No todas las startups necesitan inversores
Leandro Szachtman especialista en Marketing y Transformación Digital
Leandro Szachtman especialista en Marketing y Transformación Digital
Cada vez son más las personas que deciden buscar otra fuente de ingresos distinta a su empleo, ya sea con la idea de dedicarse 100% a ese nuevo camino o con la idea de complementar su actual trabajo. Sin embargo, iniciar estos caminos implica una inversión de tiempo y dinero que no todos están dispuestos a hacer.
Cuando hablamos de inversión de tiempo, nos referimos a cuántas horas a la semana o al mes se le podrá dedicar a este nuevo camino. Qué vamos a dejar de hacer o cómo nos vamos a organizar para poder crear este espacio de tiempo e invertirlo en esta apuesta a futuro. Aunque en muchos casos alcanza con invertir tiempo, en la gran mayoría no es lo único que se necesita. Es aquí donde aparece la necesidad de fondos para poder financiar el proyecto que está naciendo. Todos tienen la capacidad de encontrar un espacio para poder invertir tiempo, pero no todos disponen de la capacidad o de la voluntad para invertir el dinero propio.
Muchos emprendedores tienen que tomar una decisión, que en ese momento no tendrá un impacto real pero que a futuro puede ser algo que realmente afecte al negocio. Nos referimos directamente a la opción de buscar inversores o ir por el camino del bootstrapping.
Explicado de forma simple, bootstrapping es un término en inglés que se utiliza para expresar la idea de iniciar un negocio con pocos recursos, lo que contempla técnicas para poder desarrollar un proyecto y convertirlo en un negocio contando con recursos limitados.
Toda decisión al momento de emprender tiene consecuencias, algunas son inmediatas y otras nos daremos cuenta únicamente si llegamos al punto de madurez de nuestro negocio. Pero arranquemos por las implicancias de la primera decisión: ¿Iniciamos un proyecto con muy pocos recursos o salimos a buscar dinero externo?
Si tomamos la decisión de invertir recursos propios y limitados, esto podría afectar la velocidad con que crece tu proyecto, puede dificultar decisiones comerciales u operativas, pérdida de oportunidades, entre otros. Si fuéramos por el segundo camino, las opciones que tendremos están vinculadas a familia y amigos, a aceleradoras o incubadoras de emprendimientos en etapa temprana, a fondos del gobierno orientados a estimular y desarrollar emprendimientos o a inversores ángeles.
Sin embargo, es muy fácil pensar que comenzar un emprendimiento con dinero ajeno es más simple o más sencillo, ya que reduce el riesgo del capital propio, pasando a ser únicamente una inversión de tiempo. Llegado a este punto es que puedo afirmar que no todas las startups necesitan inversores.
¿Es mejor evitar a los inversores externos? La respuesta puede abordarse desde dos ángulos diferentes. En primer lugar, ciertos modelos comerciales simplemente no necesitan fuentes externas de financiación para demostrar que funcionan. En segundo lugar, informar y estar en contacto permanente con los inversores no es para todos. Es una carga que no todos están dispuestos o aptos para manejar.
Es sumamente importante considerar si realmente necesitan financiación externa. Los emprendedores que siguen la ruta del bootstrapping deben esperar un progreso más pequeño y más lento. Sin embargo, la clave es el crecimiento sostenible. Es importante separar a los emprendimientos que viven de su facturación de los emprendimientos que viven de sus inversores, y esta política es la que también marcará el potencial crecimiento o sostenibilidad del negocio.
El mayor desafío de iniciar una startup no es necesariamente su idea o motivación, sino cómo hace crecer un equipo que también cree en su visión. Sin financiación, puede resultar difícil atraer talento al principio.
*El autor, Leandro Szachtman, es profesional de marketing digital con amplia experiencia en las industrias de salud, tecnología y farmacéutica. Está especializado en transformación digital y lanzamiento de productos, centrado en los KPI y el rendimiento.