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Somos un país privilegiado, y no nos debemos olvidar la responsabilidad que tenemos para que siga siendo mejor. Está en nuestras manos, prohibido olvidar.

21 Septiembre de 2022 12.37

Pasa el tiempo y somos memoria, fotos, recuerdos, marquitas en la pared. Escribía Jorge Ortiz que ““quizá -decía Aldous Huxley con su autoridad de hombre sabio y visionario- la más grande lección de la Historia es que nadie aprendió nunca las lecciones de la Historia…”. Si, una y otra vez los pueblos (y, sobre todo, sus dirigentes) cometieron los mismos errores: violencia, desenfreno, codicia, corrupción, demagogia, populismo, intolerancia”. Estos errores se cometen porque olvidamos. Para mal y para bien olvidamos. Por eso, se vuelve un ejercicio constante y necesario hacer memoria y recordar para no tropezar con un pasado ajeno. 

Por eso, es necesario recordar que el sufrimiento de la gente se produce por decisiones equivocadas de políticos que solo les interesa mantener y captar poder para proteger sus espacios de influencia, como los antes descritos errores. Este no es un país pobre, pero sí mal administrado. Y aunque esto es así, no debemos olvidar que de un mal gobierno se sale en la siguiente elección, pero de una dictadura nunca. 

Prohibido olvidar que los parásitos que se enquistan en cargos públicos para servir, lo único que les interesa es servirse. Que es deshonesto aceptar un cargo público para el cual no tienen la capacidad y no olvidemos de aquellos políticos que creen que el Estado es solo una gran empresa, de la que se sirven permanentemente y cuya única forma para mantenerse en este negocio es corrompiendo a los demás. Prohibido olvidar de las fortunas inmediatas y sospechosas, casi siempre son mal habidas.

Prohibido olvidar que todos aquellos que se defienden diciendo que son “perseguidos políticos”, terminan siendo culpables y esa es la única manera desesperada y cobarde de desviar la atención. Casi siempre es una muletilla que utilizan para ganar tiempo e intentar, con poco éxito, deslindarse de cualquier responsabilidad. Aquel que es honesto, no tiene necesidad decir que es perseguido político. Nadie debe victimizarse para eludir responsabilidades ante sus actos ilícitos. 

Prohibido olvidar que la afirmación “cada ladrón juzga por su condición” es siempre cierta y contundente. 

Prohibido olvidarnos de los políticos que han sido sentenciados. De algo resultaron culpables. No tanto por el hecho de su cobardía, sino para que cuando paguen sus penas no vuelvan a seguir cometiendo fechorías. El que tiene una sentencia condenatoria, aunque no le guste, es un delincuente. 

Prohibido olvidar que existe gente cínica, olvidadiza y desmemoriada. Nada más despreciable como el traidor o como el que niega una verdad, sólo por cobardía, estrategia o ambas. El cínico y sinvergüenza miente y manipula.

Prohibido olvidar que el que presume, carece, que es necesario soñar, que la esperanza es lo último que se pierde y que siempre se vuelve a construir. 

Prohibido olvidar que hay que desconfiar de las ideologías basadas en un jefe carismático, en el nacionalismo exacerbado, en el ideal de tener a toda la nación bajo una misma camisa, salvo la de la Selección. La ideología no da de comer, solo a las élites que buscan el poder a nombre de un discurso mentiroso y populista.

Prohibido olvidar que el autoritarismo es alérgico a los debates acalorados. Tampoco nos olvidemos que “los autoritarios necesitan gente que promueva los disturbios o desencadene el golpe de Estado. Pero también necesitan a personas que sepan utilizar un sofisticado lenguaje jurídico, que sepan argumentar que violar la Constitución o distorsionar la ley es lo correcto. Necesitan a gente que dé voz a sus quejas, manipule el descontento, canalice la ira y el miedo e imagine un futuro distinto”, como afirma Anne Applebaum. Desconfiemos de aquellos cuyo único papel consiste en defender a los líderes por más deshonestas que sean sus declaraciones, por más extendida que sea su corrupción y por más desastroso que resulte su impacto en las instituciones y en la gente. 

Prohibido olvidar a aquellos gobiernos que incluyen en altos cargos a los más leales y lambones, y no a los verdaderos trabajadores ni a los más capaces. No es posible usar a personas dispuestas a plegarse a las normas del cacique de turno y ser los tontos útiles que necesita su proyecto.

Sin embargo, a pesar de todo, está prohibido olvidar que este es un país privilegiado donde podemos disfrutar de las cosas simples, de pisar hojitas secas en la calle, ver amaneceres, bailar estrellas fugaces, tomar agua de coco, tener miel en nuestras lunas y, a fin de cuentas, ser felices con poco. Somos un país privilegiado, y no nos debemos olvidar la responsabilidad que tenemos para que siga siendo mejor. Está en nuestras manos, prohibido olvidar. (O)

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