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trabajo en equipo
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Trabajar en equipo, es un desafío en una época en la cual la sociedad se encuentra atomizada en sus intereses, desbordada por tanta tecnología, que exalta el marketing personal y a la vez urgida de un "resultadismo" que en ocasiones nos deshumaniza.

30 Agosto de 2024 12.31

Si usamos una aritmética simple, Ecuador tendría casi un binomio de candidatos presidenciales por cada millón de habitantes en las próximas elecciones. Me pregunto si será cierto que no existen puntos de coincidencia básicos que permitan a los políticos alcanzar acuerdos para trabajar en la búsqueda de objetivos comunes. ¿Es esta una representación de nuestra capacidad como país para trabajar en equipo?

Aunque la política vive uno de sus episodios más repulsivos, hoy me he propuesto tratarla desde la perspectiva del análisis de la competencia en el trabajo en equipo en la vida cotidiana. Además, los motivos para plantear esta reflexión van más allá de los apoteósicos y coyunturales logros de nuestros grandes deportistas olímpicos. Por ello, propongo dirigir la mirada con responsabilidad y autocrítica hacia nuestro diario vivir, para evaluar las brechas que tenemos como sociedad y así alcanzar objetivos que nos unan.

Katzenbach y Smith (1993), en su libro Wisdom of Teams, describen el trabajo en equipo como una habilidad que poseemos las personas “comprometidas con un propósito común, un conjunto de objetivos de desempeño y un enfoque por los cuales se consideran mutuamente responsables".

De ahí que trabajar en equipo eficazmente integre comportamientos, conocimientos y actitudes que se desarrollan de manera continua para alcanzar las metas y objetivos de un grupo de personas, ya sea un país, una ciudad, una organización laboral, un emprendimiento, un equipo deportivo o incluso una familia.

Para empezar, los comportamientos son las acciones observables, conscientes o inconscientes, que se producen al interactuar con otros. Estos están influenciados por la genética, el entorno, las experiencias previas y los estados emocionales y físicos.

Luego, los conocimientos incluyen información, ideas y experiencias que adquirimos en la vida mediante diferentes medios, las cuales nos permiten desarrollarnos y tomar decisiones de manera informada. 

Finalmente, la RAE define el concepto de actitud, como la “disposición de ánimo manifestada de algún modo”, es decir, un acto humano voluntario que transmite un estado emocional resultante de las experiencias personales, la interacción social, el aprendizaje y la educación.

Profundizando sobre los beneficios del trabajo en equipo, estoy convencido de que es una actitud frente a la vida, un acto generoso que nos permite desprendernos de esos primigenios egoísmos e individualismos humanos de ser reconocidos socialmente como “los mejores, primeros, únicos e irremplazables”, y nos invita a conjugar el nosotros como un concepto colectivo, armonioso y de humildad humana, que logrado, podría significar un salto cuantitativo y cualitativo de desarrollo en esta parte del mundo. 

La educación mucho puede hacer para fomentar este valor y se trata, como lo menciona Mónica Coronel, experta internacional en el manejo de emociones, de un proceso que requiere de mucha “paciencia y compromiso” porque implica procesos de largo plazo. Trabajar en equipo, es un desafío en una época en la cual la sociedad se encuentra atomizada en sus intereses, desbordada por tanta tecnología, que exalta el marketing personal y a la vez urgida de un “resultadismo” que en ocasiones nos deshumaniza.

Como un fanático confeso del fútbol y del CF Real Madrid, creo que hablando de trabajo en equipo, el tiempo le sigue dando la razón a la sabiduría popular del célebre Alfredo Di Stefano, que sostenía que “ningún jugador es tan bueno como todos juntos”, sabia lección aplicable al fútbol y a la vida misma. (O)

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