Ojalá: palabra encantadora. Con un toque de misterio y un doble sentido mágico. Denota, por un lado, un vivo deseo de que suceda algo en el futuro. Y expresa, por otro, una dosis justa de incertidumbre, de duda de que se logre. Un amasijo de esperanzas y recelos. Algo brumoso, pero posible... El cantor Silvio Rodríguez inmortalizó la palabra en una canción de amor inigualable. "Ojalá que la luna pueda salir sin ti", decía uno de sus versos... Ojalá, buen término para imaginar deseos a nuestra estropeada situación.
La naturaleza es la primera invitada. Ojalá -reconociendo los abusos cometidos- no se ensañe con nosotros. No siga enviando esos rayos que despedazan los suelos, achurruscan los sembríos y queman los rostros. Esos ardores que se chupan las aguas serenas de los lagos o tumultuosas de los ríos. Y que nos dejan -junto con la mala gestión- secos y racionados en bienes elementales para la vida y la muerte... Ojalá.
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Es hora que la violencia y la sangre reciban su golpe de gracia. Ojalá terminen los muertos por ajuste de cuentas o por asalto a los bienes o por daños colaterales . Que el estado haya aprendido lo complejo del asunto y acopie nuevas fuerzas, estrategias integrales, aliados de confianza. Que la información fluya completa, oportuna, contextualizada, sin propaganda. Que volvamos a caminar de la mano sin tensiones ni miradas furtivas... Ojalá.
Resulta vital que las riquezas que nos inundan se distribuyan sin privilegios y no aumenten los parias en las esquinas, ni las manos infantiles pidiendo caridad. Que se acaben la deudas que nos dejan empeñados, marcados y maniatados. Que no se escurran las platas y circulen multiplicando los empleos estables, decentes. Que la inversión deje de ser ilusión y llegue a manos llenas, con reglas claras, con seguridad jurídica... Ojalá.
Los servicios básicos precisan ser un respiro y no una calamidad. Es hora de las renovaciones, de la eficiencia, la calidad y la sostenibilidad. No es posible que se deterioren más, que se vayan a pique. Asegurar salud y educación humana es lo menos que se puede exigir. Junto con luz, agua e internet constantes. Que nos dejen a oscuras o con sed o sin diálisis ni medicinas, peor con explicaciones de papel o para tarados. Que no se olviden que son obligaciones y no regalos... Ojalá.
La migración continúa como espina atravesada en el corazón. Que no deban jugarse la vida para vivir. Que no se destrocen más las familias ni aumente la orfandad. Que se queden a aportar y a luchar en un país que es el suyo, a pesar de haberles dado la espalda. Que se quiebren las razones de su huida, inseguridad y desempleo. Que el miedo y la desilusión no les supere. Que no nos dejen solos... Ojalá.
UN PODER MÁS HUMANO
La burocracia nos ha martirizado un año más. Ojalá sea tiempo de retorcer su cuello y reducirla a su mínima expresión. Para que no nos tenga en fila por horas. Para que no invente trámites ridículos. Para que cumpla sus horarios y no desprecie nuestro tiempo. Para que nos trate como a personas y no mienta tanto. Para que no se desquite de sus frustraciones con nosotros... Ojalá.
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Ojalá el poder no siga envenenando el alma. No siga atrayendo a los mediocres y bandidos. Que la corrupción sea destapada sin reservas para llevar a prisión a los malandrines de cuello blanco. Que los juicios fluyan raudos y los castigos lleguen sin dedicatoria. Que los avivatos aspirantes al poder se queden con los churos hechos. Que renazca la sensatez para aplastar el derroche y valorar la austeridad... Ojalá.
La campaña electoral sube al escenario desde enero. Ojalá no nos maltraten ni se burlen como siempre. Es hora de que los bailarines inventen algo constructivo, ya han ocasionado suficiente daño. Quizá atender más a atributos propios que a debilidades ajenas. Quizá desnudar con sustento trafasías y corruptelas. Quizá pulverizar las ofertas populistas y patrioteras. Quizá reducir la plata de las campañas de engaño técnico. Quizá proponer una visión de país en vez de jirones inconexos... Ojalá
Los absurdos de la guerra nos han acompañado de nuevo. Más de 50 mil víctimas han quedado en los campos palestinos y ucranianos. La comunidad mundial y su famosa ONU han mostrado impotencia y complicidades. Los acuerdos de paz resultan hoy imprescindibles. Que los pueblos arrasados de Palestina y Ucrania alcancen una paz digna y duradera... Ojalá.
Ojalá que el próximo año nos vaya bien a todos. A nuestras parejas, nuestros hijos y nietos, nuestros padres y hermanos... Y al paisito para que salte de las minucias dolorosas y nos sorprenda con una visión refrescante de país que aprovecha lo mucho que tiene. Y que la clase política -ya que no puede ser extirpada- supere la mezquindad de sus intereses...
Ojalá que tú, los tuyos y los míos sigamos creciendo y volando juntos... Ojalá. (O)