Quito ha tenido un crecimiento exponencial en ciertas áreas; una de ellas es la gastronomía. Hoy, podemos encontrar todo tipo de comida en la capital ecuatoriana y con una variedad de ambientes.
El aumento de restaurantes es impresionante. Calles como la Isabel la Católica o la República de El Salvador están llenas de cafeterías, restaurantes, bares y hasta cafés al paso. A veces parece que estamos en una pequeña calle de Miami, París o Nueva York. Éstas tienen un ambiente distinto; animado, aglomerado y vanguardista que ni la inseguridad frena la concurrencia de personas.
Este era ese algo que le faltaba a Quito. Su belleza arquitectónica o la calidez de su gente nunca estuvieron en duda pero ese ambiente cosmopolita - que para muchos puede volverse caótico - era lo que necesitábamos para tener una ciudad con un poco más de vida. Esto además, se traduce en mayores ventas para este tipo de negocios y para otros que están relacionados como el textil y la belleza. Una salida muchas veces puede implicar un outfit especial y una arreglada en la peluquería. Creo que de cierta manera estas calles animadas nos motivan a mejorar nuestra propia percepción de la situación que vivimos no solo en el país sino en nuestra propia vida.
A veces somos reflejo del contexto en el que estamos y estoy convencida que el movimiento y el alboroto en estas áreas permiten que encontremos motivación dentro de tantas malas noticias. Parece que en estas calles no hay recesión, depresión o quejas al gobierno.
Gracias a estos restaurantes hemos aprendido sobre varios tipos de comida, hemos experimentado distintos conceptos y nuestra propia gastronomía ha evolucionado dando cabida al posicionamiento de chefs ecuatorianos a nivel mundial. Muchos de ellos y sus restaurantes han sido partes de entrevistas en esta revista. Por nombrar algunos tenemos a 3500, Sailor Coffee, Neuma y Urko.
Chefs como Alejandro Chamarro y Pia Salazar han participado en eventos a cuatro manos con los mejores chefs de Perú y México. Restaurantes como Zfood, Cire o Somos son parte del reconocido premio de los 50 Best Restaurants.
Antes podíamos disfrutar de estos lujos sólo saliendo del país y ahora ya lo tenemos aquí mismo. Ahora no solo vemos la noticia sino que somos parte de la noticia. Espero que pronto tengamos restaurantes con estrellas Michelin.
Por todas estas razones considero que Quito ya es una capital gastronómica y eso nos ha ayudado enormemente al posicionamiento de Quito como atracción turística. Con esto me refiero no solo a turismo internacional sino también turismo local. Cuando viene gente de Guayaquil o de Cuenca tienen ya en mente algunos lugares gastronómicos a los que quieren ir. Lo mejor de todo esto es que también se está replicando en otras ciudades del país donde ya vemos repuntarse a muchos restaurantes.
Como una política de vida y dependiendo de nuestros presupuestos y disponibilidades de tiempo se puede hacer una lista de aquellos lugares que nos llaman la atención y podríamos agendarnos una vez a la semana o al mes para ir a conocer algunos de los tantos que existen en Quito. Esto nos permite darnos un gusto, aprender y ser la excusa para compartir con quienes más queremos. (O)