Recalculando, el nuevo contexto del mundo del trabajo
Fernando Cabarcos Director de Estrategia de VMLY&R
El 2022 marcaba el final de la pandemia. Las empresas iniciaban el “operativo retorno a la oficina”. La intención de transitar un proceso lento pero seguro hacia la vida “normal” de las empresas no resultó como se esperaba. Marchas y contramarchas en el plazo, negativa de los trabajadores a cambiar el estilo de vida, renuncias masivas y estrategias de seducción para retener empleados fueron algunas de las turbulencias. Mientras la polarización de opiniones se acentuaba, el conflicto generacional se hacía cada vez más evidente. Presencialistas vs. Remotos, Predigitales vs. Millennials.
¿Cómo resolver las tensiones? El mundo laboral se sigue transformando y exige redefinir los acuerdos preexistentes. Las principales conclusiones de un estudio de la agencia VMLYR y Trendsity delinean las nuevas reglas. La sociedad se encuentra procesando el shock postraumático que dejó la pandemia. Casi la mitad de la muestra describe con palabras como cansancio, agotamiento y estrés su situación laboral del último año.
La incertidumbre y la frustración se ubican en el top 10 de las emociones. Ocho de cada 10 trabajadores sufrieron ansiedad o agobio laboral y el 35% declara estar “poco o nada satisfecho con su actual empleo”. Más de la mitad de los millennials han pensado en renunciar a su trabajo en el último año.
El burn out afecta también al liderazgo: el 70% de los puestos jerárquicos se reconoce en situación de estrés y ha pensado en renunciar. Adiós, workaholics; bienvenidos, lifeaholics. Los momentos de incertidumbre y estrés durante la pandemia profundizaron el replanteo del espacio que la gente le da a la ocupación laboral.
Solo 3 de cada 10 trabajadores piensan que “el trabajo es algo central en la vida de las personas”, el 78% privilegia “disfrutar cada momento, aunque tenga que resignar algo de mi carrera”, y el 30% declara: “Ahora trato de dedicarme lo justo y necesario al trabajo y buscar un mejor balance con mi vida personal”.
Para el 49% de los jóvenes, “trabajar es un medio para concretar proyectos personales". Ni 100% remoto, ni 100% presencial. La flexibilidad es la nueva normalidad.
El binarismo entre “oficina y remoto” surge como un debate superado. Solo el 18% acepta la virtualidad exclusiva y el 15% la presencialidad. El futuro del trabajo se presenta como una combinación de ambas sin bordes rígidos. Para el 42% el modelo ideal es híbrido con elección de día y horario, y 8 de cada 10 trabajadores y estudiantes definen el “empleo ideal” como aquel que brinda flexibilidad en el manejo del tiempo.
Lo que antes representaba un beneficio especial hoy es un estilo de vida al cual no se quiere renunciar. Uno de cada 3 trabajadores en formato híbrido o remoto “renunciaría o buscaría otro empleo si le pidieran trabajar full presencial”, y para 6 de cada 10 “es un factor de decisión a la hora de elegir un empleo”. Una experiencia laboral de aprendizaje continuo es la clave para asegurar talentos.
El nivel de rotación de empleados actual está íntimamente asociado a la dinámica natural del desarrollo profesional. El 56% declara: “No me caso con ningún trabajo, priorizo mi bienestar y las oportunidades más convenientes”. Lo que puede leerse como falta de compromiso, para los más jóvenes, significa compromiso hacia uno mismo o hacia un proyecto personal.
La fórmula para retener talentos debería incluir una dosis importante de nuevos conocimientos, habilidades y experiencias. Por eso, para el 77% de los trabajadores el “Aprendizaje continuo” es el atributo más importante para el desarrollo profesional, superando el atributo “Nivel de remuneración”, que alcanza un 57%.
Los nuevos formatos de trabajo demandan un liderazgo People Centric. En un contexto donde el 88% de los trabajadores valora la autonomía para elegir cuándo y en qué lugar trabajar, y donde el 52% piensa que la oficina (física) no es necesaria para generar cultura organizacional, el nuevo estilo de liderazgo exige no solo mejorar la capacidad de gestionar el tiempo dedicado al trabajo, sino también liderar en dos ámbitos simultáneos (remoto y presencial), aplicando el concepto de inclusión a la decisión del formato laboral individual.
Los soft skills se complementan con una comunicación clara y generación de empatía en ausencia de ámbitos de socialización y espacios de motivación y guía presencial. Se trata de priorizar a la persona por sobre el colaborador, a la experiencia de vida frente a la experiencia laboral, al bienestar general y a la generación de un buen clima de trabajo. En síntesis, las nuevas generaciones avanzan hacia un nuevo modelo de bienestar.
El futuro del trabajo se presenta como “embebido”, integrado a la vida, con foco en objetivos, flexible y sin fronteras. La propuesta de valor de las empresas deberá poner especial foco en atención al salario emocional. El liderazgo enfrenta el desafío de transitar el cambio con la responsabilidad de reducir tensiones. Cambiar o no deja de ser una disyuntiva.
Por Fernando Cabarco, director de Estrategia de VMLY&R
