Hace muchos años que asesoro artistas y deportistas de élite en materia de planificación patrimonial. Cada caso es un mundo y los desafíos siempre se renuevan. Sin embargo, si miro hacia atrás, hay aprendizajes que se desprenden de todas estas experiencias. Decir cuántos sería muy difícil, pero como no quiero aburrirlos, hice una selección de 12 cosas que aprendí en este tiempo:
● Los viajes constantes -a los que están acostumbradas estas personas- son agotadores, tanto física como mentalmente. Desde afuera, muchas veces, podemos verlo como un sueño, pero la realidad es bastante diferente. No tengan dudas.
● Muchas veces, hay poco tiempo para disfrutar el dinero que se genera y, por eso, la tendencia a comprar bienes de lujo que brindan satisfacción inmediata en lugar de invertir con una mirada a largo plazo.
● Que les resulta muy difícil negar plata a amigos de toda la vida cuando vienen con ideas fantásticas, en las que el artista o deportista en cuestión debe poner tanto el nombre como el financiamiento.
● Que subir a sus habitaciones solos, después de un recital para decenas de miles de personas es algo muy difícil de procesar emocionalmente. Lo mismo a nivel deportivo, después de grandes victorias o duras derrotas.
● Muchas veces, aunque sea doloroso de reconocer, los principales enemigos de estas figuras son quienes están más cerca y quienes más influyen en las decisiones que toman. Esto no es siempre así, claro, pero sí pasa más veces de las que pensaríamos.
● Lamentablemente, los artistas y deportistas de élite muy rara vez planifican sus patrimonios. A temprana edad porque es caro, más avanzados en sus carreras porque no encuentran el momento adecuado y, más cerca del retiro, porque ya es tarde. En los tres casos están cometiendo un error.
● No es un mito aquello de los amigos del campeón o que la distancia entre estrella y estrellado es mucho más corta de lo que uno pudiera imaginar.
● Que cuesta pagar por asesoramiento y, por lo tanto, estas estrellas internacionales, prefieren no ver lo gastan en ese rubro.
● Les importa mucho -de verdad, mucho- la opinión de la gente y que esa opinión, en muchos casos, termina pesando al momento de tomar decisiones clave en materia de planificación patrimonial. ¿Un ejemplo? Las mudanzas internacionales y los consiguientes cambios de residencia fiscal.
● Que les cuesta mucho pensar a largo plazo, especialmente en cuestiones ajenas a sus carreras profesionales. Por eso, rara vez preparan su retiro con la adecuada anticipación.
● Les resulta más cómodo y natural asesorarse en temas jurídicos, contables y financieros con personas con quienes tienen un vínculo personal/afectivo en lugar de recurrir a los especialistas más capacitados, algo que sí buscan en cuestiones vinculadas a sus carreras (representantes, agentes, entrenadores, preparadores físicos, coreógrafos, discográficas, psicólogos, etc.).
● Que, lamentablemente, nadie les habla de temas impositivos y mucho menos de planificación patrimonial. Y eso, siempre tiene consecuencias.
Son años con estos temas. He visto una inmensa diversidad de casos. Sin embargo, todavía me sigo sorprendiendo con los clientes. La falta de información y de conciencia sobre la importancia de planificar correctamente el patrimonio siguen estando presentes. ¿Cada vez menos? Quizás. Pero queda mucho camino por recorrer -y no sólo para las estrellas, sino para todas aquellas personas que tengan, aunque sea mínimo, un patrimonio-.