Las matemáticas no me gustaban mucho y creo que por eso me hice abogado, aunque he de reconocer que en ocasiones son divertidas o prácticas, y de ahí entiendo además que algunos digan que los números son, al igual que la filosofía, la base para el resto de las ciencias.
No me había dado cuenta por ejemplo que el Túnel Guayasamín tiene una longitud aproximada de 1.3 kilómetros lineales y que si vamos y volvemos por él, habremos recorrido 2.6 kilómetros lineales, lo que es casi la diferencia de altitud entre Quito y Guayaquil.
En este sentido resultan divertidos los números para imaginarse que todo el tiempo que nos toma llegar a la costa por vía terrestre y que en promedio son unas 6 horas, habremos bajado el equivalente a una ida y vuelta por el Túnel Guayasamín, lo cual sumaría unos 6 minutos más o menos. ¿No se habían dado cuenta de esto, simpático verdad?
Igual, es gracioso pensar que una vez dupliqué la edad a mi mujer: yo tenía 6 años y ella 3. Ahora solo le saco una diferencia de 3 años.
¿Más números a ojo de abogado? Según las estadísticas del Ministerio del Trabajo, existen 18 organizaciones sindicales registradas entre federaciones y confederaciones, que juntas suman 165.123 socios o afiliados en todo el Ecuador.
Ahora hagamos la siguiente relación según lo de arriba: De acuerdo a datos del INEC, a agosto del 2021, 12.7M de personas estarían en edad de trabajar, pero solo el 21.8% de esta población tiene un empleo adecuado, es decir, aproximadamente 2.8M de personas (y eso que subió estos últimos meses) por lo que cerca de 9.9M se encuentran entre el desempleo; el empleo inadecuado; el empleo no pleno; o el empleo no clasificado, etc.
Si existen solo 2.8M de personas con un empleo adecuado, esto quiere decir que los trabajadores representados por las federaciones y confederaciones representan el 5.9% de esos trabajadores, pero si los consideramos en relación con la población en capacidad de trabajar, las organizaciones referidas representan solo el 1.3% de la población con posibilidad de empleo (si no me equivoco en los números, porque como dije, no me gustan mucho).
De esta manera, como el ejemplo del viaje a la costa, tal vez nos sorprendemos cuando vemos que quien dice “representar” a la clase trabajadora de cara a las reformas laborales, son entidades gremiales que solo representan al 1.3% de la población en capacidad de trabajar.
Ahora vamos al derecho y a lo práctico. La “representación” en términos jurídicos tiene un estrecho vínculo personal. Es decir, yo represento a alguien que ha confiado en mí y me ha pedido expresamente que obre en su nombre; o, a veces sucede que por algún evento imperioso lo hago sin que me lo haya pedido, pero por la misma confianza, luego esta persona ratifica mi gestión.
Para ser un poco más técnico, la representación en derecho tiene una figura conocida como el mandato, que es un contrato esencialmente basado en la confianza. Así el que encarga se llama mandante y el que ejecuta se llama mandatario. En el caso del mandatario que actúa sin conocimiento del mandante, y este último finalmente lo ratifica, se da algo que se llama la “agencia oficiosa”, que también tiene los mismos fundamentos.
De esta manera, viendo los números y el derecho, personalmente no considero que el 1.3% de la población está representando al otro 9.9M de personas que buscan un empleo (por más respetables que sean las minorías), pues pienso que el mensaje enviado hasta ahora no es el apropiado.
Al contrario, yo diría que los 9.9M de ecuatorianos que no tienen un empleo adecuado, están buscando que los represente un mandatario que les garantice una fuente de trabajo, un sueldo, una estabilidad económica, alguien a quien puedan confiar una gestión que los saque del hueco en que se encuentran.
Así, los números resultan interesantes, pues si por último alguien quiere actuar como “agente oficioso” de una inmensa mayoría, sosteniendo tesis caducas que no permiten el desarrollo, seguro sus gestiones no serán ratificadas, y esto en la moral, como en el derecho también tiene repercusiones. Entonces, hay que tener cuidado con quien va a representar a la clase trabajadora, porque estoy casi seguro que la gran mayoría de ecuatorianos están esperanzados en dar su confianza a alguien que le dé posibilidades de empleo, sin dejar de lado, claro está, que esto se dé bajo un marco legal racional. (O)