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Ecuador vs Qatar
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Nuestro sueño de llevarnos a la casa el Trofeo 'Victoria', aquel que únicamente pueden alzar los campeones y los jefes de estado, terminó. Pero no nos vamos decepcionados con la participación mundialista de Ecuador, nos vamos con una sensación de ilusión y de optimismo.

30 Noviembre de 2022 17.00

Lo que muchos ecuatorianos temíamos, lamentablemente llegó la tarde del martes 29 de noviembre… Ecuador se despedía de su cuarto Mundial de fútbol, Qatar 2022, después de caer por 2 a 1 frente a la selección de Senegal. Nos quedamos con la ilusión de llegar nuevamente a octavos de final, después de 16 años cuando estuvimos en dicha instancia, por allá en Alemania 2006.

Esta participación mundialista no fue una más, ya que tuvo un ingrediente especial: La sangre nueva del fútbol ecuatoriano, nuevas promesas del deporte que a sus 19, 20 años, algunos de ellos contemporáneos míos (yo tengo 24 años), comenzaron a brillar en sus clubes de formación y llamaron la atención de cazatalentos y equipos grandes de Europa, Asia y América. Este accionar los puso en el radar del técnico argentino Gustavo Alfaro, excampeón con Boca Juniors, para comenzar con un nuevo proceso clasificatorio.

Nombres como Gonzalo Plata, Michael Estrada, Jeremy Sarmiento, Piero Hincapié, Pervis Estupiñán, Moisés Caicedo, Jhegson Méndez, Ángelo Preciado, Jackson Porozo, entre otros más, comenzaban a hacerse su espacio en el deporte nacional, acompañados de grandes figuras experimentadas como Hernán Galíndez y los mundialistas de Brasil 2014, Enner Valencia y Alexander Domínguez. Los pupilos del 'profe' Alfaro lograron el objetivo de clasificar al Mundial, el primero en tierras árabes.

¿Cómo nos fue? El resultado todos lo conocemos: 2 a 0 frente al anfitrión, Qatar, en el partido inaugural, un empate a 1 contra Países Bajos, el cual nos colocó como favoritos a clasificar a octavos de final alrededor del mundo y con el mérito del técnico rival, Louis van Gaal, a nuestro estilo de juego. Sin embargo, Senegal fue el rival más duro y nos alejó de la siguiente fase, perdiendo con 2 goles a uno.

Nuestro sueño de ser campeones en la vigésima segunda Copa del Mundo había terminado, tenemos fresca en nuestra mente la imagen de nuestros guerreros tricolores, derrumbados en la cancha con lágrimas de decepción y tristeza porque sus esperanzas de seguir avanzando se truncaron. Sin duda, ese mismo sentimiento de 26 jugadores fue el mismo que tuvimos 18 millones de ecuatorianos, cuando el árbitro dio el pitazo final que sentenciaba nuestro destino.

No me considero una persona fanática del fútbol, a lo mucho conozco algunos jugadores de gran fama como Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar, Griezmann o Lewandowski. Sin embargo, cuando juega la selección de Ecuador tengo esa sensación de nuestros futbolistas también pueden estar al nivel de estas grandes figuras que empezaron desde jóvenes a dar sus primeros pases con el balón, tal como pasó con el francés Mbappé, quien a sus 18 años alzó la copa de campeón con su selección en el pasado mundial de Rusia 2018.

Vivimos un proceso clasificatorio diferente, con una nueva directiva en la FEF y una pandemia de por medio, después de que extécnicos decían que íbamos a los torneos “a aprender” o que pretendían dirigir al equipo por vía telemática desde Europa. Nadie apostaba por Gustavo Alfaro y sus planes al frente de la selección, pero su trabajo calló bocas y se ganó el respeto y la admiración de toda la hinchada, incluyéndome.

En eliminatorias fuimos la sorpresa. Muchos aplaudimos a Alfaro cuando convocó a jugadores que sin duda alguna brillaron en su momento y siguen brillando. También llegué a criticarlo, cuando convocaba a jugadores que no sentían el verdadero peso de la camiseta ecuatoriana y que eran nombres que venían de ciertos sectores de la prensa deportiva, o por la ausencia de quienes sí se merecían un espacio en la joven Tri. 

Y en medio de esa sorpresa que inició en septiembre de 2020, fui siguiendo la evolución de esa joven y renovada Tricolor. Llegué a emocionarme cuando venía un gol y a la par, me frustraba cuando fallaban las oportunidades de anotar o perdíamos un partido, como todo hincha. Así transcurrí la eliminatoria y los amistosos previos al Mundial. Claro, no podía faltar la compra de la respectiva camiseta (respectivas, fueron dos) para lucirla en cada partido y apoyar a nuestro equipo.

Durante 270 minutos que vivimos en estas dos semanas de competencia, la esperanza en 'La Tri' nos ayudó a enfocarnos en las cosas positivas que tiene nuestro país, actualmente sumido entre una escalada de violencia y narcotráfico, y disputas entre grupos políticos y las propias funciones del Estado que buscan repartirse los organismos de control como un tesoro. La Tri nos devolvió la ilusión a este Ecuador amazónico. Nuestra fe en ella nos hizo dejar de pensar por instantes en la mentalidad negativa y gritar con mayor fervor “Sí se puede”.

Nunca antes había vivido con tanta intensidad un Mundial como el actual. Veía pocos partidos cuando se podía en mis tiempos de escuela y colegio, y nunca hacía apuestas o llenaba pollas mundialistas. Como ya lo dije, no soy futbolero, pero cada cuatro años me 'pica el bichito' por volverme experto y disfrutar del objetivo que tienen 32 selecciones que previamente disputaron una etapa clasificatoria: ser campeones del mundo en fútbol. 

Nuestro sueño de llevarnos a la casa el Trofeo 'Victoria', aquel que únicamente pueden alzar los campeones y los jefes de estado, terminó. Pero no nos vamos decepcionados con la participación mundialista de Ecuador, nos vamos con una sensación de ilusión y de optimismo. 

Gracias, profe Alfaro. Gracias a todos los seleccionados que formaron parte de esta convocatoria. Gracias por devolverle la ilusión a un país que de verdad la necesitaba. Gracias por dejar en alto el deporte nacional, al igual que aquellas selecciones que nos representaron en 2002, 2006 y 2014. Gracias por demostrarnos que los sueños se vuelven realidad.

Ya tendremos nuestras revanchas en la Copa América 2024, en las próximas eliminatorias y por qué no, en el Mundial del 2026, donde seguro nos veremos. Y como dice aquella canción que siempre retumba cuando juega Ecuador: “Sí se pudo, sí se puede, y siempre se podrá”. (O)

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