Querido lector, este es mi décimo artículo en Forbes y quiero empezar agradeciéndote por estar aquí, por leer líneas de desconocidos, al final sin ti los escritores no tendríamos mucho sentido.
Hace tiempo venía pensando sobre que escribir, muchas ideas venían a mi mente, pero ninguna realmente me convencía, hoy al fin encontré el tema del que me gustaría hablar, y es sobre, los sueños olvidados y los no soñados.
Luego de mi última sesión de terapia descubrí que ya había cumplido algunos de mis sueños que de pequeña había imaginado, incluso me di cuenta de que había realizado sueños que jamás soñé, porque supongo que en su momento eran muy grandes o quizás los veía inalcanzables.
Ahora les pregunto, ustedes, ¿se han agradecido a sí mismos por cumplir estos sueños?, ¿has parado un momento para ver si ya los cumpliste?, ¿o si has cambiado de sueños?, ¿o quizás hay algún sueño no soñado que lo estás viviendo ahora?, ¿se te acabaron los sueños?
Todo esto no me había cuestionado hasta que mi psicólogo me ayudó a hacerlo, me di cuenta de que la Isabel de hace algunos años soñaba con cosas que hoy ya las había construido, pude comprender que a veces no paramos unos segundos en la vida para apreciar lo que hemos alcanzado, nos olvidamos que el presente alguna vez fue un anhelo y hoy es una realidad, que importante es felicitarnos y abrazarnos a nosotros mismos por cada logro, incluso por aquellos que los tenemos olvidados y por los que nunca soñamos.
Creo que como somos seres humanos tenemos una ventaja evolutiva al poder pensar en nuestro futuro, es una habilidad que nos da la oportunidad de elegir que carajos hacer con nuestra vida, incluso cuando esta nos patea todos los planes o sueños, sin embargo, también creo que en este mundo todo va tan rápido, que nos olvidamos de vivir esos sueños, nos olvidamos que cada pasito colabora a esa construcción que tanto queríamos y de repente luego de mucho trabajo y esfuerzo un día se hacen realidad y ese momento no lo festejamos con la misma alegría que alguna vez lo imaginábamos, ¿por qué? La respuesta correcta obviamente no la tengo y estoy segura de que cada persona puede tener una distinta y todas seguramente sean válidas.
Siempre que vemos a algún ser querido cumplir un sueño, meta u objetivo, lo felicitamos, lo abrazamos e incluso le decimos palabras de orgullo y de aliento, ¿y porque no hacer esto con nosotros mismos?, hoy les invito a tener esa conversación interior, al final llevamos toda la vida con nuestra propia compañía y así lo seguiremos haciendo; por eso hoy te pregunto, ¿y tú ya te felicitaste? ¿Te felicitaste por los momentos en que quisiste tirar la toalla y no lo hiciste? ¿Por esas noches de insomnio pensando en cómo construir tu sueño? ¿Ya te felicitaste por tener la satisfacción de un trabajo bien hecho?
Por si todavía no lo has hecho, te invito a felicitarte por ese sueño cumplido que quizás te has olvidado ya que hoy es tu día a día.
Si sientes que no tienes sueños, quizás es porque ya los cumpliste y no te has dado cuenta, o llegó la hora de buscar unos nuevos, sea cual sea el camino que hoy elijas espero que sepas felicitarte y abrazarte en todo momento, y si eres de las personas que decide no ponerse metas y vivir lo que venga, quiero decirte que eso también está bien, a la final creo que no deberíamos depender ni si quiera de los sueños para mantenernos vivos.
Cada día estoy más segura de que es necesario detenernos un momento, tomar contacto con nosotros mismos y darnos una serie de preguntas, de las cuales muchas no tendrán respuesta, pero supongo que por algo se empieza… (O)
