Remesas en alza, Ecuador en caída: La paradoja migratoria
La subida de las remesas, si bien es conveniente para la liquidez en la economía, tiene un precio: pérdida de talento y mano de obra, ruptura de familias, maltrato a las poblaciones migrantes.

Lector, cuando escucha usted "remesa", ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza? ¡No me diga! Primero, porque obviamente no le puedo escuchar, y segundo, porque antes de que se adelante a pensar en el tema, quiero presentarle unas cuantas cifras y opiniones que, de paso, le voy a pedir que me ayude a compartir entre sus conocidos.

Le quiero empezar contando que las remesas enviadas por los migrantes han alcanzado niveles nunca antes vistos en la historia del país. En 2023, se marcó el cuarto año consecutivo de récords, con un total de cerca de USD 5.450 millones. ¡Y si la tendencia se mantiene, 2024 debería estar cerrando con cerca de USD 6.500 millones!

Remesas enviadas al Ecuador (En millones de USD)

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Fuente: Banco Central del Ecuador

*Estimación del autor

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Para que se haga una idea y tenga con qué comparar, las exportaciones de petróleo crudo, el primer producto de exportación del Ecuador, fueron en 2024 cerca de USD 8.650 millones, y las de banano, otro producto estrella, alcanzaron USD 3.800 millones. Lo que le intento decir es que las remesas son una entrada importantísima de dólares al país, fundamental para economías dolarizadas como la nuestra.

La comparación con las exportaciones es solo para darle un orden de magnitud, porque hay una diferencia fundamental entre el dólar que entra por exportar bienes y servicios y el dólar que entra por remesas. El dólar de la exportación, antes de llegar al bolsillo de la gente, cubre costos, gastos y deuda, de las empresas. El dólar de remesa va directo al bolsillo de los ecuatorianos y se puede usar directamente en el gasto final de los hogares, que a su vez es el principal motor del PIB.

¿Y de dónde viene esa plata? Se estará preguntando. Respuesta corta: Principalmente de Estados Unidos y, en menor medida, de España. Respuesta larga: en 2014, el 51% de las remesas venían de Estados Unidos. Para 2023, esa cifra llegó al 71%. En contraste, el peso de las remesas provenientes de España cayó drásticamente, de 40% en 2007 a apenas 16% en 2023. 

Si ya ha leído alguno de mis artículos, seguramente se estará diciendo que este le está resultando extrañamente positivo y sentirá que algo "no le huele bien". Su intuición es correcta y su olfato, el de un sabueso. No todo lo que brilla es oro, y el auge de las remesas está lejos de serlo.

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En efecto, el incremento de las remesas refleja una situación de fragilidad económica, crisis y migración. Si observa bien su evolución, notará que los picos en el envío de dinero coinciden con momentos de crisis. Pasó en 2007-2008 con la crisis financiera global de las subprimes, y volvió a suceder a partir de 2021 con la crisis económica derivada de la pandemia. La diferencia ahora es que, años después del COVID-19, la economía sigue tambaleante, en recesión de hecho, si tomamos en cuenta que el PIB se ha contraído durante los primeros tres trimestres de 2024.

La lógica es simple: cuando la economía se complica, la gente se va, y las remesas suben no solo gracias a quienes emigran, sino también por el esfuerzo de quienes ya están afuera. En los últimos 3 años el saldo migratorio ecuatoriano se ha vuelto negativo. Traducido: más gente se va de la que entra. Las cifras muestran que los períodos de saldo migratorio negativo (2007-2008 y 2020 en adelante) coinciden con el crecimiento de las remesas. Ecuador, que durante la mayor parte de la dolarización fue un país receptor de migrantes, ahora es un exportador de talento y mano de obra. 

Saldo migratorio (En número de personas)

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Fuente: INEC

 

La subida de las remesas, si bien es conveniente para la liquidez en la economía, tiene un precio: pérdida de talento y mano de obra, ruptura de familias, maltrato a las poblaciones migrantes, por mencionar algunos. La salida de ciudadanos es un reflejo de un mercado laboral interno debilitado, un crecimiento económico insuficiente y la falta de oportunidades en el país, donde el subempleo se mantiene en el 66% y, si no te vacunan, se te va la luz.

Más y más ecuatorianos, trabajadores y berracos, arriesgan su vida y libertad para sumarse a pata a las corrientes migratorias, que cada vez encuentran un mayor rechazo en los países receptores. La reacción política contra la migración está en su punto más álgido, y el presidente de Estados Unidos, primer destino de los migrantes y principal fuente de remesas, ha prometido deportaciones masivas.

Tomando todo esto en cuenta, cuando escucho "remesa" pienso en todos mis compatriotas, muchos de los cuales han arriesgado todo para buscar una oportunidad que Ecuador no les pudo dar. Pienso en ellos, los agradezco y los admiro por su coraje y por el acto de enviar recursos a sus familias y amigos, sobre todo en los momentos de crisis, cuando esos recursos no solo son necesarios, sino vitales. (O)