La búsqueda del gobierno de los Estados Unidos por encontrar balanzas comerciales bilaterales más equilibradas a través de decisiones arancelarias, ha desatado una ola de efectos a nivel internacional con incertidumbre de lo que podría terminarse generando en los países. El efecto más cercano de aplicar políticas arancelarias es buscar mayor competitividad en los sectores comerciales y productivos, sin embargo, los impactos pueden rebasar ampliamente este ámbito. Los Estados Unidos, según cifras al 2023, representa el 27% del PIB mundial, por lo que aglutinando más de un cuarto de la producción mundial, las decisiones que se adopten en ese país sin duda tienen impactos en todo el Orbe. Cambios arancelarios bruscos tienen implicaciones en diversos campos como es en la esfera de ingresos fiscales, pueden producir secuelas en el comportamiento de la actividad económica general, podrían impactar favorable o desfavorablemente en el empleo, habrían riesgos de impactos en las expectativas de los mercados mundiales como son los índices bursátiles, los tipos de cambio entre las monedas podrían también verse afectados y la política monetaria y cambiaria de los países de igual forma puede ver necesaria su intervención. Lo anotado ilustra que el tema arancelario puede extenderse a muchos otros ámbitos.
La teoría económica y la evidencia empírica ha demostrado hasta la saciedad que el comercio internacional es una fuente de crecimiento económico, lo que significa que las restricciones al comercio, vale decir, mayores aranceles, va en contravía con el nivel de actividad económica. Por esta razón, analistas económicos, académicos, ex premios nobel en economía, ex autoridades económicas, bancos, institutos de investigación, han consensuado en los riesgos de que estas decisiones arancelarias puedan producir un estancamiento y hasta una recesión en los Estados Unidos así como lo propio en otros mercados.
En el caso norteamericano, el impacto podría estar en el estancamiento y con riesgos de una recesión, pero también de ciertos efectos en los precios. Si la inflación se estimula se estaría generando un proceso de estanflación, estancamiento económico e inflación, situación que demandaría la adopción de otro tipo de políticas en lo fiscal y monetario. Con mayor inflación, la posibilidad de reducción de tasas de interés se complicaría y la lectura de una economía parqueada, peor decreciendo, impactaría con una depreciación del tipo de cambio dólar vs otras monedas. Si bien una depreciación cambiaria donde habría menor demanda de dólares a nivel mundial podría estimular en alguna proporción las exportaciones estadounidenses, el riesgo de una baja actividad en otros mercados podría contraer la demanda de importaciones de otros países, vale decir, de las exportaciones norteamericanas, con lo que el beneficio de la depreciación no llegaría.
Muchas podrían ser las secuelas de esta suerte de guerra comercial internacional así que el escenario citado podría ser aún prematuro poder asegurarlo que ocurra pero tampoco es un evento fuera de las probabilidades.
Aterrizando estos temas para el caso del Ecuador, a la fecha de elaborar este artículo, los efectos de un arancel adicional para nuestro país del 10% podría reflejar una menor carga que la aplicada para otros países. Sin embargo, el efecto de un menor nivel de actividad en Estados Unidos podría provocar que la demanda de importaciones en ese país se reduzca, con lo cual el Ecuador podría exportar menores volúmenes de camarón, banano, flores, atún, brócoli, etc. Si se produjera una depreciación del dólar el impacto y el probable beneficio para el sector exportador ecuatoriano dependerá de la demanda de importaciones de otros países.
Es importante resaltar que al tiempo de esta coyuntura internacional que nos podría afectar más negativamente que de forma positiva, está la necesidad de adoptar otras acciones que ayuden al sector productivo, al sector exportador y a la economía en su conjunto. Una de estas políticas hace relación con bajar el costo de producción nacional y esto pasa por una reforma laboral. El esquema vigente es caduco y no se adapta a las exigencias del país y del exterior. Se requiere una reforma que persiga las opciones de la variedad de los contratos laborales según las actividades económicas, la opción de contrataciones por horas, la eliminación de la jubilación patronal, una normativa que baje los costos de contratación y despido, entre otras decisiones necesarias que faciliten la contratación laboral y no la dificulte. Esto ayudaría al empleo que es el mayor problema económico del Ecuador.
Los niveles arancelarios en el Ecuador duplican aquellos que se aplican en los vecinos Colombia y Perú, con lo cual el nivel de competitividad es mayor en esos países que en el nuestro, resaltando que el sector exportador es también importador, con lo cual encarecer importaciones es también dificultar exportaciones.
El Ecuador mantiene una relación cordial con el gobierno norteamericano por lo que debe insistir y seguir buscando un acuerdo comercial, que si bien no muestre exactamente lo que en su momento consiguió Colombia y Perú, le brinde al Ecuador otras facilidades comerciales adicionales.
El país debe vender sus productos donde consiga los mayores beneficios manteniendo y fortaleciendo los mercados actuales. Se suscribió hace pocos meses un acuerdo de libre comercio con China, mercado de millones de compradores que debería ser profundizado para beneficio del Ecuador, al tiempo de seguir concretando acuerdos con otros mercados y países. Un país pequeño en el contexto internacional como es el Ecuador debe insertarse en el mundo y beneficiarse de la apertura y de sus ventajas competitivas que las tiene y en abundancia. (O)