Que Google haya decidido invertir más de US$100 mil millones en su proyecto de desarrollo de inteligencia artificial para competir con 'Stargate' de Microsoft y OpenAI, o que Elon Musk haya asegurado que la inteligencia artificial será superior a cualquier humano en 2025, son temas que podrían perfectamente instalarse en el centro de los debates intelectuales y también en las tertulias más coloquiales.
De lo que se habla poco y también deberíamos dedicarle tiempo, es de la necesidad de invertir en el desarrollo de habilidades socioemocionales, creatividad, empatía y pensamiento crítico, aspectos intrínsecamente humanos que las máquinas no pueden replicar y que impactarán en el futuro desarrollo del empleo a nivel global.
Refiriéndonos a los desafíos del mundo del empleo, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aproximadamente 1.000 millones de personas, lo que equivale al 30 por ciento de la fuerza laboral global, se encuentran desempleadas o subempleadas, tanto en países industrializados como en países en desarrollo, lo que refleja los retos actuales de la oferta y demanda laboral.
Es por eso que, en un mundo donde la inteligencia artificial (IA) está redefiniendo dramáticamente el panorama laboral, especialmente la preocupación de los empleadores se centra en las nuevas competencias que deben poseer los trabajadores, y como consecuencia, en la efectividad de la formación en conocimientos y habilidades técnicas adquiridas a lo largo de los años en los procesos formales de educación. Evidenciándose una deficiente preparación en habilidades humanas esenciales requeridas para el éxito laboral.
Estas habilidades humanas, también conocidas como habilidades blandas o soft skills, son las aptitudes que poseemos las personas para interactuar con el entorno. Aunque algunas personas las poseen de forma natural, en la mayoría de los casos se adquieren, pueden entrenarse y mejorarse a lo largo de la vida. Por lo tanto, no basta con tener habilidades técnicas excepcionales; es fundamental complementarlas con habilidades blandas para desempeñarse eficazmente en un entorno colaborativo y adaptarse a cambios constantes.
Según el informe Future of Jobs Report del Foro Económico Mundial, se identificaron las 10 habilidades más relevantes para los trabajadores en la actualidad:
- Pensamiento analítico
- Pensamiento creativo
- Resiliencia, flexibilidad y agilidad
- Motivación y autoconocimiento
- Curiosidad y aprendizaje permanente
- Alfabetización tecnológica
- Fiabilidad y atención al detalle
- Empatía y escucha activa
- Liderazgo e influencia social
- Control de calidad
Mientras repasaba esta lista, reflexioné sobre cómo puedo empezar de forma temprana a explicarle la importancia de las habilidades blandas a mi hija de 9 años. Luego, pensé que también era importante trasladar esta reflexión hacia la sociedad, pues urge enfocarnos en ayudar al sistema educativo a promover, complementar y premiar el desarrollo de estas habilidades humanas. Es prioritario ser conscientes de que son las que nos permitirán interactuar armoniosamente con la inteligencia artificial y solventar procesos que no estarán a su alcance, como establecer relaciones personales, superar desafíos emocionales, mantener conversaciones empáticas y apreciar la belleza del arte original, entre otras habilidades que definen la singularidad de la humanidad.
Decidí entonces realizar un ejercicio consultando a dos expertos en gestión del talento humano. Inicié contactando a Daniel Montalvo, reconocido profesional especializado en gestión de personas y desarrollo organizacional, quien además es un amigo y mentor desde mis primeros años universitarios y laborales. Su respuesta reforzó la importancia del ejemplo como estrategia pedagógica para enseñar habilidades blandas.
Daniel destacó que 'los niños aprenden observando a otros, especialmente a sus padres', y sugirió que es crucial actuar coherentemente, ya que nuestros hijos aprenden de nuestras acciones diarias, como nuestra manera de escuchar, comunicarnos y relacionarnos con los demás.
Posteriormente, me puse en contacto con Paulina Cobo, una experta internacional en gestión del talento humano, quien me ayudó a desarrollar una estrategia pedagógica para promover la importancia de las soft skills en los adolescentes. Paulina utilizó una analogía interesante con el deporte, invitándolos a imaginar un partido de fútbol, explicando que ganar no solo depende de ser buenos jugadores y tener conocimiento técnico, sino también de comunicarse con el equipo, escuchar y adaptarse al ritmo del juego y de los oponentes, elementos clave para marcar goles.
Estoy de acuerdo con las ideas planteadas por Daniel y Paulina. Creo firmemente que los esfuerzos colectivos de nuestra sociedad para inculcar a niños y jóvenes la importancia de las habilidades humanas, y luego fomentar su mejora continua, contribuirán a crear un mundo más humano y equilibrado, capaz de gestionar con sabiduría la inteligencia artificial presente ahora y en el futuro inmediato en ordenadores, drones, robots y dispositivos electrónicos.
Al respecto, Margaret Boden, célebre profesora e investigadora de Ciencia Cognitiva en la Universidad de Sussex en el Reino Unido y una de las mayores expertas en el campo de la inteligencia artificial, sostiene que "el imperativo ético para la implementación de tecnologías de IA debería ser poner a los seres humanos primero.
Es cierto que la automatización y sofisticación proyectadas en el futuro requerirán personas con altas competencias humanas que naveguen hacia el éxito profesional y estén preparadas para defender el último bastión que les queda para diferenciarse de la inteligencia artificial: me refiero a la esencia de la bondad y el amor humanos. Son cualidades que espero, con cierta convicción naif, que nunca sean replicadas por las máquinas. (O)