merecen ser vividos.
Así que si eres cafetero espero que el próximo sorbo de café te lo tomes sonriendo y sintiendo esa felicidad que a veces no nos percatamos porque es algo tan cotidiano que no le damos más importancia, sino te gusta el café pruébalo con tu bebida favorita, quizás si probamos esto con las cosas sencillas de la vida, como un buen desayuno, una caminata al aire libre, los días soleados, unas buenas risas entre familia y amigos podamos disfrutar más no solo los sorbos de café sino la vida misma.
Ps: nunca me gradúe de periodista. (O)