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El grave problema es que con estos ataques a las fuerzas del orden (porque son ataques), cada vez habrá menos intervención para socorrernos, porque tampoco es que un policía quiere ir a la cárcel por el “simple hecho” de salvar una vida, o la suya propia.

1 Septiembre de 2021 16.37

A raíz de las “manifestaciones” de octubre del 2019, ha estado vigente una tesis que definitivamente yo no comparto. “Uso excesivo de la fuerza e irrespeto a la protesta social”. Ahora también resulta que detienen a un policía porque disparó a alguien que trataba de cortarle con un pico de botella. 

Entonces no sé qué parte no se entiende; y, seamos un tanto crudos en esto: Las protestas del 2019 no eran una simple manifestación social de aquellas permitidas en la Constitución. Las imágenes en televisión mostraban a varias personas que lanzaban cohetes en contra de los agentes policiales, de esos que todavía se usan insurrectamente para festejar el año nuevo o en alguna fiesta de pueblo.

Sí, aquellos artefactos que oímos en su ascenso al cielo y luego provocan un estallido fuerte y sumamente ensordecedor que hasta estremece el ambiente; de esos cohetes que hace poco y finalmente decidieron prohibir porque se dieron cuenta que podían causar la muerte a una persona, que arrancan brazos, piernas; o, si queremos ser menos dramáticos, ojos, orejas y dedos. (Dije que iba a ser crudo)

Para que vean que no exagero, aquellos dispositivos fueron inventados por los chinos junto con la pólvora, inicialmente para ceremonias como también nos gusta a nosotros, pero después, viendo su letalidad, se convirtieron en artillería para las guerras. Así nacieron estas “armas”, no necesariamente mucho más grandes de los que se utilizaron en las últimas revueltas. 

Entonces, no entiendo cómo se puede hablar de exceso de la fuerza de los policías cuando literalmente debían repeler fuego de artillería, de estos voladores que se utilizaron en la dinastía Song para derrotar a los poderosos ejércitos de los Jin y combatir el asedio mongol. Cómo se puede decir irrespeto a la protesta cuando nuestros vigilantes debían protegerse de estos aparatos que estoy seguro doña Michelle ni siquiera se atrevería acercarse para prenderlo con un fósforo bien largo.

Luego lo de la botella. También a ver si se entiende: revisen internet, hay decenas de señales de advertencia que ponen: “peligro vidrios rotos”. Decenas. ¿Por qué? pues porque con un vidrio roto a lo igual que un cuchillo, se pueden producir laceraciones, cortaduras y heridas por piquete que pueden romper arterias o tendones... Medicina elemental. También describo: Si cortan una arteria, el corazón empieza a palpitar al triple de lo normal, el cuerpo se apaga de a poco, llega la asfixia y la vida se va en cuestión de minutos, de cinco a diez si no estoy equivocado y me corrige un médico. 

Entonces, si estas que han sido narradas no son situaciones de legítima defensa, ya no sé cuáles lo serían. Si no existe el elemental raciocinio para distinguir estos escenarios, algo tan evidentemente riesgoso, avezado y hasta lleno de perversidad, de qué serviría siquiera una de ley de uso progresivo de la fuerza, cuando no se distingue lo evidente.

Hemos visto con toda razón la frustración de nuestras fuerzas armadas y policiales porque siempre está el que sin sentido común cree que estar en el campo de batalla es juego de niños. Dicho sea de paso, el sentido común solo es la capacidad para juzgar razonablemente las situaciones de la vida diaria y decidir con certeza.

El grave problema es que con estos ataques a las fuerzas del orden (porque son ataques), cada vez habrá menos intervención para socorrernos, porque tampoco es que un policía quiere ir a la cárcel por el “simple hecho” de salvar una vida, o la suya propia. Peor aún, pensemos en el ciudadano común. Si el ladrón entra a la casa, déjenlo pasar, porque si al policía le arrestan o cuestionan por defenderse, nosotros ya estamos sentenciados. (O)

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